La colección de fotografía crece: el nuevo depósito de fotografías de Antoni Campañà i Bandranas

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Roser Cambray
Fotografía anónima encolada al reverso de la fotografía Francesc Nel·lo pintando el tren antifascista del Sindicato de dibujantes de Antoni Campañà
Fotografía anónima encolada al reverso de la fotografía Francesc Nel·lo pintando el tren antifascista del Sindicato de dibujantes de Antoni Campañà

A veces el reverso de una fotografía, es decir, la parte de atrás de la obra, nos puede dar mucha información sobre la procedencia y el recorrido que ha tenido. Esta entrada al blog del museo, parte de una imagen enigmática, hecha en la pequeña ciudad de Kalispell (Montana, EUA) dónde unos señores de espaldas, en 1936, miran embelesados unas fotografías y nos sirve de excusa para adentrarnos en algunas de las obras que la familia de Antoni Campañà depositó en el Museu Nacional d’Art de Catalunya el año 2020.

Todo empieza con una fotografía: Tracción de sangre

Antoni Campañà. Tracción de sangre, 1933. Depósito de la Generalitat de Catalunya. Colección Nacional de Fotografía, 1999. Museu Nacional d’Art de Catalunya, Barcelona
Antoni Campañà. Tracción de sangre, 1933. Depósito de la Generalitat de Catalunya. Colección Nacional de Fotografía, 1999. Museu Nacional d’Art de Catalunya, Barcelona

La Generalitat de Catalunya adquirió, en 1999, la única fotografía de Antoni Campañà que hasta el 2020 se había conservado en la colección de fotografía del museo. La obra era Tracción de sangre del año 1933, una de las fotografías más premiadas del artista y una de las cuales él estaba más orgulloso. Fue publicada en la revista Art de la Llum en marzo y abril de 1934 y fue ganadora, juntamente con otros tres bromóleos, del X Concurs de la Agrupación Fotográfica de Cataluña. Una única fotografía que, a pesar de su fuerza dramática, la importancia dentro de la trayectoria del autor y el reconocimiento que tuvo en su momento, se puede decir que quedaba aislada dentro de la colección de fotografía.

El depósito de la familia Campañà i Capella

El año 2018 el equipo del museo comenzó a trabajar en el estudio de la obra de Campañà, sobre todo de las fotografías de la etapa pictorialista, que se acabó convirtiendo en un generoso depósito de 63 fotografías por parte de la familia el año 2020. Esta nueva incorporación a la colección nos permite profundizar en la obra del autor y sitúa al museo como sitio imprescindible para el estudio de las fotografías de Antoni Campañà.

Campañà se había iniciado en la fotografía desde muy joven y rápidamente supo que esta sería su profesión. Muy pronto, concretamente el año 1927, se vinculó a la Agrupación Fotográfica de Cataluña, dónde conocería algunos de los fotógrafos que serían maestros y amigos y con quien compartiría la pasión por la fotografía. Estas primeras obras se inscriben dentro del movimiento del pictorialismo que, surgido hace 1888, arraigó fuertemente a Cataluña hasta mediados del siglo XX. Este movimiento proponía el uso de técnicas pigmentarias que evocaban el trabajo manual de la pintura y las bellas artes, así como los temas simbólicos o pintorescos.

Antoni Campañà. L'home de la xarxa, 1935. Dipòsit de la família Campañà Capella, 2020
Antoni Campañà. El hombre de la red,  1935. Depósito de la familia Campañà Capella, 2020

Se puede decir que Antoni Campañà, a raíz sobre todo de un viaje que hizo a Alemania en 1933, fue un paso más adelante y conjuró esta herencia de las técnicas pigmentarias, como podían ser los bromóleos o los bromóleos transportados, con los que él sobresalió, con una mirada nueva que miraba hacia las nuevas corrientes estética europeas. Así, en su obra encontramos un híbrido entre las técnicas pictorialistas y un nuevo lenguaje próximo a las corrientes de la Nueva visión o la Nueva objetividad, como pueden ser: el uso de las diagonales, los puntos de vista dinámicos con picados y contrapicados y unos encuadres más atrevidos. Es decir, una nueva manera de hacer fotografía dónde elementos clásicos se mezclan con una estética más moderna.

