«Salomé» de Oscar Wilde: un recorrido por el fondo de la Biblioteca Joaquim Folch i Torres

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Raúl Gimeno y Sandra Herrera

Ilustración de Aubrey Beardsley en Salome: a tragedy in one act (1894). Fondo: Biblioteca Joaquim Folch i Torres

¡Ah! He besado tu boca, Jokanaán.
¡Ah! He besado tu boca, había un sabor amargo en tus labios.

Oscar Wilde

En la colección de la Biblioteca Joaquim Folch i Torres podemos encontrar cuatro ediciones distintas de Salomé del irlandés Oscar Wilde. Para su drama en un acto, Oscar Wilde tomó de referencia el fatídico episodio entre la princesa Salomé y Juan el Bautista (Iokanaan) en el palacio de Herodes. El desarrollo de la obra genera una creciente tensión amor-muerte que alcanza el clímax en el momento en que Salomé besa la cabeza decapitada de Iokanaan.  Escrita en 1891 mientras Wilde residía en París, no salió de imprenta hasta 1893. Salomé se publicó originariamente en francés con dedicatoria al poeta Pierre Louÿs. Desde el inicio, como veremos a continuación, una sombra de polémica y escándalo acompañó a la obra.

1894. Salomé: a tragedy in one act de Oscar Wilde con ilustraciones de Aubrey Beardsley

La Salomé más antigua que se conserva en la biblioteca data de 1894. Se trata de la primera edición en inglés y solo salieron de imprenta 500 copias. El texto se presenta con ilustraciones en blanco y negro de Aubrey Beardsley, de quien Alexandre de Riquer afirmó en el primer número de la revista Joventut del 15 de febrero de 1900 que era un “artista originalíssim, de caràcter propi, sense precedent”. Riquer ya apunta en este mismo artículo que las ilustraciones de Beardsley despertaron encendidas discusiones.

Salomé: a tragedy in one act (1894). Fondo: Biblioteca Joaquim Folch i Torres

Este ejemplar de 1894 es el mismo que perteneció a la biblioteca particular de Alexandre de Riquer. Al fallecer, los herederos vendieron parte de su colección a la Junta de Museos, origen del fondo de la Biblioteca Joaquim Folch i Torres.

Exlibris de A. de Riquer en el ejemplar de Salomé (1894) / Exlibris de A. de Riquer en el número 1 de 1893 de la revista The Studio / Cubierta del número 1 de la revista The Studio. Fons: Biblioteca Joaquim Folch i Torres

El primero de abril de 1893, un año antes de esta primera edición en inglés, aparecieron algunas ilustraciones de Beardsley en el número 1 de la publicación The Studio. La revista londinense se hizo eco del joven ilustrador en “A New Illustrator, artículo que reproducía algunos de sus trabajos más notables: Salomé, La muerte de Arturo, Sigfrido

Ilustración de Aubrey Beardsley para Salomé publicada en The Studio (1893). En la traducción inglesa de 1894 no aparece el texto en francés contenido en la ilustración: “J’ai baisé ta bouche, Iokanaan / j’ai baisé ta bouche”. Fondo: Biblioteca Joaquim Folch i Torres

1908. La primera traducción al catalán

De principios del siglo XX es otra de las ediciones de Salomé que custodia la Biblioteca Joaquim Folch i Torres. Hablamos de la primera traducción al catalán. La hizo Joaquim Pena en 1908 y Adrià Gual realizó las ilustraciones.

Portada de Salomé: drama en un acte d’Oscar Wilde(1908) /Ilustración interior de Adrià Gual para Salomé: drama en un acte de Oscar Wilde(1908). Fondo: Biblioteca Joaquim Folch i Torres

Joaquim Pena, uno de los fundadores y presidente de la Associació Wagneriana, fue un reconocido traductor de obras dramáticas al catalán y crítico musical en Joventut, El Correo Catalán y La Publicitat. El artista y escenógrafo Adrià Gual, fundador de la compañía Teatre Íntim, destacó por impulsar el modernismo y participar activamente en la renovación del teatro en Catalunya. Su labor fue determinante para que el público catalán conociera a dramaturgos como Ibsen, Hauptmann o Maeterlinck.

