Diálogos intrusos: situar el arte en el centro de nuestro tiempo

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Àlex Mitrani

La apertura de la colección a una nueva flexibilidad

Poner las cosas fuera de lugar, para reencontrarnos. Hay que hacer regularmente ejercicios para situarnos de nuevo, para entender las cosas de un modo diferente, renovadora. Los grandes museos nacionales tienen requerimientos patrimoniales y simbólicos que contribuyen a un cierto estatismo que redunda en beneficio de la estabilidad y la claridad que merecen las obras y que necesitan los visitantes con el fin de asimilar y hacer suyos los contenidos. Así también, la fuerza, las colecciones permanentes de estas instituciones tienden a la definición de cánones y de relatos de cierta monumentalidad. Para compensarlo, es necesario introducir elementos perturbadores, impertinentes. Puede ser una manera de activar los sentidos en direcciones diversas.

Evru/Zush. Zeyemax, 1974 y Círculo del Maestro de Pedret. Ábside del Burgal, finals s. XI-XII
Evru/Zush. Zeyemax, 1974 y Círculo del Maestro de Pedret. Ábside del Burgal, finales s. XI-XII

Los museos patrimoniales, históricos, implican una mirada hacia el pasado, reconstruido en una narración a menudo evolutiva. Esto nos lleva con frecuencia a confirmar los prejuicios que separan el pasado del presente. Pero todo lo que vivimos, todo lo que amamos y protegemos, forma parte de nuestro ahora, de la contemporaneidad. Como respuesta, queremos proponer la apertura de la colección a una nueva flexibilidad.

El arte contemporáneo y la historia se abrazan

La inquietante experiencia de suspensión de planes y previsiones, la alteración de las rutinas profesionales, económicas y personales que nos ha llevado esta pandemia nos obliga a pensar nuestra relación con el tiempo, con la memoria. En momentos de crisis, de angustia o de recogimiento como los actuales, se confirma lo que ya sabíamos: que el arte no habla de la historia, sino que habla de nosotros, nos invita a pensar y meditar sobre la vida.

Abrir, comunicar, reflexionar, redescubrir: después de cerrar, necesitamos soñar y estructurar una nueva apertura, crear situaciones de comunicación, ejercer una «promiscuidad» intelectual que nos despierte y nos dé el calor y el empuje para tirar adelante. El arte contemporáneo y la historia se abrazan.

El porqué del título de la exposición Diálogos Intrusos

El título Diálogos intrusos se refiere a una relación, una interrelación en la que no hay una naturaleza única y estable de las cosas, sino un intercambio que genera una tercera realidad. El diálogo implica una aproximación, una apertura al otro, pero la intrusión hace referencia a un cierto desencaje, una diferencia, una situación (en el sentido literal también de disposición en un lugar) incómoda o inconveniente. El diálogo no se establece sólo entre iguales, sino también, o más bien, entre diferentes, extraños. Aceptar, buscar este encuentro entre diferentes es el gesto necesario para el enriquecimiento mutuo, en la vida y en el arte. Todo presente: porque todo es ahora, porque el momento que vivimos es clave; de cómo pensamos y cómo actuamos ahora, depende nuestro futuro. El pasado y el hoy se nos ofrecen, varios e iguales, porque nos proyectamos y nos imaginamos.


Por ejemplo, la silla de alambre de Jaume Xifra (1974) y el Frontal de Durro, (siglo XII) nos hablan ambos del dolor, del sufrimiento como parte del sacrificio y del destino de la humanidad, una dimensión de nuestra existencia a menudo escondida o sublimada erróneamente. Toca pensar en ello, tarde o temprano.
Jaume Xifra. Chaise de salón de arte, 1974 y Anónimo, Frontal de Durro, mediados del siglo XII
Jaume Xifra. Chaise de salón de arte, 1974 y Anónimo, Frontal de Durro, mediados del siglo XII
Podcast diálogo: Jaume Xifra. Chaise de salon de arte, 1974
 + Anónimo. Frontal de altar de Durro, Mediados s. XII

