La colección de retratos fotográficos de artistas del museo

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Alícia Cornet

El museo conserva una colección de retratos de artistas tomados en los estudios fotográficos más relevantes de la Barcelona del tercer cuarto del siglo XIX. En este artículo nos centraremos en cuatro de estos estudios: el Napoleón, el de Antoni Esplugas, el de Joan Martí Centellas y el de Pau Audouard.

Innovaciones fotográficas

Tres innovaciones se introdujeron en el proceso fotográfico al inicio de la segunda mitad del siglo. El colodión húmedo, el formato de tarjeta de visita y el papel albuminado fueron las aportaciones que revolucionaron el campo de la fotografía y contribuyeron al éxito que tuvo el retrato entre la sociedad de la época.

En 1851, Frederich Scott Archer consiguió realizar un negativo en vidrio gracias a la utilización del colodión húmedo como aglutinante de las sales de plata. Tres años después, Eugène Disdéri patentó un nuevo sistema fotográfico que permitía obtener ocho retratos en un mismo negativo de vidrio. El negativo se positivaba por contacto sobre un papel albuminado y el resultado era un positivo de ocho retratos de 5,4 x 8,9 cm cada uno que, una vez recortados y pegados sobre un cartón, conformaban la tarjeta de visita. A este formato, muy pronto se sumaron otros como por ejemplo el de gabinete (16,5 x 11 cm), el victoria (12 x 8,3 cm) o el promenade (21 x 10 cm).

El impulso que recibió la fotografía con la introducción de las nuevas técnicas contribuyó al abaratamiento de los costes de producción y, como consecuencia, al aumento de la demanda de retratos, lo que favoreció la expansión de nuevos estudios fotográficos en todas las grandes ciudades europeas. Y Barcelona no se quedó atrás. Los estudios se concentraron en Las Ramblas y en las calles adyacentes.

El estudio Napoleón

Uno de los talleres que mejor refleja el éxito que alcanzó el retrato entre la sociedad barcelonesa de la época fue el estudio Napoleón, nombre comercial de la familia Fernández-Tiffon. El estudio, integrado por Antonio Fernández, Anaïs Tiffon y Emili, hijo del matrimonio, dominó el negocio fotográfico del retrato en la ciudad hasta los años 80 del siglo XIX.

Napoleón. Establecimiento de daguerrotipo y fotografía. Barcelona, Estudio Fotográfico Napoleón. Despacho del director, 1895

Napoleón. Establecimiento de daguerrotipo y fotografía. Estudio Fotográfico Napoleón. Fachada del edificio, 1895

El buen funcionamiento de la casa Napoleón queda de manifiesto con la inauguración, en 1893, de su lujoso nuevo estudio, que ocupaba del número 15 al 19 (actualmente el núm. 18) de la Rambla de Santa Mónica. Contaba con numerosas dependencias, entre las que destaca un taller de pintura, salas de espera, y dos galerías de retratos, una de ellas dedicada exclusivamente a retratos infantiles. Los clientes de Napoleón eran de lo más variado, desde miembros de la familia real hasta militares, comerciantes, médicos, abogados…, así como los artistas catalanes más relevantes de la época.

Se conservan algunos de estos retratos en la colección del museo, como el del escultor Mariano Benlliure; el escenógrafo y escritor Alexandre Soler Marÿe, y los pintores Santiago Rusiñol, Eliseu Meifrèn, Enric Serra i Baldomer Galofre. También hay fotografías de Alexandre de Riquer y de Josep Puig i Cadafalch, que, aparte de ser clientes del estudio, también trabajaron para la casa Napoleón. Riquer, por ejemplo, realizó, en 1895, un cartel publicitario del taller y el arquitecto Puig i Cadafalch dibujó, en 1898, los planos de la reforma del taller fotográfico.

Retrato de Mariano Benlliure

Información del dorso de la fotografía

A través de estas fotografías y, sobre todo, de sus reversos, podemos conocer la evolución que tuvo éste y el resto de talleres fotográficos. Aunque en una primera etapa en el dorso de la fotografía solo se pegaba una etiqueta con los datos básicos del taller: el nombre, la dirección y la especialidad, con el tiempo se fueron incorporando toda clase de ornamentos (cámaras fotográficas, paletas de pintor, flores…), así como los premios y distinciones que los fotógrafos habían obtenido. Las medallas y los diplomas eran un signo de prestigio para los fotógrafos, y también la distinción de ser fotógrafo de la casa real y, por ese motivo, lo imprimían en los reversos de sus fotografías.

En el dorso de una fotografía del estudio Napoleón de 1863, por ejemplo, hay una etiqueta que, además del nombre y la dirección, nos muestra una de las especialidades del taller, la fotografía de difuntos. En la parte superior de la etiqueta se lee: “Se va a domicilio a retratar difuntos”. Este era otro tipo de retrato solicitado en la época.