Dentro de estas obras, que van aproximadamente de los años 1830 hasta el 1950, se pueden ver algunas de las piezas más icónicas del autor durante estos años, y otras desconocidas, que no se habían publicado ni expuesto antes.

Antoni Campañà. Tractor, 1931. Depósito de la familia Campañà Capella, 2020; y Antoni Campañà. Más gavillas, 1936. Depósito de la familia Campañà Capella, 2020

De espíritu inquieto y curioso, en su obra a menudo encontramos una búsqueda del tema de los oficios del campo y los campesinos, el mar y los pescadores y la llegada del tren a la ciudad, buscando una contraposición entre el mundo rural y el mundo urbano. A la vez, también vemos reflejada la pasión por la propia fotografía, como por ejemplo en la obra Aficiónque fue elegida para la portada de la revista American Photography del marzo de 1934.

Antoni Campañà, Sin título (Caldes de Boí), 1929. Depósito de la familia Campañà Capella, 2020; Antoni Campañà, Andando, 1936. Depósito de la familia Campañà Capella, 2020; y Antoni Campañà, Afición, 1933. Depósito de la familia Campañà Capella, 2020

Igualmente, encontramos una serie de fotomontajes de los años treinta, hechos para fotografía publicitaria con un complejo equilibrio de perspectivas múltiples, que dotan de una gran modernidad las obras. Si nos fijamos en la obra Sin título (Todos los transportes. Fotomontaje), vemos una reiteración de los caballos de Tracción de sangre contrapuestos a la modernidad de los camiones.

Antoni Campañà Sin título (Todos los transportes. Fotomontaje), hacia 1930-1936. Depósito de la familia Campañà Capella, 2020; Antoni Campañà Sin título (El ferrocarril. Fotomontaje), hacia a 1930-1936. Depósito de la familia Campañà Capella, 2020

El descubrimiento el año 2018 de las cajas rojas con la fotografía de la Guerra Civil que Campañà había escondido, cambia de repente lo que conocíamos de la manera de fotografiar de este artista. Si antes de 1936 había disfrutado manipulando las fotografías y trabajando los negativos y las tirajes hasta casi el infinito, con la llegada de la guerra civil, ya no había tiempo para procesarlo todo y hacía falta inmediatez. Los cambios tecnológicos favorecieron una mayor manejabilidad de las cámaras y permitieron una mayor autonomía a la hora de fotografiar. Sin embargo, Campañà escogió algunas de las fotografías de este periodo y las ampliaría en forma de bromuros o bromóleos transportados. Dentro del depósito de la familia Campañà i Capella, encontramos varios ejemplos de obras de temática de la guerra civil que el autor envió a salones y concursos fotográficos de todas partes, como las obras El milicianoo Fusilero [Vicente Burón] dónde el autor retrata los dos milicianos de manera heroica.

Antoni Campañà. El miliciano, 1936. Depósito de la familia Campañà Capella, 2020; Antoni Campañà. Fusilero [Vicente Burón], 1936. Depósito de la familia Campañà Capella, 2020; y Antoni Campañà. Sin título [Soldados marroquís del ejército de África], 1939. Depósito de la familia Campañà Capella, 2020

Los salones

El pictorialismo fue el primer discurso de legitimación artística propiamente fotográfico y su principal difusión fue, sobre todo, a través de salones, tanto nacionales como internacionales. Entre los aficionados, el hecho de tener una obra aceptada en un salón daba prestigio y suponía el reconocimiento del sector fotográfico. La participación en salones de todas partes quedaba marcada a la parte de detrás de la obra con las etiquetas y los sitios por dónde había pasado.