Una propuesta que se proyecta sobre toda la colección: un reto

La propuesta de estos diálogos tiene precedentes en el Museu Nacional: las intervenciones de Perejaume, Francesc Torres o la exposición Picasso románico, entre otros, marcan ya unas primeras vías de conexión entre las miradas contemporáneas y las colecciones del museo. La misma presentación, en el espacio de la Cúpula del museo, de un grupo de estatuas simbolistas y novecentistas enfrentadas con el gran mural cerámico de Joan Miró y Joan Gardy Artigas es toda una declaración de intenciones. Ahora, la colaboración con la Fundación Suñol ha permitido una intervención más extensa.

Diálogos intrusos introduce un elemento nuevo: la dispersión sistemática por todas las salas de la colección permanente de unas obras que generan una ruptura, unos cambios de ritmo y provocan preguntas nuevas. Es el conjunto del relato del museo lo que se veía afectado por esta intervención y esto había que tenerlo presente a la hora de plantear la propuesta. Era importante encontrar, pues, la justa medida que no alterara excesivamente el discurso actual del museo. La idea es mantener y permitir la apreciación pausada y clara de cada momento histórico con un relato evolutivo y coherente, pero que esta visión pueda convivir, a la vez, con unos paréntesis dispersos -sorprendentes a veces-, pensados ​​también para activar, por contraste, la potencia comunicativa de las obras históricas en clave de actualidad. Hemos tratado de hacer, entonces, una intervención sutil y a la vez transgresora y nos hemos apartado de espectacularidades y efectismos.


La sombra inversa (Sin título, 1980) de Eva Lootz (1980) hace pareja con el manto de la Virgen de la Misericordia de Bonanat Zaortiga (1330 a 1440): desde la transparencia de los grises o desde la densidad del oro, la luz acogedora del universo nos ofrece como un refugio cálido y silencioso.
Eva Lootz. Sense títol, 1980
 + Bonanat Zaortiga, Mare de Déu de la Misericòrdia, 1430-1440
Eva Lootz. Sin título, 1980
 + Bonanat Zaortiga, Virgen de la Misericordia, 1430-1440
Podcast Diálogo: Eva Lootz. Sin título, 1980
 + Bonanat Zaortiga, Virgen de la Misericordia, 1430-1440

Arte de la posguerra y segunda vanguardia en el Museu Nacional

Diálogos intrusos se inscribe en el programa de trabajo intenso del Museu Nacional para constituir y presentar una colección completa, coherente y crítica del arte de posguerra y segunda vanguardia en Cataluña. La irrupción del arte contemporáneo (entendido como el arte de segunda vanguardia surgido con posterioridad a la Guerra Civil española y la Segunda Guerra Mundial) representa no sólo una ampliación lógica de la cronología del museo, sino también la aparición de una serie de obras que, por su espíritu de modernidad y su transgresión de categorías culturales y los formatos técnicos tradicionales, pone en cuestión los modos de mirar y la misma concepción de obra de arte.

La construcción de un relato múltiple y enriquecedor sobre este periodo de nuestra historia reciente no se puede hacer hoy desde la visión única de un solo museo. Sino que necesita de la colaboración descentralizada entre instituciones de diferentes dimensiones y alcance (naturalmente no sólo barcelonesas), así como de una complicidad entre centros privados (sin ánimo de lucro) y públicos. Una de estas complicidades es la establecida con la Fundación Suñol que, en paralelo a su programación de vanguardia, posee una de las mejores colecciones de arte contemporáneo del país.

