Ricard Opisso: recuerdos y anécdotas agridulces de Gaudí

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Mariàngels Fondevila

Transcurridos los años, el popular dibujante y humorista Ricard Opisso i Sala (Tarragona 1880 – Barcelona 1966) escribió unas memorias de estilo “bohemio” y con algunas imprecisiones, pero interesantes como testimonio de una época efervescente. Estos manuscritos (conservados en el archivo familiar) recuerdan historias íntimas y extraoficiales de los artistas del cambio de siglo. Opisso esboza sus recuerdos agridulces, entre ellos alguno que se ha publicado. Uno de los protagonistas es Antoni Gaudí, que define como «el genial arquitecto con el que estuve presente en cada accidente de su vida, incluso en la intimidad de su hogar».

Escritos de Ricard Opisso. Archivo de la familia Opisso.

Perfil biográfico

En 1892, el adolescente Ricard Opisso empezó a trabajar como delineante y fotógrafo en el taller de Gaudí en la Sagrada Familia. Lo colocó su padre, el crítico de arte Alfred Opisso. Gaudí, entonces con más de cuarenta años, estaba en la plenitud de sus facultades creadoras, pero su carácter era especial y desconcertante: “fundía lo divino y lo humano”. Opisso clarifica aspectos controvertidos de su biografía. Por ejemplo, que había nacido en Reus y no en Riudoms. O que su padre era un modesto calderero y también constructor de utensilios para la destilación y fabricación de todo tipo de alcoholes que murió en 1906. Por ironía del destino, la sobrina de Gaudí, Rosita Egea, con quien vivía en la casa del Park Güell, murió alcoholizada. 

Ricard Opisso. (Robert Descharnes, Clovis Prévost, La vision artístique et religieuse de Gaudí, Lausana, 1969)

Arte, ciencia y temperamento

Opisso señala que, a medida que Gaudí envejece, más abstractas y revolucionarias son sus creaciones: el Park Güell, la Casa Milà o la Colonia Güell eran verdaderos prodigios de técnica y ciencia constructiva, resultado de un cúmulo de elucubraciones y ecuaciones matemáticas que solo con su talento y tesón podían llevarse a cabo. Destaca la importancia de sus jóvenes colaboradores, como Josep Maria Jujol, quien indujo a Gaudí a hacer creaciones aún más volcánicas y surrealistas.

En un plano más anecdótico, a Opisso le resultaba sorprendente que aquel hombre de aspecto sencillo y modesto humillara a gente importante o de alta alcurnia: “Les dejaba hechos cisco.”

Ricard Opisso dibuja a Gaudí debilitado por la abstinencia. (Robert Descharnes, Clovis Prévost, La vision artístique et religieuse de Gaudí, Lausana, 1969)

Pobreza voluntaria y espíritu temerario

Gaudí tenía el orgullo de la pobreza, algo absurdo e incongruente –según Opisso– porque a un hombre como él, con saneados terrenos de cultivo en Reus y que había construido casas y palacios señoriales, no le correspondía ir tan pobremente vestido, hasta el punto que en una ocasión una buena mujer le dio cinco céntimos como limosna.

Esta extravagancia la compartía con el pintor Toulouse-Lautrec, hijo de la nobleza que iba hecho un miserable por las calles de Montmartre pero con otras intenciones. Gaudí renunciaba al lujo y las vanidades mundanas para cumplir la voluntad de Dios; era un hombre puro y honrado, afirma Opisso, que se mantenía como una piedra ante los placeres de la mesa y la cama. 

Recuerda su mirada de ojos azules, penetrante y aterradora, un día en que Gaudí se clavó una astilla; también sus heroicos ayunos cuaresmales, su poca precaución ante el peligro (se paseaba como un funámbulo por los andamios y escaleras portátiles de madera desde donde daba instrucciones a los albañiles) y cómo, a pesar de sufrir de dolor de pies, iba a diario desde de la Sagrada Familia hasta la iglesia de Sant Felip Neri (en el casco antiguo de Barcelona) para pedir ayuda a Dios para su catedral inacabable. Y añade que cuando transitaba por las calles tenía la manía de que era el vehículo quien debía detenerse y no el peatón.

Ricard Opisso.  Gaudí con los alumnos de la Escuela de Arquitectura. Archivo del Col·legi Oficial d’Arquitectes de Catalunya.

Pánico a la fotografía

En estos escritos, Opisso recuerda que una de las rarezas de Gaudí es que tenía pánico a la Kodak, y se ponía fuera de sí cuando alguien intentaba fotografiarlo. Utrillo lo intentó en balde. Rusiñol, simpático y sonriente, le dijo: “Hombre de Dios, no sea así, no le dé miedo, ya se la haremos al bromuro”. Gaudí le respondió: “Usted siempre está en broma”.

Opisso dibujó a Gaudí en vida y también en el lecho de muerte, así como a otras personalidades que le acompañaron, como Pere Mañach, que había colaborado en las obras de cerrajería de las distintas casas de Gaudí, Puig Boada o Cèsar Martinell.

Obrador de la Sagrada Família donde se guardaban los modelos de las estatuas del portal del Nacimiento. Figuras de personas humildes que Gaudí moldeaba. Archivo del Col·legi Oficial d’Arquitectes de Catalunya.

