Pere Llobera
El pintor y escultor Pere Llobera ha respondido a la propuesta de dialogar con el Museu Nacional d’Art de Catalunya mediante su proyecto Supuración etílica de la piedra, que puede verse en la sala Educart hasta el 3 de marzo de 2019. Después de realizar una investigación para la colección del museo, el artista presenta una instalación sobre la idea de los fracasos de “pequeña, mediana y gran intensidad”, el arte fuera de la historia oficial y los artistas olvidados.En este artículo el artista nos habla del proyecto con sus propias palabras.
Toilet
Hoy, martes 6 de noviembre de 2018, mientras montaba la exposición Supuración etílica de la piedra lo he visto claro. Ningún visitante ocasional (o usuario ocasional de los WC) de los que tropiezan con la exposición de camino a los lavabos de la Sala Oval del Museu Nacional d’Art de Catalunya entenderá ni jota de lo que les ofrezco. ¡Ey! Que lo he visto con mis propios ojos. La gente se mea y no está para tonterías. Y aún menos para mis tonterías.
Lo que pasará con la pegajosa ratafía, aromatizada a base de hierbajos catalanes que he vertido en el espacio Educart, es que muy poca gente profundizará en los contenidos de esta muestra. No puedo sorprenderme; a veces yo mismo me canso de esta tabarra.
Pero quizá de eso va la cosa; de ofrecer más de lo que te piden. Incluso ofrecer a quien no pide y sencillamente iba de camino al lavabo.
No hay arte sin conflicto
A la gente del departamento de difusión del Museu Nacional les he hecho saber en anteriores comunicaciones que este lugar que me han asignado para poner mis artefactos, y algunos otros de la colección, me parece algo así como un apéndice; una pequeña protuberancia, aparentemente inútil respecto del enorme cuerpo museístico del edificio, pero que inconvenientemente inflamado puede causar una peritonitis y llenar Educart de conflicto. Evidentemente, lo que realmente ocurrirá es que el museo ganará la guerra bacteriana (de eso no hay duda) y que yo volveré a la rabiosa melancolía que me define.
Win-win
Dentro de las revistitas STAR que he depositado por la sala y que nadie hojeará (ahora que lo he dicho no vale decir que sí que lo haréis) descansan los textos Nosotros los Malditos de Pau Maragall, bajo el pseudónimo de Pau Malvido. Probablemente me robarán los ejemplares, pero si no es así y llegáis a leerlos ya no hará falta que explique nada más sobre esta exposición. Mucha cosa se resume allí conceptualmente.
El resto son, básicamente, ganas de tocar las narices: corromper la bondadosa lógica de los Pastorets con una críptica ofensa a todos los escudos y filiaciones; meter el dedo en la llaga a la Democracia Cristiana Catalana que tanto daño ha hecho a la cultura de aquí; violentar a los monitores de las visitas escolares que no podrán explicar a los críos porqué los ciervos de uno de mis cuadros chupan setas; igualar las penitencias entre gente que se arrodilla por diferentes motivos… Afortunadamente para el orden establecido, nadie susceptible de ofenderse se tomará el tiempo necesario para hacer una lectura de las cosas, y los que son capaces de invertir este tiempo no se ofenderán.
Win win, como dicen los ingleses.
Inaugurar acompañados de Enric Casasses
Enric Casasses nos trufa la inauguración de La supuración con un breve pero interesantísimo recital centrado en la figura de su amigo Pope (el del póster), y un poco en la idea del fracaso. Transcribo los más breves para no cansar a la gente (si no eres un fanático del poeta no es lo mismo escuchar a Casasses que escribirlo). Aquí va:
Información de temas eternos
La mujer ha hecho abrir
la reja del desterrado
y abre los brazos con pasión
porque ama a un desgraciado
y no hay un hombre mejor.
De los 9 poetas
Y Pope, el número uno,
entre el dedo índice y el pulgar
sostiene una clara de huevo crudo
rodeado de codazos.
***
¡Por cierto! Enric me dice tres cosas antes de comenzar:
- Que el poema Ahir fue el primero que escribió Pope (yo no lo sabía)
- Que este poema Pope lo leía chillando justo después de la palabra moscardón. Así: ¡Ahh!
- Que en su casa (la de Casasses), cuando era un chaval tenían el disco de Pete Seeger en el Carnegie Hall que he puesto sobre la mesa de documentación. Y que el último track es uno de Bob Dylan, que es presentado como una joven y nueva promesa del folk.
Casasses se va directo a buscar un disco de Dylan a la calle Balmes 18 de Barcelona y le dicen que no lo tienen; el vendedor lo mira de arriba abajo y cuando ya casi se está dando media vuelta le dice: _¡Espera!, va a la parte secreta de la tienda y vuelve con un disco del de Minnesota.
Ojalá ahora hubiese exámenes como ese.
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