Un bestiario extraordinario: San Pedro de Arlanza. «Grifo» y «Pardus y arquitectura» / 1

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Paz Marquès

La recuperación y estudio de obras que se encuentran en las reservas del museo es un trabajo poco visible, a ojos del visitante, que hacemos habitualmente en el Área de Restauración y Conservación preventiva. Es un trabajo fascinante que permite interpretar piezas poco conocidas porque no han estado nunca expuestas dado que el espacio de las salas permanentes es limitado.

En este blog compararemos una pieza en exposición permanente, el Grifo de Arlanza, y una obra de las reserves del museo, Pardus con arquitectura, ambas son fragmentos de pintura mural provinientes de San Pedro de Arlanza.

El Monasterio de San Pedro de Arlanza: breve historia introductoria

El Monasterio de San Pedro de Arlanza está situado en Hortigüela, Burgos, al lado del río Arlanza. La iglesia del centro monástico se construyó hacia el año 1080, y en ella destacaba una gran vuelta soportada por pilares, con tres ábsides en la cabecera y una torre (Ilustración 1). Era uno de los monasterios más importantes de Castilla y funcionó como tal hasta la desamortización de Mendizábal en 1835, que se abandonó. A principios de s. XX, las ruinas de este majestuoso edificio eran visibles y las pinturas, a la intemperie, se iban deteriorando rápidamente. Hacia 1925-1926, el edificio ya se encontraba destruido, pero fue declarado Monumento Histórico-Artístico en 1931.

Las pinturas murales de Arlanza decoraban una sala palatina rectangular en el primer piso, que se encontraba sobre la sala capitular de la torre del Tesoro (ilustración 1), junto a la iglesia. El techo cayó y algunos especialistas pensaron, erróneamente durante unos años, que las pinturas formaban parte de esta sala capitular. En el s. XVII la sala con las pinturas fue reformada y al abrir tres arcos en el lado occidental se perdieron las pinturas de aquel lado. En estructurar de nuevo este espacio se picaron las paredes con los murales para poder enyesar de nuevo. Este repicado queda reflejado y visible sobre las pinturas que presentan agujeros y pérdidas de la policromía.

Estado actual y estado de la sala capitular. Fotografías: izquierda. Àlex Massalles; derecha Monestirs.cat

La familia Valcárcel, propietaria de este conjunto arquitectónico, viendo el grave estado de conservación general, ofreció los bienes vinculados al cenobio a diferentes instituciones del Estado. Ante la lentitud burocrática, decidió no esperar más tiempo y vender los restos de pinturas murales a unos particulares para evitar una mayor degradación y su pérdida. José Gudiol y su socio Josep Colomines Roca tenían una tienda en Barcelona dedicada al comercio de arte y contaban con el apoyo económico de ricos patrocinadores, Teresa Amatller Cros y Rómulo Bosch y Catalina, compraron las pinturas el año 1924. De esta manera Josep Gudiol arrancó y traspasó las pinturas murales en 1928.

La venta de los fragmentos contribuyó a la separación del conjunto mural de San Pedro de Arlanza. A pesar del compromiso de los nuevos propietarios de no vender en el extranjero, Josep Gudiol y Joan Colomines lo hicieron al Metropolitan Museum of Art, en el año 1931, que adquirió dos paneles: el León y el Dragón. Estos grandes fragmentos fueron presentados al público en mayo de 1938 en la inauguración del museo neoyorquino. El mismo año 1938, el  Fogg Museum de Harvard compró el otro gran panel del Ave (ver siguiente imagen).

Algunas obras vendidas (la medida de las obras no está a esala). Gráfica: Paz Marquès

El Museo Nacional añadió a su colección de pintura mural los fragmentos de este conjunto en momentos diferentes (tabla 2):

  • En el año 1943, a través del intermediario Josep Gudiol, se adquirieron cinco fragmentos: Grifo, Pareja de simios, Arquitectura, Cenefa y animal fantástico y Cenefa y ave.
  • En el año 1973, trenta años más tarde, el mismo Gudiol donó el fragmento con Pardus y arquitectura.
  • En el año 2015, ingresó la Pareja de sirenes pájaro, producto de un depósito proviniente del col·leccionista particular Sr. Antonio Gallardo, que también había formado parte anteriormente de la colección de Gudiol.

El conjunto de obras del Museu Nacional son las siguientes:

Obras del Museu Nacional. Gráfica: Paz Marquès
Obras del Museu Nacional. Gráfica: Paz Marquès

Aquí nos centraremos en dos obras en concreto: Grifo y Pardus y arquitectura. Grifos o pardus, sirenas pájaros, monos, aves … estos seres fantásticos forman parte del bestiario románico. La iconografía medieval explica como el Grifo simboliza al protector de tesoros y piedras preciosas. Se atribuye al animal dos funciones contrapuestas: otorgar seguridad y refugio a la vida en forma de árbol sagrado y ser una bestia fuerte que lleva las almas de los pecadores al infierno.

Unos fragmentos de pintura mural cambiantes

La pintura mural, proyectada para la decoración de los edificios arquitectónicos, se degrada y se acaba perdiendo como consecuencia de la destrucción de los edificios para los que ha sido diseñada. Como en la mayoría de casos a lo largo de la historia, cuando estos edificios se abandonaban sin posibilidad de retirar las pinturas, estos sufrían desperfectos y pérdidas definitivas. A menudo, cuando se da el consentimiento para arrancar los conjuntos murales, la situación de las pinturas ya es crítica y con pérdidas irreversibles.

El arranque de pinturas murales es un proceso profundamente transformador ya que modifica su naturaleza de pintura mural. A pesar de que esta operación evita su total desaparición en muchos casos, el proceso provoca:

  • Afectación general en el momento de la extracción, en función de las condiciones de las paredes y la climatología.
  • Descohesión entre sus estratos.
  • Pérdida de policromía original y fragmentación inevitable.
  • Colocación de las telas de traspaso que sustituirán el soporte original del muro, y en consecuencia sustitución del soporte mural por telas de traspaso.
  • Cambio definitivo de la naturaleza físico-química de la pintura, además de
  • El añadido de nuevos materiales de intervención.

El resultado final son unos fragmentos de pintura mural que nunca más se comportarán como tales. En San Pedro de Arlanza la situación no fue diferente.

Como resultado, las pinturas murales arrancadas y traspasadas se convierten en unos fragmentos muy delicados. Solo unos parámetros constantes de control climático de temperatura y humedad relativa favorecen la estabilidad de los fragmentos, que, aún así, son altamente reactivos ante cualquier cambio.

Este artículo es introductorio sobre los fragmentos de pintura mural de San Pedro de Arlanza. En un siguiente artículo profundizaremos en el proceso de restauración hecho para recuperar las obras del conjunto.

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