Natalie Tsvirko
¿Te ha ocurrido alguna vez esto, mientras visitas un museo o una exposición?…
¿Recuerdas ese momento, cuando estás tan fascinado por la obra de un gran maestro, en que ésta casi parece que tome vida en tu imaginación? Tu propia mente crea esta situación y esta atmósfera alrededor de la obra, muy personal e inspiradora. Simula el antes y el después de las imágenes y, como resultado, completa su historia. Después de esta interacción intensa e íntima entre persona y arte, la obra perdura en tu memoria para siempre gracias al impacto emocional que ha causado.
Las nuevas tecnologías nos permiten reproducir y simular esta experiencia personal. Y nos ayudan tanto a cautivar a esas personas que no estaban particularmente interesadas en el arte, como a poder ver la obra desde una nueva perspectiva. De hecho, hoy día esto se ha convertido en tendencia y se puede ver en el diseño de exposiciones y en las estrategias para promocionarlas y difundirlas. Hay muchos ejemplos en que las obras son “revividas” para que el visitante obtenga una experiencia de entretenimiento, pero sin descuidar la percepción/visión clásica de la obra. Algunos de estos experimentos tecnológicos han sido grandes éxitos, hasta convertir-se en un concepto; un claro ejemplo es el film Loving Vincent. Otros son más pequeños, pero no por ello hay que desdeñarlos.
Que és un GIF?
Una de las formas más simples de generar esta simulación de la realidad es la animación GIF. El acrónimo GIF viene del inglés Graphic Interchange Format (Formato de Intercambio de Gráficos). Este formato soporta un máximo de 8 bits por píxel y permite utilizar hasta 256 colores de la paleta RGB. El formato GIF soporta la animación de fotograma a fotograma y permite la misma paleta y resolución para cada una de las capas creadas. Todo eso permite convertir la obra de arte en una animación en loop con una pérdida de color mínima. Esta tecnología proporciona varias posibilidades para la creación y la “reanimación” de obras.
La colección del Museu Nacional d’Art de Catalunya es variada, y abarca casi todas las épocas de la historia del arte. Estas obras inspiran y motivan para la experimentación. Aun así, mientras se crea un fichero de animación GIF, es importante tener en cuenta, a parte de aspectos legales, el componente ético implícito en cada pieza: mantener el mensaje, la atmósfera y el ambiente que su autor vertió en ella cuando la creó. Pese a todo, es un juego apasionante y entretenido, y una experiencia para poder tocar y “revivir” algunas de las obras hechas por grandes maestros que nos han desvelado pequeñas historias que queremos compartir con vosotros.
¿Os animáis a hacer un GIF y mandárnoslo?
Natalie Tsvirko
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