Sandra Esteban
Una nueva formación en el museo
Si como trabajadores del museo nos hubieran dicho hace unos años que estaríamos haciendo un curso de mindfulness no nos lo habríamos creído. Idiomas, ofimática, técnicas y sistemas de gestión, metodologías… estos son los cursos de formación más comunes que han ofrecido las empresas en los últimos años.
Por fin han llegado nuevos cursos enfocados al bienestar del trabajador, esperemos que para quedarse. Como trabajadores lo necesitábamos y lo estábamos esperando.
Gestión del tiempo y del estrés, comida saludable, gestión del liderazgo, comunicación afecta y construcción de la confianza son algunos de los ejemplos de la introducción de formación enfocada a otro aprendizaje que también nos enriquece.
Las empresas tienen, o tendrían, que tener en cuenta también este aprendizaje emocional. Cuidar al trabajador de una forma más integral. Si trabajamos más felices, más motivados, más enfocados, también somos más productivos y más eficaces.
Curso de mindfulness en el museo
Durante este mes de octubre, una veintena de trabajadores del Museu Nacional nos hemos apuntado a un curso de Mindfulness y autocuidado comprensivo con el Dr. Marcial Arredondo Rosas.
El objetivo del curso ha sido ofrecernos herramientas para poder gestionar situaciones de estrés y ayudarnos a la regulación emocional.
Algunos de los motivos por los que los asistentes nos hemos apuntado al curso han sido:
- aprender a parar el ruido de la mente
- aprender a gestionar el estrés en el ritmo laboral del museo
- conciliar mejor la vida laboral con la familiar
- aprender a centrarse en una tarea y no dispersarse en muchas
¿Qué es el mindfulness?
El mindfulness es una manera de estar. Estar atento en todo momento a lo que está sucediendo en nuestro exterior e interior, sin hacer juicios de valor. El mindfulness es autoobservación.
Si nos conocemos mejor a nosotros mismos tenemos más libertad.
A menudo, en lugar de ser conscientes de lo que estamos viviendo en el presente, vamos con el “modo automático”. Tenemos ruido mental, nos anticipamos a lo que puede pasar o lo que no y tendimos a evaluar el pasado… Nos dispersamos y nuestros sentidos se desconectan.
Esta imagen ilustra muy bien los dos tipos de “modos” con los que funcionamos:
En el modo consciente o modo ser mantenemos la atención focalizada en el presente, sin viajar mentalmente hacia otro tiempo ni lugar diferentes del que estamos viviendo o está sucediendo en el presente, en el ahora.
Cuando vamos con el piloto automático o modo hacer estamos físicamente en un lugar, pero mentalmente estamos en otros.
Los 3 pilares del mindfulness
- Intención: tener la intención de reorientar la atención
- Actitud de amabilidad: no es una actitud exigente. Es un esfuerzo leve, sin tensión
- Atención: focalizar nuestra atención y ponerla allí donde nosotros queramos
El mindfulness no equivale a la felicidad. Es darse cuenta de lo que tenemos en nuestro exterior e interior, estar atento y despierto sin ser reactivo a lo que está sucediendo. Es trabajar con nuestros condicionamientos que no podemos escoger (factores genéticos, de crianza, culturales, entorno…) para conseguir lo que sí que podemos escoger: qué versión de nosotros mismos queremos ser.
¿Nos miramos de forma amable y compasiva?
A menudo tenemos más compasión con cualquier otra persona de nuestro entorno que no con nosotros mismos. En nuestro tiempo y nuestra cultura, la tendencia es castigar el error, criticarlo. Cuando cometemos un error o nos equivocamos, en lugar de apoyarnos, nos castigamos. En un momento en el que necesitamos amabilidad nos respondemos con dureza y eso influye en nuestra autoestima en todos los niveles.
Durante el curso hemos observado cómo nos sentimos con nosotros mismos cuando nos tratamos de forma amable, con alegría; en contraposición a cuando nos tratamos de forma dura y estricta.
La experiencia nos ha hecho ver que la relación que tenemos con nosotros mismos en nuestro interior, incluso si tenemos un rostro sonriente o serio, tiene un impacto sobre cómo nos sentimos.
Según el Dr. Arredondo, tenemos que sentir un amor incondicional hacia nosotros mismos y tener una autoestima regulada. Podemos entrenar una voz interior más compasiva.
¿Cómo nos regulamos emocionalmente?
Según Paul Gilbert, tenemos 3 sistemas de regulación emocional:
- sistema de amenaza
- sistema de logro
- sistema de calma-conexión
El sistema de amenaza se activa cuando detectamos posibles peligros o amenazas. Es un sistema de actuación rápida que provoca estrés, ansiedad, irá, indignación, etc.
El sistema de logro es el que nos lleva a buscar la satisfacción de deseos y necesidades materiales e inmateriales. Cuando logramos nuestros objetivos nos aporta placer y bienestar. Desde este sistema conectamos con emociones de placer o excitación ligadas a la estimulación.
Cuando se activa el sistema de calma-conexión, conectamos con sentimientos positivos, nos sentimos seguros. Desde este sistema conectamos con emociones de bienestar, no ligadas a una estimulación interna, que proporcionan una sensación de paz y seguridad.
