Transformar la mirada: la visibilidad de las mujeres artistas

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Sílvia Redondo, Mireia Rosich e Íngrid Vidal

El pasado 10 de marzo, con motivo del Día Internacional de las Mujeres, se llevó a cabo la actividad «Transformar la mirada: la visibilidad de las mujeres artistas» en formato virtual. Este evento, organizado por la Biblioteca Joaquim Folch i Torres del Museu Nacional y la Xarxa de Museus d’Art de Catalunya, tenía como principal objetivo conocer, repensar y debatir el lugar que ocupan las mujeres en los museos mediante un diálogo entre las invitadas y los participantes en la actividad.

La idea de este diálogo surgió de la necesidad actual de establecer una revisión de los discursos institucionales para dar voz a una realidad oculta durante mucho tiempo en los depósitos de estas instituciones y transformar la mirada que tenemos actualmente sobre estas artistas.

Las invitadas a este Diálogo fueron Elina Norandi, Laia Manonelles y la artista Mari Chordà, todas ellas relacionadas con el mundo del arte, quienes, a partir de su experiencia y sus vivencias, nos hablaron de la visibilidad de las mujeres artistas desde distintos puntos de vista. Moderaron el encuentro Mireia Rosich, directora del Museu Víctor Balaguer, y Sílvia Redondo, responsable de la Biblioteca Joaquim Folch i Torres del Museu Nacional d’Art de Catalunya.

El objetivo del acto era claro: mejorar la visibilidad de las mujeres artistas, sobre todo de las que todavía hoy son invisibles, y transformar nuestra mirada para conseguir cambiar esta situación. Para ello, la Biblioteca y la Xarxa pensaron en una actividad viva, un diálogo entre mujeres de diferentes ámbitos, todas ellas relacionadas con el mundo del arte que, mediante su experiencia y sus vivencias, dejaran constancia de cuál es la situación actual de las mujeres artistas. Y así es como surgió este encuentro.

Activitat “Transformar la mirada: la visibilitat de les dones artistes”,
Actividad “Transformar la mirada: la visibilidad de las mujeres artistas”, el pasado 10 de marzo en Museu Nacional

Recientemente la Xarxa de Museus d’Art, desde la comisión «Feminismos e identidades», creada para tratar temas de género, encargó a Elina Norandi un estudio sobre las mujeres artistas presentes en las colecciones de los veintidós dos museos que actualmente la conforman. A partir de este estudio se ha obtenido el censo de las mujeres con presencia en las colecciones públicas de los museos de arte más relevantes del territorio. El censo permitirá cruzar datos y encarar propuestas para el futuro, no solo expositivas, sino también de investigación y de interpretación, una información que habrá que tener en cuenta en la política de adquisiciones.

El evento se dividió en dos grandes bloques: en el primero, las invitadas hicieron una breve presentación, y en el segundo, invitadas y participantes establecieron un interesante diálogo sobre los temas expuestos en las presentaciones.

Bloque 1. Presentaciones de las participantes

Elina Norandi

Elina Norandi es historiadora, crítica de arte y comisaria de exposiciones. Doctora en Historia del Arte, es también profesora titular de Historia del Arte en la Escola Superior de Disseny i Art Llotja. Ha publicado un gran número de artículos, ensayos y capítulos de libros sobre la iconografía producida por mujeres en el arte moderno y contemporáneo. También se ha interesado por los discursos artísticos relacionados con cuestiones de género, sexualidades disidentes y teoría queer. En 2017 fue nombrada comisaria del Año Sacharoff por el Departamento de Cultura de la Generalitat de Catalunya.

Fruto de su primer estudio, Norandi explicó que hay centros, como el Museu Episcopal de Vic, que no están incluidos en el censo porque no tienen documentadas autorías de mujeres. En cambio, el Museu Nacional d’Art de Catalunya, el Museu d’Art Contemporani de Barcelona (MACBA) y el Museu del Disseny de Barcelona han aportado el grueso de nombres de mujeres artistas. Las del MACBA son artistas actuales, la mayoría todavía trabajando. Otros museos han aportado artistas contemporáneas, pero también los hay de los siglos xix y xx. En el caso del Museu del Disseny se ha descartado incluir a las diseñadoras de moda, que quedarían para una segunda parte.