Lucio Fontana. Concetto spaziale. Pillola, 1967
Lucio Fontana. Concetto spaziale. Pillola, 1967
Juli Gonzalez, Mano izquierda levantada, hacia 1942
Juli Gonzalez, Mano izquierda levantada, hacia 1942
La Píldora de Lucio Fontana (1967), basada en un gesto mínimo, en el corte limpio que abre un cuerpo compacto, acompaña las manos desgarradas potentes de Julio González (1942). Ambas remiten a la revuelta y buscan la máxima eficacia expresiva, pero desde principios formales opuestos. Su diferencia nos habla, sin embargo, de una continuidad de la exigencia expresiva vanguardista y de unas luchas (la de la mujer por la sexualidad libre y la de Montserrat por la República agredida) que son, finalmente, solidarias.
Podcast diálogo: Lucio Fontana. Concetto spaziale. Pillola, 1967
 +Juli González. Mano derecha levanta / Mano izquierda levantadac. 1942

Alguien comentaba en las redes que sacar las obras de su contexto y combinar épocas diferentes le parecía una frivolidad. Se equivocaba. Porque olvida que, por definición, el arte está en los museos siempre fuera de contexto, fuera de lugar. El museo es el lugar del arte, el dispositivo que permite proteger y, sobre todo, que podamos mirar el arte, pensarlo, disfrutarlo. Pero el arte se hace en los talleres, ha amueblado casas y palacios, entornos de domesticidad, ha formado parte de obras arquitectónicas (pensamos en el arte medieval como arte total asociado a la liturgia religiosa). Puede que el arte contemporáneo se encuentre mejor en el museo, espacio aspiracional del artista moderno. Pero aun así no hay nunca una sola respuesta espacial para la obra. Cada vez que la situamos, la presentamos y la relacionamos con un conjunto (una colección o una exposición) estamos interpretando la obra, la estamos haciendo.

Joan Brossa. Capitomba, 1986
 y Josep Puig i Cadafalch. Luz sobre techo con decoración floral, c. 1900
El Capitomba de Joan Brossa, la ventanilla de banco invertida, de la que caen infantilmente monedas de chocolate, introduce un comentario irónico que contrasta con la opulencia un poco pretenciosa del mobiliario burgués de la época modernista y nos lleva a interrogarnos sobre el valor del dinero y nuestras posesiones materiales.
Podcast diálogo: Joan Brossa. Capitomba, 1986
 y Josep Puig i Cadafalch. Luz sobre techo con decoración floral, c.1900

Diálogos intrusos, una sinfonía coral a muchas voces

Visto desde fuera, Diálogos intrusos es un proyecto aparentemente sencillo como planteamiento (y pensamos que esta simplicidad e inmediatez son una virtud comunicativa), pero que implica un trabajo previo laborioso. Cada decisión depende de muchos criterios e interrogantes previos donde se reencuentran la mirada de los distintos comisarios, los condicionamientos expositivos de obras de naturaleza muy diferente, las reflexiones de los equipos de museografía, la perspectiva de los responsables de comunicación, desde los diseñadores a los equipos educativos. Sergi Aguilar, comisario y director de la Suñol aporta, con certeza, una mirada eminentemente artística, extremadamente sutil e inteligente. Nosotros partimos de una posición más historiográfica y, tal vez, temática. La diferencia ha sido fértil y complementaria.

La exposición se establece a partir de una fusión, de un debate a varias voces donde, al final, cada obra ha encontrado su lugar. La colaboración entre instituciones locales plantea, en todo caso, una nueva sostenibilidad.

Aunque el proceso de desarrollo de este proyecto ha sido especialmente satisfactorio, no lo debe ser sólo para los que hemos trabajado, sino para todo el público, durante los próximos meses. Las preguntas que han surgido, los debates, las dudas y las reflexiones se elaborarán en una publicación que recogerá el proyecto.

Pero la exposición está aún en proceso. Tendremos ocasión de hacer actividades y abrir los canales para que todos, las personas que vengan a un museo que es el vuestro, lo active y considere la continuidad de un presente que, forzosamente, debe ser compartido.

Enlaces relacionados

Diálogos intrusos. Todo es presente.

Plano navegable de la exposición Diálogos intrusos

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