Nuestras amenazas vienen de nuestro propio pensamiento, tenemos grandes luchas internas. Si conseguimos estar presentes y en calma, nuestra mente se convierte en un lugar de seguridad.
A menudo en la vorágine del ritmo laboral, vivimos en un ambiente de estrés, con plazos que hay que lograr, en definitiva, nos sentimos rodeados de amenazas.
La comunicación interpersonal no violenta
En la comunicación no violenta, lo importante no es quién tiene la razón; lo importante son las necesidades, tanto las propias como las del otro.
Los sentimientos no nos los provoca el otro, los provocan nuestras propias necesidades no satisfechas. Detrás de cada sentimiento hay una necesidad por cubrir, o bien ya cubierta si el sentimiento es positivo.
En la comunicación no violenta, todas las necesidades tienen el mismo valor, tanto las nuestras como las de nuestro interlocutor.
Las etapas de la comunicación no violenta son:
- Observación
- Sentimientos
- Necesidades
- Petición/estrategia
Primero hay un estímulo que desencadena un sentimiento (o sentimientos). En la observación podemos usar mindfulness y con la observación del cuerpo y la compasión podremos saber qué sentimientos tenemos. Lo siguiente es ver qué necesidades no cubiertas hay detrás de lo que sentimos.
Por último, acabamos por poder hacer o pedir alguna cosa con la finalidad de satisfacer nuestra necesidad.
Es muy importante hacer una petición y no una exigencia. Con una petición se activa el sistema de calma y conexión, la otra persona lo ve como una invitación y una cooperación. Desde la exigencia, se activa el sistema de lucha y puede provocar sentimientos como sumisión, oposición, resentimiento, rebeldía.
¿De qué manera quieres que los demás hagan lo que quieres que hagan? Dependiendo de la manera de pedirlo podemos provocar que lo hagan desde el miedo y la sumisión o desde la confianza y la cooperación. Tú eliges.
Practicando mindfulness
Durante la formación hemos realizado progresivamente ejercicios para aprender diferentes técnicas de mindfulness.
Por ejemplo, cerrar los ojos y poner la mente en foco, detenerse en lo sutil, calmar la respiración, focalizar la atención en alguna parte del cuerpo o repasar el cuerpo de arriba abajo. La mente tiende a irse, pero durante la práctica la tenemos que volver a traer al foco.
El Dr. Arredondo nos ha explicado que no tenemos que responder de una manera reactiva a nuestros pensamientos y pasar a responder de una manera consciente.
Si en la práctica surge alguna inquietud, la tenemos que observar, no centrarnos en la inquietud. Dejar que pase y que se vaya. Permitir lo que aparece en nuestra mente sin aferrarnos a ello.
A veces sentimos dolor cuando realizamos la práctica de focalizar la atención en el cuerpo o parece alguna molestia. Hemos experimentado que si ponemos la mente en foco, llevamos el dolor a un segundo plano y pierde el protagonismo.
Hemos realizado alguna práctica dirigida a fijarnos en momentos ordinarios de nuestro día a día que nos proporcionan bienestar. Pequeños momentos de nuestra rutina que nos aportan felicidad y bienestar, en definitiva, calma. En lugar de recrearos en experiencias negativas, fijarnos en lo que nos alimenta. Conectar con una situación agradable y sostenernos en ella
Algunas citas que me han hecho pensar
“Cuánto he sufrido por cosas que nunca llegaron a ocurrir” —Montaigne
“Entre estímulo y respuesta hay un espacio. En este espacio descansa nuestro poder de escoger la respuesta. En nuestra respuesta reside nuestro crecimiento, libertad y felicidad” — Víctor Frankl
“Somos como velcro para las experiencias difíciles o desagradables y como Teflon para las vivencias agradables” —Rick Hanson
Concluyendo el entrenamiento… Hacia la adquisición del hábito
Al acabar las seis sesiones de entrenamiento de mindfulness, todos hemos coincidido en valorarlo muy positivamente.
Hemos aprendido a ser conscientes de que cuando nos ponemos en el “modo automático” o cuando estamos ante un tema preocupante, alimentamos la preocupación con la propia mente. Primero tenemos que aceptar la situación, no resistirnos a ella y después respirar. Si activamos el “modo ser” mediante el mindfulness regulamos nuestra emocionalidad.
Solo podemos actuar sobre nosotros mismos, no está en nuestras manos cambiar a los otros o lo que no depende de nosotros. Aceptación.
También hemos aprendido que es posible llamar a la voz interior que cuida de nosotros mismos, la que nos conforta y nos hace sentir bien, en lugar de la voz de la autocrítica y la autoexigencia.
Todo lo que hacemos con consciencia nos enriquece, ya sea comer, practicar sexo, pasear, escuchar a un compañero o compañera, mirar una obra de arte… con consciencia tendrá más sabor, será más auténtico y tendrá más intensidad.
Nos queda mucho camino para coger el hábito y usar el mindfulness en nuestro día a día, pero gracias al curso ya tenemos unas cuantas herramientas para hacerlo.
¿Cuándo será el próximo curso?
Enlaces recomendados
Meditación para potenciar el cerebro, La Vanguardia
Matthieu Ricard – Altruismo y Neurociencias, Youtube
Projectes digitals