El total de mujeres artistas es de 1.249, aunque es una cifra provisional; aún están pendientes de revisar muchos datos de los inventarios y seguramente se añadirán más.

Se han podido extraer algunas conclusiones relacionadas con la presencia de mujeres en los museos. De momento, se han censado:

– 132 artistas presentes en más de un museo;

– 79 en más de dos, la mayoría contemporáneas;

– 36 artistas en 3 museos;

– 8 artistas representadas en 4 museos;

– 4 artistas en 5 museos: Lola Anglada, Fina Miralles, Pilarín Bayés y Roser Bru;

– 1 artista con obra en 6 museos: Maria Girona;

– 3 mujeres en 7 museos: Esther Boix, Concha Ibáñez y Aurèlia Muñoz;

– la artista más representada, hasta el momento en 8 museos, es María Asunción Raventós.

Se ha podido constatar que, a grandes rasgos, los nombres más presentes se vinculan a la llamada tercera ola feminista, artistas que desarrollaron su obra en los años setenta. De generaciones anteriores solo se ha identificado a Lola Anglada y a Ángeles Santos. El resto son artistas más contemporáneas, como Gloria Cot, Núria López Ribalta o Eulàlia Valldosera, que todavía están produciendo obra.

«El estudio es un punto de partida. De momento hemos recogido datos muy básicos para poder hacer este inventario conjunto. De muchas no se tienen ni los datos básicos, como su lugar de procedencia o algunas fechas», comentó Norandi.

También se ha podido hacer una clasificación geográfica según los datos recogidos:

– Más de 500 artistas han nacido en Catalunya.

– 118 nacieron en el resto del Estado español.

– 210 son del resto de Europa (principalmente de Alemania y Francia, seguidas del Reino Unido, Italia y Austria).

– 89 nacieron en América (45 en Estados Unidos y 10 en Argentina).

– 23 son asiáticas (11 de Japón, 4 de Israel, pero también de Irán, la India, Afganistán y Corea del Sur).

– Hay 7 nacidas en África (mayoritariamente en Egipto y Marruecos).

– Hay 1 artista australiana.

En cuanto a la cronología:

– La gran mayoría nacieron en el siglo xx.

– 125 artistas nacieron a lo largo del siglo xix.

– Hay 5 artistas nacidas en el siglo xviii, entre las que encontramos a Angelica Kauffmann y Elisabeth L. Vigée Le Brun.

– 2 artistas del siglo xvii, aunque bastante desconocidas, son Claudine Bouzonnet Stella y María Magdalena Küssell.

En cuanto a los lenguajes artísticos, se han documentado pintoras y escultoras, pero también fotógrafas, artistas visuales (que incluyen performance e instalaciones, entre otros), ilustradoras, exlibristas, medallistas y diseñadoras, tanto del ámbito gráfico como de tejidos y joyas.

Laia Manonelles

Laia Manonelles es doctora en Historia del Arte por la Universidad de Barcelona y profesora en el Departamento de Historia del Arte de la misma universidad. Ha comisariado distintas exposiciones y ha investigado sobre el arte de acción, el arte experimental y el arte chino, entre otros. Es autora del libro Arte experimental en China. Conversaciones con artistas, y forma parte del comité editorial de la revista Matèria de la Universidad de Barcelona.

Manonelles tomó como punto de partida la obra de María Gimeno Queridas viejas, presentada en el Museo del Prado en 2019, como ejemplo de obra reparadora relacionada con la presencia femenina en los estudios académicos. En la Historia del arte de Gombrich, que se ha usado tanto en los estudios de Historia del Arte como en los de Bellas Artes como libro de cabecera, no había ninguna mujer artista. La artista hace unos cortes en el libro y va injertando las mujeres artistas, colocándolas en el momento cronológico que les corresponde y evidenciando que el relato oficial las ha silenciado. No se trata únicamente de la obra de Gombrich, otros artistas también lo han trabajado. El canon se debe revisar. La responsabilidad de los docentes es proporcionar una polifonía de voces.

