El retablo de Miralles se expone en la primera retrospectiva sobre Antoine de Lonhy

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Cèsar Favà y Ruth Bagan

Hasta el próximo 9 de enero, la obra participa en la exposición Il Rinascimento europeo di Antoine de Lonhy, en el Palazzo Madama – Museo Civico d’Arte Antica de Turín. Ilustra la producción catalana del pintor al lado de una reproducción de la otra obra conservada de su paso por Cataluña: el rosetón de la iglesia de Santa María del Mar, en Barcelona.

Reproducción del rosetón de Santa María del Mar y el retablo de Miralles en la exposición Il Rinascimento europeo di Antoine de Lonhy. ©Torino, Palazzo Madama – Museo Civico d’Arte Antica. Su concessione della Fondazione Torino Musei (foto: Studio Fotografico Gonella 2021)

El retablo de Miralles

El retablo de la Virgen, san Agustín y san Nicolás de Tolentino del convento de Domus Dei de Miralles (Castellví de Rosanes, Baix Llobregat) destaca tanto por su elevada calidad pictórica como por ser un unicum de la pintura catalana sobre tabla: se trata del único políptico conocido del paso del pintor Antoine de Lonhy (hacia 1420-1480/1490) por Cataluña.

A inicios del siglo xx , el conjunto ya se conservaba incompleto y adornaba el altar mayor de la iglesia setecentista del convento de Miralles, donde había llegado procedente del antiguo templo, en el que todavía se mantiene vacío el espacio que había ocupado. 

Altar mayor de la iglesia moderna del convento de Miralles. Foto: Cèsar Favà

Sin embargo, en 1910 ya se encontraba en Barcelona después de la venta efectuada por la familia Margarit, propietaria del convento desde 1843. Poco más tarde sus partes conservadas tomaron caminos distintos. En 1932, el cuerpo principal del retablo ingresó en lo que hoy es el Museu Nacional d’Art de Catalunya procedente de la colección de Lluís Plandiura, que lo había adquirido en la década de 1920.

Cuerpo principal del retablo de la Virgen, san Agustín y san Nicolás de Tolentino. Hacia 1461-1462. Óleo, temple y dorado con pan de oro sobre tabla. 206 x 206 x 13 cm. MNAC 5088.

Las dos tablas de la predela pasaron a manos de los condes de Peralada y, sucesivamente, a las del empresario y político Miquel Mateu. En la actualidad forman parte de la colección del Museu del Castell de Peralada.

Muerte de santa Mónica. © Museu del Castell de Peralada / Milagros en la tumba de san Nicolás de Tolentino. © Museu del Castell de Peralada.

Formado por una sola tabla, el cuerpo principal del retablo se estructura en dos pisos y tres calles. La Virgen con el Niño ocupa su compartimento central, entronizada y rodeada de ángeles. La flanquean los dos principales santos de la orden agustiniana —a la que pertenecía el convento— con sus atributos: san Agustín, a la izquierda del espectador y, a la derecha, san Nicolás de Tolentino, canonizado recientemente (1446). El registro superior está formado por tres escenas narrativas protagonizadas por los tres personajes coronados en el registro inferior: en el centro, la Adoración de los Magos Epifanía; en el extremo derecho, San Agustín ordenando un novicio y, a la izquierda, la Misa de almas de san Nicolás de Tolentino. En las dos tablas de la predela conservadas en Peralada se representan dos episodios más de la vida de estos dos santos: la Muerte de santa Mónica (madre de san Agustín) y los Milagros en la tumba de san Nicolás de Tolentino.

Arrodillado a los pies de la Virgen aparece representado el comitente de la obra, el mercader Bertran Nicolau (hacia 1355 – 1421), fundador del convento de Miralles y uno de los grandes benefactores de su tiempo. Se le puede identificar gracias al escudo situado al pie del trono mariano, que contiene su monograma (la cruciforme enlazada con la ). La misma heráldica también se conserva en las pinturas murales de la antigua capilla y en los artesonados del convento de Miralles, así como en el monasterio de San Jerónimo de la Murtra, fundado también por Nicolau.

Heráldica de Bertran Nicolau en las pinturas murales de la antigua iglesia del convento de Miralles. Foto: Cèsar Favà. / Heráldica de Bertran Nicolau en los artesonados del convento de Miralles. Foto: Cèsar Favà. Foto: Cèsar Favà.

