Cristina Riera
Hoy os hablamos de una actividad lúdica y veraniega. Este mes de julio hemos celebrado la quinta edición de la fiesta El museo en familia, en la que los trabajadores del museo podemos participar acompañados de nuestros hijos, nietos, sobrinos, etc.
La fiesta siguió el mismo formato que en ediciones anteriores, con algunas novedades. La primera actividad estuvo relacionada con el museo para que los más pequeños conocieran aspectos nuevos de las colecciones o de las instalaciones. Este año organizamos un concurso de pintura para familias en la Sala Oval. A continuación, el relato de la experiencia.
A cada grupo de artistas se le entregó un pack de material formado por un caballete, un lienzo, varios pinceles, un lápiz, goma de borrar, vasos con pinturas de diferentes tonalidades, una paleta para poder hacer mezclas de colores y un delantal de plástico para no mancharse.
Cada familia tenía que escoger una obra del museo entre varias reproducciones de piezas de diferentes épocas distribuidas por las paredes de la Sala Oval, y hacer su propia interpretación. Así, se convirtieron en artistas, dejando fluir su talento y haciendo volar la imaginación.
Joan Yeguas, conservador de las colecciones de Renacimiento y Barroco del Museu Nacional, fue la persona encargada de valorar las pinturas presentadas a concurso y decidir los ganadores. Hay que decir que, dada la creatividad y la calidad de las pinturas, lo tuvo muy difícil para escoger sólo tres obras.
Primer premio: familia Roca Almirall
Interpretación de la familia Roca Almirall de la obra San Jorge matando al dragón (Anónimo, finales del siglo XV)
Segundo premio: familia Ruiz
Interpretación de la obra Tournée du Chat Noir (Théophile Alexandre Steinlen, 1896)
Tercer premio: familia Roig Baquero
Interpretación de la obra Naturaleza muerta con flores en una cesta y pájaro exótico (Pedro de Camprobín, hacia 1640)
Terminada la sesión de pintura, la fiesta continuó al aire libre. A la cincuentena de participantes -29 niños y 22 adultos- nos esperaba la tradicional merienda. Los niños pudieron jugar a fútbol, baloncesto, juegos de mesa gigantes, hacer burbujas de jabón, pintura de caras, y saltar y bajar por el tobogán del inflable, en el que este año incluso los adultos nos atrevimos a subir para convertirnos en niños durante un rato.
Como siempre, la experiencia ha sido fantástica y muy enriquecedora. Los niños han aprendido muchas cosas de la actividad que se lleva a cabo en el museo y tanto pequeños como mayores hemos disfrutado juntos de una tarde de entretenimiento y diversión, fortaleciendo nuestras relaciones, en el marco incomparable del museo.
Departament de Comunicació