La genealogía de Laia la lleva a hacer reflexiones personales. Considera que la doctora Elsa Plaza fue fundamental en su formación, ya que contribuyó a que tomara conciencia de la perspectiva de género. Plaza le dio a conocer tanto mujeres artistas como nuevas miradas al hacer propuestas curatoriales. Gracias a ella conoció, entre otras, la obra de Mari Chordà, Nora Ancarola o Marga Ximénez, que precisamente ahora está presente en una exposición en el Museu d’Art de Cerdanyola, Del olvido a la revuelta, diosas invisibles.

Manonelles afirmaba que se están dando pasos importantes. Sin ir más lejos, las mismas estudiantes reclaman la presencia de mujeres artistas en los planes de estudios. En la universidad se han activado optativas —que parten de perspectivas feministas— como la de Assumpta Bassas. El Máster de Estudios Avanzados en Historia del Arte tiene una asignatura de Arte y Género. Y, finalmente, se acaba de organizar una exposición de Fina Miralles en la Casa Elizalde. Parece que hay muchas iniciativas. También se constata que hay más trabajos de grado, de máster, doctorandas… que ponen el énfasis en este compromiso de dar un espacio de visibilidad. Según Manonelles, todas estas iniciativas son importantes y muy necesarias, pero hay también trabajo estructural, de fondo. Una asignatura sobre género no haría falta si estuviera todo completamente integrado en el corpus de las diferentes asignaturas.

En el debate también debería incorporarse otro tema clave: la conciliación. Es real o no, en la universidad? Cómo atraviesa la vida cotidiana? En todo caso, es fundamental dar la palabra a las mujeres artistas y, por respeto a ellas, son necesarios más libros y más exposiciones.

Mari Chordà

La última en hablar fue el artista catalana Mari Chordà, polifacética, poeta y activista sociocultural feminista, conocida por ser una pionera en la representación artística de la sexualidad femenina y de la experiencia de la maternidad, a través de obras vivas y llenas de color. Se exilió en París durante un tiempo y finalmente volvió a su Amposta natal a finales de los años sesenta. En Amposta nació su hija y allí también comenzó su intensa actividad cultural y feminista con la fundación del local La Llar d’Amposta. A finales de los setenta participó en la fundación del espacio de mujeres LaSal, de Barcelona, ​​y también en la primera editorial feminista en España, LaSal Edicions de les Dones. No se ha detenido nunca y, aún hoy, continúa con sus creaciones y su activismo sociocultural. Su obra está presente en el Museu Nacional d’Art de Catalunya, en el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía y en 2015 participó en una exposición en la Tate de Londres.

La artista declaró: «Durante muchos años yo solamente he trabajado en casa. En una pequeña habitación de invitados en Amposta tenía un estudio y allí empecé. Quería hacer patente una cosa: lo importante que es para las mujeres encontrar a alguien en quien puedas confiar. Yo tuve la suerte de conocer a Marisol Panisello, de Amposta, una pintora figurativa que iba a la montaña o al mar a pintar. También me aficioné a salir al campo a pintar. Participé en unos certámenes artísticos. Afortunadamente vine a Barcelona, ​​si no, probablemente únicamente habría hecho paisajes.»

Chordà afirmaba con satisfacción que muchas jóvenes, y también algunos chicos, se están incorporando de manera entusiasta al movimiento feminista. Muchas se dirigen a Ca la Dona, un palacio en la calle de Ripoll de Barcelona (Ca la Dona, espacio de acción feminista) que tienen a disposición gracias al Ayuntamiento actual, al que están muy agradecidas. Hay una sala de exposiciones y, ya desde que se celebraban en la calle de Casp, se han hecho publicaciones en torno a ellas; en conjunto, mucho trabajo desarrollado y, afortunadamente, una multitud de mujeres jóvenes se han unido al proyecto.

En varias ocasiones mencionó su procedencia ampostina, que defiende con orgullo, al igual que, según ella, fue afortunada porque su padre no se opuso a sus estudios artísticos, ya que «Bellas Artes en Barcelona en aquel momento era carca». En un viaje a Nueva York, en el Metropolitan comprendió la utilidad de haber pasado por Bellas Artes y de haber disfrutado de la solidaridad de otras mujeres artistas. Mencionó a la artista Soledad Sevilla, y es que, según Chordà, las mujeres se reflejan las unas en las otras y a partir de ese reconocerse en la otra se construye la propia identidad.