Moldear del natural: la escultura realista

Opisso relata los «diabólicos» proyectos de moldear la figura del natural en nombre de la verdad. Este proceso de escultura realista ya lo había aplicado con Llorenç Matamala, que estaba fascinado por el arquitecto. En el Hospital de la Santa Creu fotografiaban a moribundos y moldeaban cadáveres. Opisso era el encargado de retorcer el cuello de los animales que después se vaciaban del natural. También hacía moldes de lagartijas y alimentaba el particular zoológico de pájaros y reptiles que había en la Sagrada Familia.

Ricard Opisso. Imágenes de las aves que sirvieron para modelar los frisos de la fachada del Nacimiento de la Sagrada Familia. Archivo del Col·legi Oficial d’Arquitectes de Catalunya.

Asimismo, recuerda la temeridad de Gaudí cuando quiso hacer el vaciado del propio Opisso, a quien ordenó que se desnudara y le lanzó yeso. Esta operación le provocó asfixia y sintió que peligraba su vida. Desmiente que determinadas esculturas existentes en la fachada del Nacimiento sean del escultor Carles Mani, a quien se habían atribuido.

Ricard Opisso. Músicos callejeros, modelos para la Adoración dels pastores / José, guardia de les obras que va sirvió de modelo de Judas /Cabrero, modelp de Poncio Pilato para la fachada de la Pasión de la Sagrada Família. Archivo del Col·legi Oficial d’Arquitectes de Catalunya/ Ricard Opisso. Niñas del orfanato del Convento de Sant Josep que sirvieron de modelo para unos ángeles de yeso. Museu Nacional d’Art de Catalunya.

El Álbum Opisso

Entre 1892 y 1900 Ricard Opisso tomó fotografías para los estudios de las esculturas de la Sagrada Familia, que se compilaron en un álbum acompañadas de una breve descripción. Una selección de este material puede verse en la exposición Gaudí del Museu Nacional. Descubrimos en ella a los modelos de las esculturas de los humildes músicos callejeros, el vigilante de las obras en construcción, que hizo de Judas, la hermana de un albañil, que hizo de la Virgen, o las fotografías de los pájaros que sirvieron para modelar los frisos de la fachada del Nacimiento, entre otros.

Ricard Opisso. Obreros de la brigada del contratista Pardo, que trabajaron en el Park Güell. Archivo del Col·legi Oficial d’Arquitectes de Catalunya

Este material se dio a conocer en la genial monografía de Francesc Pujols La visión artística y religiosa de Gaudí, que cuenta con un prefacio de Salvador Dalí. En él, se recuerdan las traiciones perpetradas por los panegiristas contemporáneos a Gaudí, una de las cuales es que la Sagrada Familia huele a santidad. Esta afirmación anticipa la proposición más extraordinaria que le puede suceder a un artista: que sea llamado a elevarse a los altares, como pretende la Asociación Pro Beatificación de Antoni Gaudí. 

Adiós a Antoni Gaudí

Ricard Opisso. Grupo de mendigos que sirvieron de modelo al pintor Joaquim Mir para La catedral de los pobres. Archivo de la Asociación Pro Beatificación de Antoni Gaudí / Joaquim Mir, La catedral de los pobres, 1898. Colección Carmen Thyssen-Bornemisza en depósito gratuito al MNAC, 2004.

A través de Joaquim Mir, que entonces pintaba in situ La catedral de los pobres y que utilizó como modelo el grupo de mendigos fotografiados por Opisso, contactó con Els Quatre Gats. Tras la dura jornada de trabajo en la Sagrada Familia, Opisso frecuentaba aquella taberna de artistas bohemios que, a su juicio, no eran de fiar, y a altas horas de la madrugada asistía a otros locales de dudosa reputación como el Edén Concert. Des de París, Casagemas y Picasso escribieron en una carta a Ramon Raventós (citada por John Richardson): “Si ves a Opisso le decís que venga, que esto es bueno para la salvación del alma, que envíe a Gaudi y la Sagrada Familia a hacer puñetas”.   

Ricard Opisso. Isidre Nonell y Pablo Picasso. Museu Nacional d’Art de Catalunya.

Hacia 1904, Opisso dejó de trabajar en “esa cárcel.” Y, afirma, su vacante fue cubierta por otros ayudantes sumisos y sufridos. Entre ellos, los pintores Jaume Llongueras, Iu Pascual y Joaquín Torres García, que también evocó su relación con Gaudí en Historia de mi vida.

Pero esta es ya otra historia.*

*Nuestro agradecimiento a la familia Opisso por facilitarnos el acceso a los escritos de Ricard Opisso.

Para saber más:

Robert Descharnes, Clovis Prévost, La vision artístique et religieuse de Gaudí, 1969

John Richardson, Picasso. l.  Una biografía,  1881-1906, 1995

Juan José Lahuerta, Gaudí, 2002

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2 Comments

  • Tony dice:

    Gracias por el artículo. ¿Están publicadas en algún libro las imágenes que aparecen? Me refiero a las que tienen el texto escrito a mano por Opisso. Gracias

    • Redacció museu dice:

      Muchas gracias por tu comentario. Las imágenes aparecen en R. Decharnes, C.Prevost, La vision Artistique et Religeuse de Gaudí, Lausanne, 1969. Mariàngels Fondevila Conservadora, Art Modern i Contemporani / Curator, Modern & Contemporary Art.

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