Reverso de una fotografia del estudio Napoleón del año 1863

La información del dorso también nos ayuda a fechar las imágenes. En el reverso del retrato de Santiago Rusiñol aparece la mención a la sucursal que los Napoleón abrieron en Madrid el 1880, pero no aparece información relativa a la medalla de oro que obtuvieron en la Exposición Universal de Barcelona de 1888. Por lo tanto, el retrato de Rusiñol tiene que ser posterior a 1880 y anterior a 1888.

Anverso i reverso de la fotografia de Santiago Rusiñol.

Antoni Esplugas

El estudio de Antoni Esplugas (1852-1929) estaba situado en la plaza del Teatre, número 7, desde 1876. Fue, junto con el estudio Napoleón y el taller de Pau Audouard, uno de los talleres fotográficos más importantes de la época.

Retrato de Baldomer Galofre fechado en 1888

Las novedades introducidas en la fotografía durante la primera década de la segunda mitad del siglo XIX favorecieron la circulación de los retratos entre familiares y amigos. Muestra de ello son los retratos de Baldomer Galofre y de Antoni Fabrés, tomados por Antoni Esplugas y dedicados al escritor y crítico de arte barcelonés Antoni García i Llansó (1854-1914).

Retrato de Antoni Fabrés

Posteriores a 1889, son los retratos que realizó de Josep Yxart y Santiago Rusiñol.

Retrato de Josep Yxart

Joan Martí Centellas

En la colección tenemos un retrato de Nicolau Raurich también dedicado a Antoni García i Llansó, pero esta vez realizado por otro de los fotógrafos más activos de la época, Joan Martí Centellas (1832-1902).

Retrato de Nicolau Raurich

La fotografía está fechada en 1890 y bajo la imagen cuenta con la dirección Rambla dels Estudis, número 5. Por una reseña publicada en El Correo Catalán el 14 de diciembre de 1880, sabemos que Martí abrió este nuevo taller en 1880. Pero Martí ya estaba en activo desde la década de los años 60, primero en Pla de Palau, número 4 y más tarde en la calle Aglà, número 6, donde realizó la mayor parte de su producción fotográfica.

Los retratos del dibujante Joan Junceda y del pintor Feliu Elias son, probablemente, posteriores al de Raurich. En el reverso de estos dos retratos consta una nueva ubicación: Rambla dels Estudis, número 9. Esta dirección empieza a aparecer en los anuncios que el estudio publicaba en la prensa a partir de 1900, relacionados con su incursión en la cinematografía.

Pau Audouard

En 1879 Pau Audouard (1856-1918) inauguró su primer estudio fotográfico en el número 17 de la Rambla del Centre. La apertura de su taller coincidió con un hecho importante que agilizó el proceso fotográfico: la aparición de las placas al gelatinobromuro. Estas placas, ya sensibilizadas y preparadas para ser utilizadas, facilitaron la realización de fotografías, lo que impulsó un nuevo crecimiento de los estudios fotográficos en la década de los años 80.

En 1884 Audouard y la familia Hombravella-Ramistany crearán una nueva sociedad: Audouard y Cia. Con esta empresa, Audouard consiguió importantes beneficios económicos y abrió un lujoso estudio en la Gran Via de les Corts Catalanes en 1886. El prestigio del taller aumentó con las medallas que el fotógrafo ganó en la Exposición Universal de Barcelona de 1888 y en la de París de 1889, y con su nombramiento como fotógrafo oficial de la Exposición Universal.

Los retratos de Apel·les Mestres y de Rafael Atché que se conservan en la colección ya fueron realizados en el estudio de la Gran Via. La nueva galería fotográfica de Audouard causó gran expectación entre la sociedad acomodada de la época, principalmente por dos motivos: su localización –fue uno de los primeros talleres importantes de Barcelona que no se instaló en Las Ramblas y sus alrededores– y sus grandes dimensiones, necesarias para realizar fotografías ecuestres. Audouard se especializó en la realización de este tipo de fotografías tan de moda en París desde 1860 y para hacerlas era necesario disponer de un amplio espacio donde poder fotografiar al retratado a caballo.

Audouard publicitaba este tipo de fotografía a través de reversos de retratos, tal y como se ve en los de Mestres y Atché: “edificio construido exprofeso para galería fotográfica y taller hípico”.

Anverso y reverso de la fotografía de Apel·les Mestres

La colección de retratos del museo no se acaba con la producción de estos cuatro fotógrafos, sino que también incluye retratos de artistas de fotógrafos tan relevantes como Marcos Sala y Josep Maria Lladó, además de las fotografías de fotógrafos establecidos en Madrid y Zaragoza. De ellos hablaremos en futuros artículos.

Enlaces relacionados

Fotografias hechas por el estudio Napoleón en la colección on-line

Fotografias hechas por el estudio de Antoni Esplugas en la colección on-line

Fotografias hechas por el estudio de Joan Martí Centellas en la colección on-line

Fotografias hechas por Pau Audouard en la colección on-line

Rafel Torrella, Els estudis de fotografia a Barcelona al segle XIX [exposició virtual]

Yolanda Ruiz, Los álbumes de “Bellezas” del fotógrafo Joan Martí i Centellas

 

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