Aunque la propia obra ofrece referencias del donante, su autoría tuvo que ser desvelada gracias a un documento publicado a principios del siglo pasado. Este reveló que el retablo ya estaba terminado el 4 de mayo de 1462 y que se debía una cantidad de dinero a Antoine de Lohny por su realización. Hoy sabemos que la gran brecha temporal existente entre la muerte sin descendencia de Bertran Nicolau (1421) y la fecha de la obra (hacia 1461-1462) podría encontrar justificación en el largo conflicto derivado del testamento del mercader. Por otro lado, se supone que la realización de la pieza debió derivar del contrato del rosetón de la fachada de Santa María del Mar, firmada en junio de 1460.

Inicialmente documentado en la Borgoña, de donde seguramente era originario y donde trabajó nada menos que para el canciller del duque, Nicolas Rolin, en la década de 1450, Lonhy se estableció en Toulouse. Desde aquí emprendió una breve estancia en Cataluña, tras la cual se trasladó definitivamente al ducado de Saboya. De esta sorprendente trayectoria itinerante ha pervivido un número considerable de obras que ponen de manifiesto el carácter polifacético del artista: ejercitó la iluminación de manuscritos y la pintura mural, sobre tabla y sobre vidrio, y realizó ​​diseños para vidrieras y para bordados, entre otros.

La exposición en Turín: entre el riesgo y la oportunidad

En 2021, la mayoría de las obras conocidas del artista se han reunido en la exposición Il Rinascimento europeo di Antoine de Lonhy, que es la primera antológica dedicada al artífice. La muestra se ha articulado en dos secciones situadas en dos sedes: una en el Museo Diocesano di Susa (del 20 de julio al 10 de octubre de 2021), comisariada por Vittorio Natale; la otra, en el Palazzo Madama – Museo Civico d’Arte Antica de Turín (del 7 de octubre de 2021 al 9 de enero de 2022), que cuenta con el comisariado de Simone Baiocco y Simonetta Castronovo. Para la ocasión se ha publicado un rico catálogo con numerosos estudios introductorios y las fichas catalográficas de las obras expuestas, editado por Simone Baiocco y Vittorio Natale.

Entrada de la exposición en la Sala del Senato del Palazzo Madama de Turín. ©Torino, Palazzo Madama – Museo Civico d’Arte Antica. Su concessione della Fondazione Torino Musei (foto: Studio Fotografico Gonella 2021)

El Museu Nacional ha participado en la muestra celebrada en el Palazzo Madama mediante el préstamo del cuerpo principal del retablo de Miralles. Este hecho ha permitido, por primera vez, poner la obra en relación con las demás producciones de Lonhy. Además, ha contribuido a la reunión, también por primera vez, de las partes conservadas del políptico gracias a la cesión de ambos compartimentos de predela por parte del Museu del Castell de Peralada. 

Tablas conservadas del retablo de Miralles en la exposición. ©Torino, Palazzo Madama – Museo Civico d’Arte Antica. Su concessione della Fondazione Torino Musei (foto: Studio Fotografico Gonella 2021)

El compromiso del Museu Nacional con la muestra se ha materializado también con el préstamo de una fotografía de Oriol Maspons correspondiente a la fachada de Santa María del Mar. Titulada Puerta magnificada. Santa María del Mar, la hizo en el contexto de la publicación Arquitectura gótica catalana, de Alexandre Cirici Pellicer (1968).

Oriol Maspons, Puerta magnificada. Santa María del Mar, Museu Nacional d’Art de Catalunya, MNAC 215629

En el Museu Nacional, la aprobación de una solicitud de préstamo de obra para una exposición se basa en las valoraciones realizadas desde el Área de Colecciones y el Área de Restauración y Conservación Preventiva, así como del Departamento de Seguridad. Por ello, la decisión final se toma teniendo en consideración múltiples aspectos y siempre buscando el complejo equilibrio entre la difusión y la conservación del patrimonio cultural.

Desde el punto de vista de la conservación, el préstamo de una obra implica determinados riesgos para su integridad física, los más importantes derivados de la operación de movimiento y de las condiciones que encontrará en la sede de la exposición. Por este motivo, una de las acciones previas que se llevan a cabo en el Museu Nacional es evaluar el llamado informe de instalaciones y recursos que envía la institución solicitante del préstamo. Se analizan factores relacionados con las características constructivas del espacio expositivo, los accesos, las condiciones ambientales, el personal técnico de que dispone la institución, así como la seguridad. También se evalúan los riesgos derivados del movimiento de la obra, teniendo en cuenta el medio de transporte, la duración del trayecto y el itinerario, entre otros. Esto permite determinar cuál es el tipo de embalaje más apropiado. Esta evaluación de riesgos hecha desde la óptica de la prevención complementa el examen del estado de conservación de la obra, que determina si se puede prestar y si es necesario intervenir para poder exponerla.

