Una mujer barbuda crucificada: la Santa Liberada de Andreu Sala

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Joan Yeguas         

Una de las esculturas del Museu Nacional que llama la atención del público es una imagen clavada en la cruz que viste túnica y lleva barba. A pesar de esta descripción, no se trata de un Cristo en Majestad crucificado.

Andreu Sala, Santa Lliberada, cap a 1689
Andreu Sala, Santa Liberada, hacia 1689. Foto: Marc Castellà, Museu de Cervera

La obra fue restaurada por el Área de Restauración y Conservación preventiva del museo, y de esta manera pudo formar parte de la exposición Artesanos del Barroco. Cervera y el arte de su tiempo, organizada por el Museu de Cervera entre el 12 de octubre de 2019 y el 12 de abril del 2020 (debido al COVID-19 se clausuró un mes antes), y fue comisariada conjuntamente por Joan Yeguas y el Dr. Francesc Miralpeix (profesor de la Universitat de Girona).

Restauración de la Santa Liberada, el pasado 2019 en el Museu Nacional
Restauración de la Santa Liberada, el pasado 2019 en el Museu Nacional

La escultura ingresó en 1879 en el antiguo Museo Provincial de Antigüedades de Barcelona procedente de la iglesia conventual del Carme de Barcelona, ​​regido por los carmelitas calzados, que entonces hacía cinco años que se había derribado. Este cenobio dejó de recibir culto en 1835, debido a las Bullangas que se produjeron en la capital catalana; finalmente, fue derribado en 1874. La autoría había permanecido anónima hasta la exposición Alba dorada. El arte del retablo en Cataluña: 1600-1792 (Girona, 2006), cuando Joan Bosch Ballbona y Carles Espinalt la atribuyeron, por motivos estilísticos y técnicos, a Andreu Sala, uno de los mejores escultores que trabajan en Cataluña en la segunda mitad del siglo XVII.

Rostro de santa Liberada. Antes y después de la restauración llevada a cabo en el  Museu Nacional
Rostro de santa Liberada. Antes y después de la restauración llevada a cabo en el Museu Nacional

               

¿Santa Liberada o Cristo en Majestad?

La obra entró en el museo como si fuera un Cristo en Majestad de estilo barroco, y nadie dudó de ello hasta el 1923, cuando Manuel Trens Ribas afirmaba la posibilidad de que fuera una santa Liberada. A partir de ahí, se abre un debate inevitable: ¿la obra en cuestión representa a un hombre o a una mujer?

Trens reflexiona repetidamente sobre esta imagen. No le cuadra que fuera un Cristo vestido con túnica, pues esta tipología se relaciona con el arte románico (derivada del mundo bizantino), y no en una época tan tardía como el barroco. En un estudio posterior, de 1935, este historiador retrocede, y vuelve a proponer que fuera un Cristo crucificado, ya que piensa que el escultor toma modelo del Cristo en Majestad que hasta 1936 había en Caldes de Montbui (Barcelona); argumenta ndo que tenía un lado de la ropa similar cruzada sobre el torso, pero que en realidad es la gira o el ribete de la túnica. Pero en la zona del pecho se intuye un volumen propio de los atributos femeninos, más que musculatura masculina desarrollada. Además, a raíz de la restauración, se encontró un fragmento textil en la parte inferior del vestido: un trabajo de encaje hecho a base de puntas; tradicionalmente, el encaje ha sido un tipo de decoración usado en ropa de mujer.

Imagen de la obra antes y después de ser restaurada. Se observan las puntas de encaje debajo de la falda
Imagen de la obra antes y después de ser restaurada. Se observan las puntas de encaje debajo de la falda

¿Quién era santa Liberada?

Diferentes martirologios la relacionan con la hija de un rey pagano de la Lusitania, más o menos la actual Portugal. El padre había apalabrado la boda de la chica contra su voluntad, puesto que ella había hecho voto de castidad porque había elegido servir a Cristo, a quien rogó para que la desfigurara y así desanimar a sus pretendientes. Dios atendió su oración, haciéndole crecer la barba. Su padre se horrorizó ante este hecho, y tras acusarla de brujería, la hizo crucificar, por lo que podría parecerse a Cristo en el momento de su muerte. Evidentemente, está desprovista de toda realidad histórica, y su culto desapareció del calendario católico en 1969 (la celebración más común era el día 20 de julio), a raíz de los postulados surgidos en el Concilio Vaticano II (1962-1965). No hay que confundirse con «santa Librada», otra mártir que recibe culto en la catedral de Sigüenza.