En 1958 se inauguró L’olla, en las tierras del Ebro, donde se encontraron varias artistas. Chordà se lamentaba de que durante muchos años las tierras del Ebro hayan sido despreciadas. Por suerte, las cosas están cambiando y actualmente hay una escuela de Bellas Artes en Amposta.

La artista declaraba que ahora mismo su ambición es aprovechar el tiempo para escribir, ya que está inmersa en un poemario.

Bloque 2: Diálogo

A partir de las preguntas de los asistentes se suscitaron diferentes cuestiones que presentamos a continuación.

¿Cómo han llegado las obras a los museos?

Mireia Rosich, como directora de la Biblioteca Museu Víctor Balaguer, comentaba que la pregunta no siempre es sencilla de responder si no está bien documentado el ingreso de las obras, sobre todo si se trata de piezas anteriores al siglo xx. También confirmó que, en el caso del museo que dirige, las dos artistas censadas donaron personalmente sus obras a Víctor Balaguer.

Elina Norandi explicó que, efectivamente, algunos museos se han formado a partir del repertorio de coleccionistas, y que tanto la Biblioteca Museu Víctor Balaguer como el Museu Abelló de Mollet del Vallès son una muestra. Por otra parte, en el caso del Museu Nacional d’Art de Catalunya se ha constatado que muchas obras de mujeres ingresaron por compra. Era una práctica habitual, apuntaba Norandi, que el Ayuntamiento adquiriera obras –también de mujeres artistas– en las exposiciones municipales de Bellas Artes que se organizaban en Montjuïc, pero también en los salones anuales y bianuales del Parque de la Ciutadella, emplazamiento del antiguo Museu d’Art Modern de la ciudad. El Ayuntamiento contaba con un presupuesto específico para adquirir arte y, al contrario de lo que se pueda pensar, se compraban bastantes obras realizadas por mujeres; por esta razón ahora, con la elaboración del censo, se han encontrado muchos nombres de mujer. Lo que nos debemos plantear es por qué estas artistas, cuya obra ingresó en las colecciones de los museos, hoy aún son desconocidas.

Otra vía de ingreso de las obras de autoría femenina es la donación, ya sea porque las mismas artistas han decidido hacer un donativo a un museo o porque lo ha hecho su familia cuando han fallecido. Los donativos, afirmaba Norandi, no siempre son tan afortunados como la familia quisiera, ya que el espacio en las salas de exposición de los museos es limitado y, a menudo, las obras acaban en las reservas.

Norandi comentaba también que todavía se está trabajando en estos datos, pero lo que sí podía adelantarnos es que la mayoría de las obras de autoría femenina del censo han ingresado en las colecciones por compra. Sin ir más lejos, tenemos el caso de Mari Chordà, de quien el Museu Nacional d’Art de Catalunya ha ingresado cuatro obras: tres por adquisición y una por donación de la artista.

Mari Chordà, Secrecions, 1968
Mari Chordà, Secreciones, 1968

¿Se han podido identificar mujeres que firmaran con seudónimo masculino?

Históricamente, recurrir al uso de un seudónimo masculino en algunos casos ha sido la única manera de dar a conocer la propia obra. Otra práctica habitual era firmar con iniciales, únicamente con el apellido o, directamente, no firmar. Según Norandi, gracias al estudio de documentación diversa, de memorias y crónicas pero también de cartas, tenemos constancia de que muchas artistas decidían no firmar con su nombre porque eran conscientes de que este detalle les iría en contra. Las implicaciones de firmar con nombre de mujer podían condicionar desde la valoración en un concurso hasta la posibilidad de exponer o encontrar espacios donde promocionar la obra.

En el caso del censo encargado por la Xarxa de Museus d’Art de Catalunya, debemos añadir que ha sido confeccionado a partir de datos filtrados, que consideraban específicamente a mujeres creadoras, y por este motivo no se han identificado seudónimos.

¿Cuál es la vía para avanzar hacia la visibilización de las mujeres artistas?

