Antoni Guiral
Hay cosas que surgen por casualidad, o porqué realmente tocaba hacerlas. El año 2018 propuse al Salón del Cómic de Barcelona una exposición sobre las revistas del boom del cómic.
Hacía 40 años que había surgido una de las primeras, 1984, y pensé que era un buen momento para recordar uno de los hitos del cómic español.
Cuando la preparábamos, ya surgió el tema de que una de las más comerciales e importantes de estas cabeceras, El Víbora, cumplía 40 años de vida en 2019 (salió en 1979).
No se trataba de repetir tema en el Salón (o Comic Barcelona) del año 2019, pero el acuerdo con el Museo Nacional de Arte de Cataluña abría la puerta a plantear esta muestra. Así lo hicimos, y la respuesta del Museu Nacional fue, rápidamente, muy positiva.
Preparando la exposición sobre El Víbora
El año 2018 ya nos pusimos a trabajar la exposición El Víbora: Comix contracultural que se puede ver hasta el 29 de septiembre en el Museu Nacional. He tenido la suerte de trabajar con Alex Mitrani, conservador del museo, que desde el inicio se mostró entusiasmado con la propuesta y que, realmente, es el «cocomisario» de esta muestra.
No era fácil resumir la historia de una revista que estuvo viva durante 25 años. De entrada, con la conciencia de que El Víbora era, inicialmente, una revista que recogía la herencia del comix underground, preferimos concentrarnos en los primeros años de la revista, que son los que, de alguna manera, marcan su filosofía. O sea, cómics rompedores, de grafismos renovadores, que sorprendieron a los lectores por su sinceridad y frescura, y que eran capaces de dar voz a personajes marginales entonces y de tocar todo tipo de temas desde la perspectiva de una recuperada libertad de expresión.
Por supuesto, era importante explicar mínimamente en qué consistía el comix underground, cómo nació, de dónde vino y cómo y cuándo se instaló en Barcelona en 1973.
También éramos conscientes de que había que incluir de alguna manera todas las etapas de la revista, que a partir de los años noventa asume lo que ha venido a denominar el cómic alternativo.
Por lo tanto, comenzamos a hacer un listado de qué autores eran básicos para la muestra, con el fin de disfrutar de sus originales, pensando siempre en piezas concretas que tienen una significancia especial en la historia de la cabecera. Entre Álex y yo contactamos con ellos y ellas, y también con algunos de sus herederos o con coleccionistas particulares y, por supuesto, con Ediciones La Cúpula, el editorial de El Víbora.
En la investigación, se encontraron algunos originales que no eran de El Víbora pero que, siendo de autores que habían colaborado en la revista y que pertenecían a su etapa underground, eran un complemento perfecto.
También tuvimos en cuenta que las revistas físicas, impresas, eran importantes y, por un lado, seleccionamos algunas de la etapa underground norteamericana, europea y española.
La otra idea que creo que ha sido acertada, fue la de exponer ejemplares impresos de la revista El Víbora, una ancho selección de cubiertas de toda su historia, desde 1979 hasta 2004, incluyendo algunos números especiales. Poco a poco, surgieron otros elementos complementarios, con los documentales o las fotografías, que de alguna manera ofrecen una visión a veces lúdica y sentimental, de aquellos años. Además, se añadieron fotografías de la realización del cómic en vivo «Amor en Vallvidrera», del año 1980, una gran pieza y una pieza grande que había sido cedida al Museu Nacional.
No fue fácil escoger los originales, pero poco a poco todo tomando forma. La muestra es dividió, de hecho, en cinco grandes partes. De entrada, la explicación de lo que fue el comix underground y como llegó a casa nuestro; después, ya entrando directamente en El Víbora, se escogieron tres temáticas para repartir los originales: el entorno urbano, la respuesta al poder y la aparición de la subersió, y el erotismo y el feminismo. Finalmente, la exposición de las cubiertas. Todo, como he dicho antes, complementado con los documentales, las fotografías y una cronología. Aparte, unos textos de sala que profundizan en algunos de los originales expuestos y explican detalles complementarios.
Una experiencia gratificante
Para mí ha sido una experiencia única poder hacer esta muestra en el Museo Nacional. Quiero agradecer a todas las personas del Museo que han colaborado en ella, por su profesionalidad y excelente trabajo, su dedicación a todos los niveles. Especialmente al Pepe Serra, a la Mertixell Puig (la directora de Comic Barcelona), en el Lluís Alabern y al Àlex Mitrani. Y, por supuesto, a todos y todas los que han cedido originales y publicaciones.
El cómic (y en este caso especialmente El Víbora) ha entrado en el museo (de hecho, lleva tiempo haciéndolo), y aquí está para quedarse. Colaborar en esto es … difícil de explicar, pero muy satisfactorio.
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