Embalaje del retablo en el Museu Nacional. Foto: Ruth Bagan.

Inicialmente, la solicitud de préstamo del retablo de Miralles se recibió con ciertas reservas, dado que, por sus características, la obra es especialmente vulnerable a los movimientos y las condiciones ambientales. Se trata de una pintura sobre tabla formada por seis tablas verticales y cuatro travesaños horizontales, además de los travesaños que la enmarcan perimetralmente y numerosos elementos decorativos moldurados. Con unas dimensiones de 206 x 206 x 13 cm y 96,5 kg de peso, la manipulación de la obra era uno de los principales peligros a los que se debía hacer frente si viajaba. Asimismo, era necesario garantizar unas condiciones ambientales adecuadas dada la presencia de grietas y levantamientos puntuales, aunque estables, de la policromía.

Sin embargo, la celebración de una exposición antológica dedicada a Antoine de Lonhy y el interés científico del proyecto expositivo eran circunstancias lo suficientemente excepcionales para hacer posible el préstamo. Por ello, los esfuerzos se concentraron en tomar todas las medidas necesarias para reducir los riesgos derivados de esta operación. Estaban relacionados con la manipulación de la obra a lo largo de la escalinata del Palazzo Madama hasta la Sala del Senato y su instalación, así como con el clima de este espacio. 

Movimiento del retablo por la escalinata del Palazzo Madama. Foto: Ruth Bagan

Aunque el edificio dispone de un sistema de climatización, mantener la humedad relativa dentro de un rango seguro para la obra durante los meses de invierno —especialmente secos en Turín— era complicado en un espacio de estas dimensiones, a pesar de los sistemas de humidificación existentes. En consecuencia, uno de los requerimientos para el préstamo fue que la obra se expusiera dentro de una vitrina con gel de sílice preacondicionado para el control pasivo de la humedad relativa, y que se realizara una monitorización de las condiciones ambientales mientras durara la muestra.

 Instalación del vidrio de cierre de la vitrina del retablo. Foto: Ruth Bagan

Estos factores hacían imprescindible el acompañamiento de la obra por parte de una conservadora-restauradora del museo a fin de supervisar sus movimientos e instalación, así como para evaluar su estado de conservación después de estas operaciones. Esto hizo que, desde el principio, se desestimara hacerlo por videoconferencia, opción que últimamente ha ido en aumento forzada por el contexto actual de pandemia.

Todas estas medidas estuvieron precedidas por un acondicionamiento de la obra previo a su salida. Los conservadores-restauradores del museo Anna Carreras y Pere de Llobet llevaron a cabo una intervención centrada en el soporte y la fijación, limpieza y reintegración de las capas pictóricas con el doble objetivo de estabilizar la obra y mejorar su lectura. En cuanto al reverso, las tareas de adecuación se centraron en retirar el exceso de resina epóxida y mejorar la integración de los injertos y encajes de cola de milano añadidos en una restauración antigua. Esta operación hizo más visible el personaje masculino de perfil y las inscripciones con tinta negra presentes en el reverso del retablo.

Dibujo de un rostro masculino de perfil en el reverso del retablo. Foto: Ruth Bagan

En definitiva, la oportunidad de exponer el Retablo de Miralles de Antoine de Lonhy en una muestra antológica como la del Palazzo Madama ha comportado asumir determinados riesgos en beneficio de conocer mejor al autor y su obra. Ahora bien, esta no es la primera vez ni será la última que el museo se enfrenta a una toma de decisiones como esta. Al fin y al cabo, poner en valor y al mismo tiempo hacer accesible el patrimonio que conservamos forma parte de nuestro trabajo.

Cèsar Favà y Ruth Bagan*

*Nuestro agradecimiento a Jaime Barrachina (†), Maribel González, Susana García, Carles Díaz, Sergi Busquets, Assumpció Royo, Maria Margarit, Manel Margarit, Mireia Berenguer, Roser Cambray, Mireia Mestre, Anna Carreras, Pere de Llobet, Stefania Capraro y Susana Bernad.

Para saber más:

– Elsig, Frédéric, Antoine de Lonhy, Milà, 2018.

– Baiocco, Simone; Natale, Vittorio (eds.), Il Rinascimento europeo di Antoine de Lonhy, s.l., 2021 [catàleg d’exposició].

– Favà Monllau, Cèsar, “Polittico della Vergine, sant’Agostino e san Nicola da Tolentino”, Baiocco, Simone; Natale, Vittorio (eds.), Il Rinascimento europeo di Antoine de Lonhy, s.l., 2021, p. 283-285, cat. núm. 14 [catàleg d’exposició].

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