Pequeño catálogo de la exposición de pinturas de Adrià Gual que organizaron las Galerías Pictoria (1941). Fondo: Biblioteca Joaquim Folch i Torres / Casas, Ramon, Retrato de Adrià Gual, ca. 1897-1899. Museu Nacional d’Art de Catalunya

La representación teatral y Margarita Xirgu

Una particularidad del texto que nos ocupa —no importa en qué edición— es que requiere que los signos e indicaciones que lo forman sean interpretados y puestos en escena ante un auditorio. Encarnarse es su destino. La obra debía estrenarse por primera vez en Londres con Sarah Bernhardt como actriz principal pero Lord Chamberlain se amparó en una ley que prohibía interpretar personajes bíblicos en un escenario para evitarlo, así que Salomé acabó representándose en el parisino Théâtre de l’Œvre (1896).

A principios de febrero de 1910 se dio en Barcelona un hecho singular: coinciden en la ciudad la representación teatral y la adaptación operística (ambas por primera vez en España). Se vivió en Barcelona una moda o “«l’era de les Salomés»” que queda perfectamente reflejada en un artículo de Raimon Casellas publicado en la Página artística de La Veu de Catalunya el 10 de febrero de 1910: “De manera que, entre «Salomés» líriques, cantades per la Bellincioni, y «Salomés» dramàtiques declamades per la Xirgu, […] hem tingut una veritable constelació d’heroines [sic] inventades segons el poema d’Oscar Wilde.” El crítico de arte parte de la excepcional presencia de Salomé en la actualidad cultural de la ciudad para hablar de las representaciones de la hija de Herodías en los retablos góticos de Catalunya.

El drama wildeano había llegado al Teatre Principal de Barcelona el 5 de febrero de 1910 con Margarita Xirgu en el papel de Salomé. El 25 de febrero, tan solo tres semanas después, la compañía cambia de teatro debido a presiones y se instala en el Teatre Nou del Paral·lel.

Avinguda del Paral·lel y el Teatre Nou. Fondo de postales Llegat Matas-Ramis de la Biblioteca Joaquim Folch i Torres

La interpretación de Margarita Xirgu motivó opiniones antagónicas. Entre los críticos favorables se encuentra Eugeni d’Ors (bajo el pseudónimo Xènius), quien pide en el número 3.875 del 16 de febrero de 1910 de La Veu de Catalunya una “borsa nacional de viatge” (una ayuda económica) para que “la nostra actriu noucentista” viaje dos años por Europa para culminar su formación. De manera totalmente opuesta, tanto en lo relativo al tono como en el contenido, se posicionaba la Revista Dramática bajo la rúbrica de J. B. y J. el 8 de febrero de 1910. El poema dramático de Wilde le parece al crítico, desde el punto de vista puramente artístico, “muy mediano”. Es decir, mediocre. Y fuera de lo artístico, “repugnante”. De la traducción de Joaquim Pena afirma, haciendo un juego de palabras, que es penosa. Acerca de la actuación de Margarita Xirgu dice que no sabe bailar, “aunque hace como que se mueve”. Sí parece haber consenso en un punto: al público le gusta mayoritariamente la obra y la interpretación de Xirgu, quien sin duda es mejor actriz que bailarina.

Margarita Xirgu en el papel de Salomé. Cubierta del nº190 del 22 de marzo de 1910 de la revista La Actualidad.

Representación de la adaptación operística y Tórtola Valencia

La ópera, en cambio, hizo su debut en el Gran Teatre del Liceu el 29 de enero de 1910, solo unos días antes que la representación teatral basada en la traducción de Joaquim Pena. La soprano Gemma Bellincioni encarnó a la hija de Herodías y su actuación parece que convenció plenamente a público y crítica especializada.

Gemma Bellincioni. Detalle del nº 1467 del 7 de febrero de 1910 de La Ilustración Artística, pág. 98.

Se trata de una composición musical que hizo Richard Strauss a partir de una traducción al alemán de la Salomé wildeana. El estreno de la ópera tuvo lugar en Dresde el 9 de diciembre de 1905 y desde entonces suscitó controversias por todo el mundo. La Vanguardia se hizo eco de la polémica que se originó en Wilmington (Delaware, EEUU). En su edición del 24 de mayo de 1907 podemos leer que el público norteamericano se incomodó ante la inmoralidad de la ópera de Strauss, hecho que provocó que las autoridades detuvieran al director del teatro y al administrador “acusados de haber faltado a las ordenanzas que prohíben la representación de toda obra inmoral.” La cantante principal y la bailarina de la danza de los siete velos tampoco se libraron. Finalmente, todos fueron puestos en libertad bajo fianza. Aún en 1949, cuando Peter Brooks dirigió la ópera de Strauss con decorados de Dalí, Salomé siguió escandalizando a público y autoridades.