Al número nueve de la revista Galeria, revista internacional de fotografia artística de octubre de 1935, en el apartado destinado a la aportación española a los salones extranjeros se puede leer: “La publicación American Annual of Photography publica todos los años una pacienzuda estadística de la contribución de diferentes países a los principales Salones del Mundo, estadística que en el año 1934 comprende 71 Salones. De los 45 países que figuran en ella, España ocupa el noveno lugar por el número de expositores […] vemos que bate el récord el conocido artista Antonio Campañà”. Efectivamente, si miramos el número de obras de autores españoles, vemos que Campañà entre 1929 y 1934 se presenta a 114 salones, siendo el autor con más obra presentada en los salones extranjeros.

Dentro del depósito encontramos también dos cartulinas llenas de etiquetas de salones y concursos alrededor del mundo que pertenecen a las obras Fusilero [Vicente Burón] y Francesc Nel·lo pintando el tren antifascista del Sindicato de dibujantes. Esta última presenta una profusión tal de etiquetas en forma de papeles encolados, que casi hay algunas que quedas superpuestas las unas con las otras. Si nos acercamos, encontraremos etiquetas de los años 1937 y 1938 de agrupaciones y sociedades fotográficas de los Estados Unidos. Concretamente, veinticuatro etiquetas de: The Boston Camera Club (Massachusetts), The Canton Photographic Society (Ohio), Binghamton Camera Club Museum of Art (Nueva York), Crystal City Camera Club (Virginia), The Charleston Camera Club (Virginia), Photo Art Print Gallery (San Francisco), The Olean Miniature Camera Club (Nueva York), Lansing Camera Club (Michigan), Camera Club of Richmond (Virginia), Rome Camera Club (Nueva York), The Westchester Camera Club (Indiana), Tasopé Camera Club – The Aurora School of Photo-Engraving, Aurora (Missouri), Bluefield Pictorial Society (Virginia), Photographic Grield of Philadelphia (Pensilvania), Delaware County Camera Club (Delaware), Malone Camera Club (Nueva York), The Hocking Valley Camera Club (Ohio), Ithaca Camera Club (Nueva York), Bridgeport Amateur Camera Club (Connecticut), Oak Park Camera Club (Illinois), Tulsa Camera Club (Oklahoma), La Porte Camera Club (Indiana), Westfield Camera Club (Nueva York) y  Kalispell Camera Club (Montana). 

Resolvemos el misterio

Antoni Campañà. Francesc Nel·lo pintando el tren antifascista del Sindicato de dibujantes, 1936. Depósito de la familia Campañà i Capella, 2020; Cartulina del reverso de la obra Francesc Nel·lo pintando el tren antifascista del Sindicato de dibujantes, 1936. Depósito de la familia Campañà Capella, 2020; y Detalle de la imagen enganchada en el reverso de la obra Francesc Nel·lo pintando el tren antifascista del Sindicato de dibujantes

Si nos acercamos un poco más a la etiqueta del Kalispell Camera Club de Montana, resolvemos el enigma de la fotografía misteriosa con la que comenzábamos este blog. Pues el reverso de la fotografía de Frances Nel·lo del depósito Campañà escondía un tesoro, una pequeña fotografía de época dónde unos aficionados miran las fotografías de un salón, en la población de Kalispell. Entre los aficionados se pueden ver adultos, jóvenes y niños, y si miramos atentamente las fotografías una a una, descubrimos la obra Francesc Nel·lo pintando el tren antifascista del Sindicato de dibujantes de 1936, colgada en la pared. Una sorpresa que requería casi observarla con un aumento, pero que nos explica cómo una fotografía hecha en Cataluña en los años treinta pudo viajar por todo el mundo volviendo a las manos de su autor, Antoni Campañà, para acabar siendo mostrada de nuevo en la exposición retrospectiva “La Guerra Infinita. Antoni Campañà 1906-1989. Las tensiones de una mirada” que podéis ver hasta el 18 de julio en el Museu Nacional d’Art de Catalunya.

Os animamos a que descubráis el resto de fotografías de este depósito en la web del museo.

Enlaces relacionados

La guerra infinita. Antoni Campañà

Antoni Campañà. Las tensiones de una mirada (1906-1989) [Exposición online]

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