Redacció digital
La llegada de la primavera después de un largo invierno es siempre un momento de nuevos comienzos. En el transcurso de la historia del arte, los artistas han captado todos los elementos vinculados a esta estación del año en la que la belleza de la naturaleza surge con intensidad, pero también ha inspirado connotaciones simbólicas como las ideas de renacimiento o despertar de la vida y los deseos.
El mundo renace y así lo pone de manifiesto el espectáculo de la naturaleza. Las hojas nuevas brotan esplendorosas y se despliegan sobre los troncos pelados de árboles y arbustos mientras las flores estallan con todo su color y presencia. Las lluvias de abril riegan campos, prados y bosques, pero también balcones y patios, preparando árboles, plantas y flores para el momento culminante de la floración. La luz cambia, el día se alarga y propicia nuevos colores y tonalidades ofreciendo infinidad de posibilidades. Después de meses de recogimiento invernal, el clima se vuelve benévolo y propicio para las actividades al aire libre, como pícnics o meriendas.
Y, tal y como hicimos en el artículo dedicado al invierno, para celebrar la llegada de la primavera climatológica os proponemos un recorrido online por varias obras de la colección del museo que ilustran estas estampas primaverales.
Alegorías
La representación de la primavera siempre ha estado vinculada al amor y la belleza, pero también, con un espíritu más profano, a los meses del año como abril, mayo o junio.
Genís Capdevila, Primavera, hacia 1910 / Joan Brull, Flores tempranas, hacia 1896 / Apel·les Fenosa, Flora, 1934 / Claudi Lorenzale, Alegoría de la Primavera, hacia 1847 / Eusebi Arnau, La Primavera, primer cuarto del siglo XX / Edward Penfield, Harper’s May, 1898 / Louis John Rhead, The Century Magazine for June, 1896 / Josep Lluís Pellicer, Alegoría del mes de mayo, 1882 / Anónimo. Catalunya, Tablilla de artesonado con alegorías de los trabajos de los meses de mayo y junio, hacia 1300 / Modest Urgell, Abril, hacia 1878.
Las mujeres y la primavera
Desde tiempos pretéritos, la figura femenina joven se ha asociado a esta estación del año, como en el caso de Ceres (Deméter), diosa romana de la agricultura y las cosechas. En grupo o en solitario, desnudas o con trajes primaverales, vemos las figuras femeninas que artistas de todo el mundo han imaginado bailando o cultivando flores, hablándonos de un renacimiento y una belleza propios de la primavera.
Anónimo, Ceres, primera meitat del segle XVIII / Utagawa Kunisada (Toyokuni III), Namban joruri mitate, 1847-1848 / Antoni Serra, Josep Pey, Fàbrica de Porcellanes i Gres d’Art, Vaso decorado con figura femenina, hacia 1901-1907 / Koloman Moser, Mujer recogiendo flores, 1898 / Joaquim Sunyer, Desnudo (Primavera), 1919 / Ramon Martí i Alsina, La mujer de las flores, hacia 1878-1882 / Leonardo Bistolfi, Première Exposition Internationale des Arts Décoratifs Modernes, 1902
Juegos florales
Muy particularmente en nuestro país, con la primavera llegan también los Juegos Florales, un certamen literario que, a lo largo del tiempo, ha propiciado muchas imágenes y representaciones poéticas que han acompañado la obra de escritores y escritoras.
Ramon Casas, Jochs Florals de Barcelona. Festes del cinquantenari, 1908 / Alexandre de Riquer, Jochs Florals de Barcelona any 1901, 1901
Deshielo y final del invierno: lluvia y sol
Cuando se despierta la primavera, con la subida de la temperatura los paisajes se transforman completamente. La nieve y el hielo de alta montaña van desapareciendo para llenar los ríos, y las lluvias abundan y favorecen el verdor. En un mismo día puede llover, salir el sol y granizar, e incluso un arco iris puede asomarse. Todo, símbolo y muestra de esa transformación constante.
Darío de Regoyos, El chaparrón. Bahía de Santoña, 1900 / Darius Vilàs, Pirineo catalán, hacia 1933 / Antoni Fabrés, Tiempo de lluvia, hacia 1910 / Josep Armet, Un país. Recuerdo de los Pirineos, 1866 / Marià Pidelaserra, Pirineo aragonés, 1942 / Francesc Vayreda, Orilla del río, 1927 / Baldomer Galofre, Paisaje de primavera, hacia 1880-1886
Pueblos, bosques y prados recuperan los tonos más vivos como una invitación a disfrutarlos con plenitud. Las personas abandonan el recogimiento del invierno y ocupan estos espacios para pasear y jugar en ellos.
Joaquim Mir, La joya, hacia 1910 / Enric Galwey, Primavera, hacia 1907 / Baldomer Galofre, Primavera romana, hacia 1874-1884 / Joaquim Vayreda, Niños jugando (estudio), hacia 1889 / Francesc Vayreda, Paisaje de primavera, 1923 / Enric Galwey, Primavera, 1928 / Joaquim Vayreda, Paisaje de primavera, hacia 1876-1882.
Las ciudades también cambian de paisaje con el esplendor de los árboles y los balcones, patios y terrazas llenos de luz y color. La vida interior emerge e invita a largos paseos.
