Joan Yeguas
En los fondos de reserva del Museu Nacional d’Art de Catalunya hay obras poco conocidas por el público y por los estudiosos de Historia del Arte. Es un ejemplo de ello la obra Naturaleza muerta, de Antonio Ponce, un óleo sobre tela (38 x 55 cm) ingresado en 1962 gracias al legado de Domènec Teixidó Casablancas, que hasta ahora estaba en depósito en la sede de Amigos de los Museos de Cataluña, en el Palacio de la Virreina de Barcelona. En la parte inferior derecha está apuntado el número 302, seguramente una referencia antigua de inventario en alguna colección previa que desconocemos.
En el cuadro se pueden observar diferentes objetos representados. En la parte izquierda de la composición encontramos un plato, encima del cual hay dos dulces, uno entero y otro fragmentado, denominados piñonadas, una especie de mazapanes elaborados con piñones que hoy quizá llamaríamos panellets. Acompañándolos, encontramos una jarra llena de líquido transparente que debe identificarse como aguardiente. En el centro de la composición, en un segundo plano, hay agua perfumada dentro de un recipiente de barro –un búcaro o barro de las Indias–, de color rojo, que habitualmente se asocia a la alfarería de Tonalá, cerca de Guadalajara, México. Hallazgos arqueológicos han desvelado que este tipo de cerámica también se realizaba en Panamá y Chile, así como una variante peninsular que se producía en los talleres de Salvatierra de los Barros, Extremadura. Y, finalmente, en la parte derecha de la composición encontramos una copa de plata –un bernegal‒, de boca ancha y figura ondulada que se utilizaba para beber en las casas nobles en la época de los Austrias. En este caso servía para degustar el aguardiente de la jarra situada al lado, junto con los dulces.
La tipología de la obra recuerda un fragmento de una composición formada por una lujosa mesa con alimentos preparada para recibir invitados, lo que se denomina mesa puesta, y que podemos encontrar en las pinturas holandesa y española del siglo xvii. Un ejemplo sería la obra Naturaleza muerta con mesa puesta, realizada hacia 1620 por Juan Van der Hamen (Madrid, 1596 a 1631). Esta se puede ver actualmente en las salas permanentes del Museu Nacional d’Art de Catalunya y, junto con la anteriormente citada, ingresó en el museo como legado de Domènec Teixidó Casablancas.
La pintura que ahora analizamos, Naturaleza muerta, apareció mencionada por primera vez en 1947, concretamente dentro del catálogo Floreros y bodegones. Cuadros de colecciones barcelonesas III, y se atribuyó a la mano de Francisco de Zurbarán (Fuente de Cantos, 1598 – Madrid, 1664). Posteriormente, con motivo de una exposición celebrada en 1963 en Barcelona, dedicada a los legados y donativos realizados al museo desde 1952, aparece registrada como una pintura de autoría anónima. Recientemente, a tenor de otros indicios estilísticos, la naturaleza muerta en cuestión se ha atribuido al pintor Antonio Ponce (Valladolid, c. 1608 – Madrid, c. 1667), familiar político y discípulo del citado Van der Hamen, ambos especialistas en naturalezas muertas para los miembros de la corte de Madrid en la primera mitad del siglo xvii.
Al contrario de lo que hacían los pintores holandeses, que presentaban las mesas puestas con un desorden calculado, lo que acentuaba la sensación de consumo y opulencia, Van der Hamen y sus seguidores muestran alimentos y objetos dispares con un orden calibrado y escrupuloso, aspecto que otorga a las composiciones una simetría y alineación exageradas, características de la pintura española de bodegones antes de 1640.
En este caso, el plato de piñonada y la jarra de aguardiente nos remiten a una composición realizada por el mismo Antonio Ponce. En concreto, se trata de una ligera variante de la obra Cesta de dulces, tarro de miel, recipientes de vidrio y chocolatera (102 x 156 cm), fechada entre 1635 y 1640, conservada en el Museu Maricel de Sitges (número de inventario 3171) y donada por Jesús Pérez-Rosales en 1970. La pintura de Sitges es la suma de más elementos, muchos de los cuales se pueden observar en diferentes obras de Juan Van der Hamen, y que su discípulo reprodujo o imitó literalmente en diferentes ocasiones. Antonio Ponce era un pintor hábil, que había aprendido a combinar los diferentes objetos que integraban este tipo de composiciones. En relación con la obra estudiada, el plato y la jarra son los mismos, pero las piñonadas están invertidas, es decir, la entera se encuentra en la parte derecha y la otra en el lado izquierdo, mientras que en el cuadro de Sitges es al revés.
Comparación del detalle de la obra de Sitges con la obra del Museu Nacional
El número de naturalezas muertas de la colección de arte del Renacimiento y el Barroco del Museu Nacional es de veintiocho pinturas, dieciséis de las cuales son del siglo xvii y trece se pueden etiquetar como del Siglo de Oro español. Por lo tanto, este interesante bodegón emerge para aportar calidad artística al fondo en variedad de tipologías y subgéneros –debería catalogarse dentro del apartado de los dulces y la pastelería– y mejorar la visión panorámica de la pintura de aquella época.
Ejemplos de bodegones de temática dulces y pastelería
La pintura de dulces constituye un subgénero dentro de las naturalezas muertas con comida. Se trataba de seleccionar objetos y alimentos propios para una merienda o un pequeño refrigerio, un artificio perfecto y una invitación para probar la gran variedad de postres existentes, siempre acompañadas por bebidas aromatizadas o alcohólicas. En esta ocasión mostramos algunas obras de Juan Van der Hamen en que podemos encontrar paralelos para comparar, ya sea en cuanto a los dulces (como la piñonada de la colección particular) u objetos (como el bernegal del Museo Thyssen-Bornemisza de Madrid).
Enlaces relacionados
Nueva presentación de Renacimiento y Barroco (Museu Nacional d’Art de Catalunya)
Art del Renaixement i Barroc