En este punto, Mari Chordà afirmó, en suma, que las artistas deben poner de su parte y estar dispuestas a colaborar con esta causa. Chordà hizo referencia al caso de la artista Núria Llimona como ejemplo de un legado artístico que hay que reivindicar. La familia de la artista es crucial cuando esta ya no está viva, y es quien se encargará de tratar con los museos para que la obra tenga el reconocimiento –la visibilidad– que merece. Ella misma, sin ir más lejos, declaraba que tiene intención de dar al Museu Nacional d’Art de Catalunya las fotografías que ha encontrado recientemente de la serie «Umbilicales», algunas en paradero desconocido.

Por otra parte, Chordà reivindicaba los espacios de creación como La Llar d’Amposta, LaSal Bar-Biblioteca feminista o LaSal Edicions de les Dones, que considera creaciones tan importantes como su obra plástica.

Laia Manonelles secundaba la importancia de los espacios de encuentro y diálogo y recuperaba la noción del placer de compartir que sugería Mari Chordà. El placer, que, según Chordà, es revolucionario, lo explicaba Manonelles –recuperando las palabras de Elsa Plaza– como lo que se genera a través de los momentos compartidos. Mediante la reflexión en común, desde distintos espacios creados con esta intención, tiene lugar el crecimiento personal. El trabajo de campo es esencial, decía Manonelles, y hay que contactar con las protagonistas —las creadoras— siempre que sea posible.

En esta línea, Norandi apuntaba que ahora mismo es crucial y urgente trabajar con las artistas que vivieron bajo la dictadura franquista. Es clave apresurarse para contactar con las que aún viven; ellas son el testimonio de una realidad de opresión y falta de libertades que se debería recoger cuanto antes. Por supuesto, afirmaba, hay que seguir trabajando con las mujeres del pasado (las artistas de los siglos xviii y xix), pero hay que recoger, con urgencia, el relato en primera persona para acercarnos a una realidad que explica el motivo por el que, aún hoy, hay tantas artistas desconocidas.

Pilar Cuerva, jefe del Centro de Investigación y Conocimiento del Museu Nacional d’Art de Catalunya, destacaba la importancia de los fondos documentales, que son, al fin y al cabo, otro testigo de la realidad que queremos comprender. Sílvia Redondo, responsable de la Biblioteca Joaquim Folch i Torres, añadía que, en cuanto a los fondos documentales, además del archivo histórico del museo hay que tener en cuenta la colección de pequeños catálogos de que dispone la biblioteca. Actualmente se está catalogando y estudiando este fondo, que da fe de una realidad de creación femenina que, hasta ahora, había quedado oculta entre carpetas y archivadores.

Es necesario un trabajo estructural, afirmaba Laia Manonelles, en que estén involucradas universidades, bibliotecas, museos, galerías, etc. Y es clave que el cambio estructural no tenga que depender de la exposición temática sobre mujeres artistas ni de decisiones sometidas a cuotas. Una transformación que atraviese el sistema para que asignaturas temáticas sobre mujeres no hagan falta para que las mujeres ya estén integradas en los planes de estudios. Pero, matizaba Manonelles, aparte del desarrollo de los contenidos, hay que cuidar las formas, es decir, la consideración de políticas de igualdad, de conciliación familiar, etc.

Uno de los motores clave para generar esta transformación son los encuentros entre personas de diferentes ámbitos. Autoras como Maria Ruido o Núria Güell –afirmaba Manonelles– trabajan de manera colectiva y ponen el foco de atención en las problemáticas de las mujeres de hoy; en cierto modo, visibilizan lo que se debe trabajar, aquello contra lo que hay que luchar. Lo personal es político y atraviesa a todas las mujeres. Por tanto, el trabajo de visibilización de las mujeres artistas va más allá de las salas del museo.

La reflexión como punt de partida

Mireia Rosich, como miembro de la Xarxa de Museus d’Art de Catalunya, declaraba que el objetivo de confeccionar un censo de artistas no se centra únicamente en la realización de exposiciones y estudios, sino en revisar y mejorar la política de adquisiciones de las instituciones. Además, a esto se une la idea de que hay que trabajar en red, y que las universidades, los y las artistas y los museos deben unir esfuerzos e ir todos a una.

Con este acto se dio a conocer la situación actual de las mujeres artistas en los museos de arte catalanes y se estableció un diálogo fluido sobre el tema. Y quedó patente, también, que todavía hay mucho trabajo por hacer y muchos temas relacionados con las mujeres artistas que hay que estudiar, investigar y dar a conocer.

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