Albert Ràfols Casamada, El balcón, 1947 / Francesc Miralles, Primavera, hacia 1896 / Arcadi Mas i Fondevila, Jardín (Vallcarca), hacia 1912 / Santiago Rusiñol, Patio azul, 1913 / Emili Bosch Roger, Primavera, 1953 / Santiago Rusiñol, Balcón con flores y cortina, hacia 1880-1885 / Darío de Regoyos, Barcelona desde Vallvidrera, 1912 / Joaquim Vayreda, La terraza, hacia 1891
Flora
No podemos hablar de primavera sin mencionar las flores. Los campos, los prados, los márgenes de los caminos se llenan de colores intensos y olores refrescantes que llegan hasta los jarrones de las casas. Los frutales florecen, presagiando un verano de dulces sabores.
Francesc Carrera Bou, Jarrón con flores, hacia 1922-1926 / Francesc Vayreda, Frutales en flor, 1923 / Emília Coranty, De mi jardín, hacia 1907 / Josep Mirabent, Gran jarrón con flores, hacia 1880-1888 / Joaquim Vayreda, Flores de abril, 1881 / Hermen Anglada Camarasa, Florera, 1935 / Olga Sacharoff, Flores, hacia 1936 / Antoni Ollé, Los huertos en primavera, 1950 / Antoni Fabrés, Transporte de cebada en Normandia, 1925 / Francesc Carrera Bou, Vehículo adornado para la Batalla de les flores (Barcelona), hacia 1922-1926 / Frederic Vidal, Puerta vidriera a cuatro batientes, hacia 1900
Fauna
Los animales también son protagonistas de esta estación: las golondrinas y las cigüeñas llegan para criar, volando en grandes grupos y, como otras aves, empiezan a construir los nidos para sus crías en tejados y campanarios.
Miquel Carbonell, El nido, hacia 1893 / Joaquim Renart, Montante o sobrepuerta de la tintorería Gallard, 1905 / Josep Maria Jujol, Mueble auxiliar de despacho, 1910 / Marià Fortuny, Pájaros y patos en un corral y estudio de golondrinas, hacia 1870-1872 / Alexandre de Riquer, Pájaros (Carboneros), 1895 / Maestro de Santa Maria de Taüll, Pavos reales bebiendo de un cáliz de Santa Maria de Taüll, hacia 1123 / Reial Fàbrica de Rozenburg, Vaso decorado con aves y flora, hacia 1898 / Ramon Martí i Alsina, Un oso durmiendo, hacia 1870-1880
Mientras el oso se despierta después de una larga hibernación, el pavo real despliega sus alas de colores espectaculares y se consagra al cortejo y el conejo se empareja para criar.
Plein air
El estallido de la primavera llena parques y plazas y el césped rebosa de grupos de amigos y familias que disfrutan del buen tiempo y las comidas al aire libre. ¿A quién no le gusta merendar sentado sobre la hierba?
Ricard Opisso, Hombre recogiendo un cigarro de tierra y Merienda al aire libre (Promiscuaciones y ayunos, III y IV respectivamente), 1920 / Miquel Carbonell, Comida en el campo, hacia 1883-1885 / Santiago Rusiñol, Merienda al aire libre, hacia 1887 / Francisco Iturrino, Día de campo, hacia 1905-1911 / Josep Benlliure Gil, En el jardín, hacia 1880-1900 / Antoni Viladomat, La primavera, entre 1730-1755 / John Hassall, Little Bo-Peep, hacia 1893-1895 / Joan Colom Agustí, Una merendola, 1917 / Gaspar Homar, Merienda en el campo, hacia 1905-1906 / Gaspar Homar, Tres mujeres cogiendo fruta, hacia 1905-1906 / Gaspar Homar, Mujeres con cesta de fruta debajo de un emparrado, hacia 1905-1906
La primavera la sangre altera
Y con el despertar de la naturaleza renacen las pasiones… «La primavera, la sangre altera», y es que con la llegada del buen tiempo se reavivan las ganas de vernos, de compartir, de conocer a otras personas y también de seducir y ser seducidos.
Pere Casas Abarca, Sueño de amor, hacia 1900 / Ismael Smith, Escena galante. Ilustración satíricasatírica, 1911 / Ricard Opisso, Efectos primaverales, 1915 / Feliu Elias, La primavera i el pintor de Sant Lluc, 1909 / Marià Fortuny, Abanico con escena galante, 1870 / Antoni Utrillo, Escena galante, hacia 1898 -1906 / Xavier Nogués, Abanico: el amor, 1937-1938 / Ricard Opisso, La verbena de San Juan, III (Amando), 1921 / Francesc Carrera Bou, Escena galante en un jardín, hacia 1922-1926 / Josep Lluís Pellicer, Escena amorosa, 1881 / Ramon Martí i Alsina, Pareja en actitud amorosa, cap a 1850 / Lluís Elias Bracons, Poeta naturista, 1918 / René Grégoire, Le baiser (El beso), 1910
Y con estas apasionadas instantáneas acabamos el paseo por las postales más primaverales de la colección y te emplazamos al siguiente cambio de estación para descubrir las imágenes más estivales del Museu Nacional.