Representación gráfica de APA (pseudónimo de Feliu Elias) del estreno de la ópera en el número 62 del 2 de febrero de 1910 de la revista Papitu

La ópera se trasladó al Teatro Real de Madrid el 16 de febrero de 1910, días después de la inauguración en el Liceu. La representación dramática, en cambio, llegó a la capital dos años más tarde. La actriz Lyda Borelli interpretó el papel de Salomé en el Teatro de la Comedia. Con motivo del estreno, Emilia Pardo Bazán firmó una crónica en el número 1.587 del 27 de mayo de 1912 de La Ilustración Artística reivindicando la tragedia de Wilde: “Y no quiero desperdiciar la ocasión de insistir en que Salomé es una de las obras maestras que ha producido el arte, en el período reciente, entre fines del XIX y principios del XX”.

Una de las bailarinas que interpretó la danza de los siete velos con más éxito fue Carmen Tórtola Valencia, de la que Pardo Bazán dijo el 27 de julio de 1919, en la sección “Crónicas de España” del periódico argentino La Nación, que era una “icona bizantina” y que su triunfo “es la vestimenta, no la desnudez”.

Carmen Tórtola Valencia. Fondo de postales Llegat Matas-Ramis de la Biblioteca Joaquim Folch i Torres

En el imaginario colectivo la Salomé danzante de pies desnudos se asocia a la mujer como deseo erótico y perdición. Los movimientos sinuosos de Tórtola Valencia y el exotismo de su vestimenta despertaron pasiones entre los asistentes. Recordemos que Tórtola Valencia fue musa de artistas y escritores de la talla de Zuloaga, Julio Romero de Torres, Rafael de Penagos, Valle-Inclán, Pío Baroja, Ramón Pérez de Ayala, Jacinto Benavente o Emilio Carrere.

Carmen Tórtola Valencia en el papel de Salomé. Dibujo de Ramon Soler. Fondo: Institut del Teatre / Carmen Tórtola Valencia en el papel de Salomé. Dibujo de Ricardo Macedo. Fondo: Institut del Teatre

S. XX. Edición alemana

La Biblioteca Joaquim Folch i Torres recibió en octubre de 2020 la donación de 45 cajas de documentos variados. Entre los volúmenes del donativo había varios números de la colección Insel-Bücherei publicada por Insel Verlag, editorial surgida en 1901 de la revista literaria y de arte Die Insel. El número 247 de esta colección está dedicado a la versión en alemán del drama wildeano con reproducciones de baja calidad de las ilustraciones de Beardsley. Es difícil determinar la fecha porque no contiene la información del año de edición, pero salió de imprenta, con total seguridad, en el siglo XX.

Salome: Tragödie in einem akt. Ilustración de Beardsley con texto en alemán. Fondo: Biblioteca Joaquim Folch i Torres

2005. Traducción de Terenci Moix con ilustraciones de Gino Rubert

El cuarto ejemplar de la biblioteca se publicó en 2005 aunque se ingresó recientemente en el fondo. Presenta la traducción al catalán de Terenci Moix acompañada de ilustraciones de Gino Rubert. El fragmento seleccionado al inicio de nuestro escrito corresponde a esta edición.

Salomé (2005). Fondo: Biblioteca Joaquim Folch i Torres

Ediciones de Salomé en la Biblioteca Joaquim Folch i Torres

Como hemos visto, el catálogo de la Biblioteca Joaquim Folch i Torres contiene cuatro traducciones de la polémica Salomé que Oscar Wilde publicó en francés en 1893: una al inglés, una al alemán y dos al catalán. La más antigua pertenece al siglo XIX, dos al XX y la más reciente al XXI. Todas, sin excepción, incluyen ilustraciones. Los usuarios de la biblioteca pueden consultarlas en la sala de lectura previa solicitud de documentos.

Cubiertas de las cuatro ediciones que forman parte del fondo de la Biblioteca Joaquim Folch i Torres

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Raúl Gimeno and Sandra Herrera

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