Alfons Cornella
Biblioteca del Rijksmuseum. Foto: web del Rijksmuseum.
En el contexto de repensar el museo y extender la reflexión y el debate internos, invitamos a Alfons Cornella, experto en innovación, a dar una charla para el personal y a ser autor invitado en el blog. Al final encontraréis el vídeo completo de su estimulante intervención.
Innovar no es un capricho. Innovar no es una actividad nueva en las organizaciones. Siempre hemos innovado, pero de formas más impulsivas y quizás invisibles. El reto es ahora innovar sistemáticamente y en equipo. Tenemos que incorporar la creación de valor permanente como uno de los valores de la organización, y como una actividad natural (“del día a día”). Tenemos que entender mejor las nuevas necesidades, los nuevos impulsos, las inquietudes emergentes de nuestros “clientes” (o, más ampliamente, de los ciudadanos y visitantes), y responder a ellas con propuestas que aporten nuevo valor. Innovar es entender los problemas y las oportunidades que nos rodean, para generar de forma creativa nuevas ideas, que puedan ser convertidas en valor para los diferentes agentes, creando así unos resultados (sociales, económicos, etc.) sostenibles en el tiempo. Crear valor de acuerdo con nuestros valores.
Innovar requiere la combinación de actitud y método. De visión y sistema. Para innovar se necesita voluntad de riesgo y método para experimentar.
Alfons Cornella a punto para su conferencia en el Museu Nacional.
Explorar
Hay que aprender a EXPLORAR el mundo (qué están haciendo otros, bien o mal; qué quiere la gente, qué es disruptivo, qué es absurdo, qué parece absurdo pero acaba siendo inteligente, qué modelos de negocio cambian, cómo, quién lo hace, dónde, por qué, etc.) Mirar donde no has mirado antes, y extraer de ello sistemáticamente ideas que puedan ser trabajadas en equipo como fuente de oportunidades. Tenemos que convertirnos en expertos en la “minería de oportunidades”. Actualmente, en el estado de complejidad del mundo, con el enorme espectro de propuestas accesibles en algún lugar del planeta, es absurdo ponerse a pensar en alguna innovación sin antes haber dedicado un tiempo a mirar alrededor. Explorar es un requisito fundamental para innovar de forma productiva.
Valor y emoción
Después, hay que aprender a entender qué es VALOR para nuestros clientes (o usuarios, o ciudadanos; usad aquí la terminología más conveniente). Y, de forma creciente, hay que entender que en el tándem racional/irracional, o eficiencia/emoción, en nuestro cerebro, es la irracionalidad, la emocionalidad, la que tiene el control de muchos aspectos de nuestro comportamiento. La belleza, la elegancia, la sutileza de los instantes, el poder de las historias nos cautivan. Hemos aprendido en las últimas décadas que nuestro cerebro es básicamente emocional. Y eso tiene una relevancia creciente para las instituciones relacionadas con la cultura. Porque la cultura es un vehículo de conexión profunda con las EMOCIONES: la lectura imaginativa, la inspiración de las imágenes, el vehículo de la historia, la simpatía con momentos y lugares que solo podemos imaginar porque ya no existen. La cultura, el arte tienen en este contexto de dominio del “cerebro-emoción” un potencial por explorar: el potencial de “las historias de la Historia”. No es extraño que algunas de las iniciativas más atractivas en la cultura, y en especial en los museos, en los últimos años, tengan que ver con la “explicación de historias” (el storytelling de los anglosajones). El proyecto “Historia del Mundo en 100 objetos”, del British Museum, o las diversas iniciativas para presentar en forma de realidad aumentada momentos y lugares de la historia pasada (la digitalización del Foro de Augusto, o de las Termas de Roma, o de Pompeya, o de la Barcino romana), son ejemplos de la conversión del potencial emocional de nuestro “patrimonio” (entendido ampliamente: el pasado que podemos revivir) en productos, servicios, actividades, acciones que tienen un valor creciente para los diferentes agentes de la sociedad.
Nuevos formatos: contar historias
Las nuevas TECNOLOGÍAS ayudan, obviamente, a hacer posible la extracción de nuevo valor del patrimonio existente. Facilitan su “presentación” en FORMATOS diferentes, innovadores, atractivos. Permiten “formatear” los contenidos en historias, de emociones articuladas de diferentes maneras. Así, por ejemplo, se puede pensar en organizar el “catálogo” de un museo a partir de sencillas “palabras motor” (imaginarios, drivers). ¿Os imagináis una “lectura” del museo a partir de la palabra “Realidades”? (cómo era la realidad, el día a día, de la edad media, de los románticos, de los noucentistes, de la preguerra, etc.) ¿O de la palabra “Sueños”? (imaginarios oníricos que liberan a los artistas de la mezquindad del momento que les tocó vivir). ¿Y alrededor de la palabra “Nada”? ¿O “Todo”?
Co-Innovación
En su totalidad este nuevo escenario de valorización de nuestro patrimonio requiere una actitud atrevida, un sistema de innovación (métodos y herramientas), que se inicia con una “minería” de nuestros ACTIVOS: ¿en qué somos los mejores (en el mundo), en qué somos diferentes, en qué somos atractivos? Una vez mapeados esos activos, nos tenemos que poner a trabajar en PROYECTOS “ágiles” (cortos, iterativos, en relación directa con el mercado; con la metodología que hoy hemos convenido en llamar Learn startup) que demuestren a los agentes del sistema (en especial a los “clientes” y a los “pagadores”), que las nuevas propuestas tienen valor, y son sostenibles en el tiempo. Y, además, hay que determinar “con quien” aliarse para llevar a cabo los proyectos, con un esquema de CO-INNOVACIÓN, de innovación colaborativa, que demuestre que hoy en día la forma más inteligente de competir es colaborar.
Innovar no es un capricho. Es estar vivo.
Enlaces relacionados
Premio Internacional a la Innovación Cultural, CCCB
Alfons Cornella. Fundador Infonomia.com y co-society.com
