Cèsar Favà y Mireia Mestre
El Museu Nacional d’Art de Catalunya expone un conjunto formado por cuatro magníficas pinturas de Bartolomé Bermejo, uno de los artistas más fascinantes del siglo XV. Dos de ellas, el Descenso de Cristo al Limbo y la Resurrección, forman parte de la colección del museo desde antiguo.
Las otras dos, la Entrada en el Paraíso y visión del Crucificado y la Ascensión, son un depósito de la Fundación Instituto Amatller de Arte Hispánico (Barcelona), efectuado con motivo de la remodelación de la colección de Renacimiento y Barroco, inaugurada en enero de 2018.
Hasta el próximo 19 de mayo, las cuatro se exhiben en la muestra Bermejo. Un genio rebelde del siglo XV.
Unas tablas y un montón de incógnitas
Desde que salieron a la luz a inicios del siglo pasado, estas tablas han suscitado un gran interés tanto por su innegable atractivo artístico, como también por los múltiples enigmas que las rodean. Y es que, hasta la fecha, siguen abiertas cuestiones tan trascendentales como la cronología y el lugar de realización, el emplazamiento original y posterior recorrido, o el conjunto pictórico al que pertenecieron en origen. El estudio material de las pinturas permite, sin embargo, plantear una respuesta a esta última pregunta y desvanecer buena parte de las incógnitas que hemos formulado.
A inicios del siglo XX, las tablas llegaron a Barcelona procedentes de París y fueron vendidas, por separado, a dos colecciones de la ciudad. La peripecia fue acompañada de la revelación de uno de los secretos más relevantes que hasta entonces escondían: su autoría. El político e historiador Salvador Sanpere i Miquel, que había actuado de mediador en su venta, las atribuyó a Bermejo a partir de la comparación con las obras que ya entonces se conocían del artista cordobés. La propuesta, rápidamente aceptada por otros especialistas de la época (p. 6), se ha mantenido plenamente vigente hasta nuestros días, a pesar de que, como en tantos otros casos, no haya podido ser validada a partir de ningún documento.
Los estudios realizados desde entonces han contribuido a conocer mejor las pinturas, sobre todo, su singular temática. Pero otros interrogantes continuaron abiertos y no fue hasta inicios del siglo XXI que se obtuvo un dato especialmente relevante relativo al conjunto de origen. En 2003, Santiago Alcolea hizo notar que las tablas habían sido construidas a partir de tablones dispuestos horizontalmente y, por tanto, como sucede en los retablos góticos de la Corona de Aragón, debían de haber conformado la predela de un retablo. El dato, fundamentado en el análisis visual del conjunto, liquidó toda una serie de hipótesis anteriores que habían interpretado las pinturas como partes del cuerpo principal de un retablo.
Ahora bien, ¿a qué retablo de Bermejo pertenecieron? Las principales hipótesis que siguen sobre la mesa en la actualidad son dos:
• Son parte de la predela del retablo mayor de la iglesia de Santo Domingo de Silos, de Daroca, del que se conserva la tabla central y una de lateral en el Museo de Prado, además de otro compartimento lateral en una colección particular.
• Son parte de la predela del retablo desconocido de la capilla del mercader Juan Loperuelo, en el convento franciscano de Daroca.
La primera hipótesis, sostenida por Francesc Ruiz, parte de la compatibilidad estructural de las tablas con el proyecto documentado del retablo y, al mismo tiempo, aduce vínculos iconográficos entre la predela y el cuerpo principal del conjunto. La segunda, defendida recientemente por Fernando Marías, pone en valor la idoneidad temática de las tablas para un contexto funerario, franciscano y de ascendencia judeoconversa, cual la capilla privada de Loperuelo.