Santa Wilgefortis, Museo Diocesano de Graz
Santa Wilgefortis, Museo Diocesano de Graz. Fuente: Wikimedia Commons

Las explicaciones por el crecimiento de la barba en una mujer pueden ser múltiples: un desequilibrio hormonal debido a la mala nutrición, sufrimiento de hirsutismo (crecimiento exagerado de los pelos en las mujeres siguiendo un patrón masculino -hay casos muy conocidos como el de Magdalena Ventura, pintada por José de Ribera, pintura conservada actualmente en el Museo Nacional del Prado-), entre otros. En cualquier caso, santa Liberada se convirtió en protectora de la agricultura, los viajeros, los niños raquíticos o con dificultades para caminar, las enfermedades en la piel, los animales domésticos o la agonía de los moribundos (la buena muerte).

Las mujeres también la invocaban por otros temas: las «mal casadas» para salvar los matrimonios, y también contra la fealdad y la esterilidad. Con la modernidad, esta santa ha sido reivindicada por otros colectivos, convirtiéndose en patrona de las personas transgénero y en una mártir lesbiana, porque protegió su virginidad hasta la muerte.

El hecho de encarnar a una mujer clavada en la cruz se dice que es una mala interpretación iconográfica, debida a la exportación del culto del Volto Santo de Lucca, una imagen del siglo XI «atribuida» a Nicodemo, que representa un Cristo en Majestad. La representación bizantina de Cristo, vestido con túnica larga, ajustada a la cintura, era insólito para los hombres europeos de aquella época. El nombre de la santa tiene variantes según el lugar de veneración: 1) Liberada, la virgen liberada por Dios; 2) Wilgefortis, que etimológicamente se interpreta como la virgo fortis (virgen fuerte en latín) o hilge vartez (santa faz en alemán antiguo), y 3) Kümmernis, la virgen con pena, dado que se parece a Cristo sufriendo en la cruz.

Volto Santo de Lucca
Volto Santo de Lucca. Fuente: Wikipedia

El alcance de la devocón a santa Liberada

El inicio del culto hacia santa Liberada ocurre en el siglo XIV en los Países Bajos, y luego se difunde por zonas cercanas de la Europa central: primero en el norte de Francia, también penetra hacia Inglaterra, y en el siglo XVII se expande a Alemania, de donde pasa a Suiza, Austria, Bohemia y Polonia. Su veneración en los países de la Europa mediterránea es más limitada. Pero también hay constancia en Cataluña: en el archivo de la catedral de Girona se conserva un antifonario del siglo XVI con las diferentes festividades, y una de ellas era la de esta santa; en Colliure (el Rosellón) hay noticia de reliquias de esta santa.

Incluso esta santa también recibe culto en la ciudad de Barcelona, concretamente en la capilla de Sant Cugat del Rec, donde tenía una pintura dedicada en el retablo mayor (atribuida a Manuel Tramulles), y se consideraba la patrona de las lavanderas (que lavaban en el Rec Comtal). El Museu Nacional conserva estampas de esta santa de finales del siglo XVIII, realizadas por Tramulles y Blai Ametller, donde vemos una imagen femenina con túnica, pero sin barba.

Grabado de Manuel Tramulles y Blai Amatller del Museu Nacional
Grabado de Manuel Tramulles y Blai Amatller del Museu Nacional. Foto: Joan Yeguas

Esta devoción fue recogida por Joan Amades en el Costumari català (1952), el 20 de julio; pero el 28 de febrero también menciona a santa Múnia, con una hagiografía del todo idéntica a santa Liberada (belleza, barba y muerte en la cruz), pero nacida en la capital catalana. Personalmente, creo que Amades comete un error y mezcla la historia con la otra santa del 28 de febrero, que es santa Guiverada, con un nombre deformado y claramente derivado de santa Liberada.

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