El estudio material y las respuestas a los enigmas planteados
El estudio material de las tablas efectuado en el Museu Nacional d’Art de Catalunya y basado, entre otras evidencias, en el examen radiográfico, ha permitido restituir la estructura de la predela que habían conformado en origen. En ella, las cuatro escenas, hoy separadas, eran solidarias dos a dos (Descenso de Cristo al Limbo-Entrada al Paraíso y Visión del Crucificado; Resurrección-Ascensión), formando dos tablas que debían flanquear un sagrario central. El rastro de los clavos de forja, que fijaban los travesaños de refuerzo del reverso, demuestra que estos se disponían en forma de cruz de san Andrés en cada una de las dos tablas.
Reconstrucción de la estructura original de la predela de Cristo Redentor. Radiografías: À. Comella, V. Martí, À. Masalles; Esquema: À. Comella.
Rojo: agujeros de los clavos de forja que fijaban los travesaños eliminados
Amarillo: zona de unión de las tablas
Verde: elementos metálicos perdidos que unían las tablas
Azul: elementos metálicos modernos que unen los fragmentos serrados
Marrón: travesaños originales que reforzaban las tablas, que fueron suprimidos y sustituidos por un engatillado
Pero aún es más importante el hecho de que las evidencias materiales parecen confirmar la identificación de las tablas con la predela del retablo de Santo Domingo de Silos.
Las tablas de Cristo Redentor y las conservadas del cuerpo principal del retablo de santo Domingo de Silos presentan unas características comunes: tanto la tabla central con el santo titular entronizado, como el resto, son de madera de pino, están preparadas con estopa y presentan un sistema constructivo similar con tablas unidas a testa, reforzadas con espigas metálicas.
Los soportes de madera de la predela fueron ampliados como mínimo en altura, del mismo modo que las tablas conservadas del cuerpo principal del conjunto. Este hecho, además, coincide con lo que, según los documentos, sucedió con el retablo de santo Domingo de Silos. Las dos escenas propiedad del museo perdieron la parte superior de la composición pictórica que corresponde a esta ampliación del soporte, mientras que las del Instituto Amatller la han conservado y por eso tienen más altura.
Finalmente, dos de las piezas de la predela y las tablas laterales del cuerpo del retablo sufrieron las mismas peripecias en fechas relativamente recientes: por ejemplo, fueron serradas y los fragmentos resultantes unidos de nuevo entre ellos mediante elementos metálicos, se eliminaron del reverso los travesaños de refuerzo colocados en cruz, se adelgazó el grosor de la madera y se consolidó con un engatillado de características similares en todas ellas. En definitiva, demasiadas coincidencias para ser fruto de la casualidad.
La identificación de las tablas de Cristo Redentor como los compartimentos de la predela del retablo documentado de Santo Domingo de Silos lleva implícita una respuesta a buena parte de los enigmas planteados al principio. Además de ofrecer una fecha aproximada para el conjunto, comprendida entre 1474-1479, establece su realización para la iglesia de Santo Domingo de Silos de Daroca, durante la etapa aragonesa de Bermejo, lo que explica la fortuna de alguna de sus composiciones en la pintura del territorio.
Enlaces relacionados
Bermejo, un genio rebelde del siglo XV
Catálogo de la exposición Bermejo. El genio rebelde del siglo XVI
Bartolomé Bermejo. Museo del Prado
La Pintura góticahispanoflamenca : Bartolome Bermejo y su època
«La incidencia de las fuentes escritas en la iconografía del retablo de Santo Domingo de Silos, de Bartolomé Bermejo», Francesc Ruiz i Quesada, Butlletí de la Reial Acadèmia Catalana de Belles Arts de Sant Jordi, 2009-2010
«Bartolomé Bermejo en Daroca: de pintores, conversos y tablas», F.Marías, Boletín de la Real Academia de la Historia, 2017
Mireia Mestre y
Àrea d’Art Medieval
One comment
[…] propos de la reconstitution du retable voir également Cèsar FAVÀ et Mireia MESTRE, « Las tablas de Cristo Redentor de Bermejo, un bancal para el retablo de Santo Domingo de Silos (Daroc…« , dans Blog Museu Nacional de Catalunya, publié le 2 mai 2019, URL : […]