Pablo José Alcover
y Rosa Mayordomo
El pan, un poco de historia
De la prehistoria a la edad media, el pan tuvo un rol decisivo en la alimentación. Por ahora, los restos de pan más antiguos se han encontrado en una excavación en Israel. Tienen una antigüedad de 22.500 años, es decir, del periodo Paleolítico Superior. Estos panes prehistóricos serían redondeados, sin levadura y planos. Visualmente recordarían los panes pita actuales de la ribera del Mediterráneo, y el Magreb, y que ya son muy populares en nuestro país.
Los antiguos fenicios y griegos también elaborarían panes similares a los prehistóricos. El consumo del Λαγάνα (“lagana»), pan tradicional griego ácimo, plano y con la superficie decorada con semillas de sésamo, estaría documentado desde el siglo V a. C.
En la época romana había muchos tipos de panes. Uno de los más populares era el panis plebeius (“pan de la plebe»), que podía llevar levadura o no. Restos de panes populares romanos en buen estado de conservación se han encontrado en excavaciones arqueológicas en Italia. El estudio de estas piezas ha aportado algunos datos: medían unos 20 cm de diámetro, tenían fuerza volumen y presentaban costra por toda la superficie. Además, la parte superior estaba rayada en forma de radios que formaban porciones. Estas facilitaban la partición del pan con las manos en cantidades lo más parecidas posibles. Una de las piezas de pan romano mejor conservadas actualmente proviene del yacimiento de Pompeya y se conserva en el Museo de Boscoreale.
En la Corona de Aragón, el profesor Antoni Riera calcula que una persona adulta de los estamentos populares comía diariamente entre 400 y 700 gramos de pan. Este pan cotidiano era a menudo redondo y no tenía porciones como en la antigua Roma. Esto era porque generalmente se cortaba, tal y como se hace hoy en día.
El pan medieval era un alimento con dos realidades: la cotidiana y la divina. La primera la explicamos en la introducción. La segunda se analiza más adelante.
El predicador medieval gerundense, fray Francesc Eiximenis, describe así la alimentación de catalanes como él mismo: “contracten la carn ab les mans a cada vegada que·n preñen, e posenles davant en un poch de pa, e solament se’n hi posen un bocí, e han a posar la sal en altre poch de pa, e sullen lo pa e la tovalla per força en son menjar”. Por tanto, no se entendía una comida sin pan.
Eiximenis aporta también un dato que desmonta tópicos negativos de la edad media: se empleaba/utilizaba la «tovalla». En efecto, era común el uso de servilleta en las mesas.
Esta es la fascinante y compleja historia del pan.
Las representaciones de panes en una tabla gótica del Museu Nacional
Una de las tablas góticas del Museu Nacional con presencia de pan es la Tabla de san Miguel, procedente de la iglesia de Sant Miquel de Soriguerola, fechada el último tercio del siglo XIII. Esta obra de arte integra algunas de las escenas más frecuentes del arcángel san Miguel, como el pesaje de las almas y la lucha contra el dragón. Además, destaca una Santa Cena que ahora a continuación detallamos.
La Santa Cena es uno de los episodios más repetidos en las imágenes cristianas desde sus inicios porque expresa la institución de la Eucaristía. El pan es imprescindible en las representaciones eucarísticas al ser un elemento central de la misma. En todos los casos, los panes deben ser alisos (sin levadura) porque eran los de la Pascua de los tiempos bíblicos.
Existen varias versiones de la Santa Cena en la Biblia. La tabla gótica del Museu Nacional parece representar la versión del Evangelio según San Juan (Jn., 13, 21-30). Jesús estaba reunido con los apóstoles para celebrar la Pascua cuando anunció que le había traicionado uno de los presentes. Entonces «los discípulos se miraban unos a otros, porque no sabían por quién lo decía. Uno de los discípulos, el que Jesús quería, estaba en la mesa junto a él. Simón Pedro le hizo señas porque le pregunta de quién habla. Él se reclina sobre el pecho de Jesús, le dice: ‘Señor, ¿quién es?’ Jesús responde: ‘Es aquél a quien daré el bocado que ahora mojo’. Mojó el pan y lo dio a Judas, hijo de Simón Iscariote. En ese momento, detrás del trozo de pan, Satanás entró en él. Jesús le dijo: ‘Lo que estás haciendo, hazlo deprisa […] Él, después de tomar el bocado, salió en seguida. Era de noche.'»
En la escena de la Última Cena de Soriguerola, el fondo oscuro estrellado podría referirse a que era de noche. Los asistentes están sentados en la misma mesa. Todos son representados con un nimbo alrededor de la cabeza, símbolo de santidad. El personaje central, Jesús, es el único que tiene un nimbo particular, llamado crucífero, porque tiene una cruz inscrita dentro. No hay sillas representadas. Contamos 24 pies debajo de la mesa. Si inicialmente los comensales en la Cena eran 12 apóstoles más Jesús suman 13. 24 pies son 12 personas. Falta una, ¿quién sería? Posiblemente Judas, el traidor, quien ya se habría marchado.
La mayoría de los asistentes se miran y señalan entre ellos para ver quién era el traidor. Pedro, sentado al lado de Jesucristo, le estaría haciendo señas con las manos para saber quién era el culpable. Desgraciadamente, la representación de las manos no se conserva. Si así fuera, veríamos probablemente algunos dedos de la mano de Pedro apuntando hacia Cristo.
Otra versión de este episodio bíblico lo localizamos en el Evangelio según san Marcos (Mc. 14, 17-26). Aquí se dan más datos sobre los alimentos para celebrar la Pascua: «Mientras comían, Jesús tomó el pan, pronunció la bendición, lo partió y se lo dio. Y dijo: ‘Tomad, esto es mi cuerpo.’ Cogiendo una copa, pronunció la acción de gracias, se la dió, y todos bebieron. Les dijo: ‘Esto es mi sangre, sangre de la alianza, derramada por todos.'»
En la escena de Soriguerola vemos que Jesús hace con la mano el gesto de bendecir ¿Cómo lo sabemos? Los dos dedos, el pequeño y el anular, cerrados sobre la palma de la mano harían referencia a la doble naturaleza humana y divina de Jesús, mientras que los tres dedos estirados (pulgar, índice y corazón) simbolizarían la Trinidad ¿Qué bendice? Dos alimentos citados en la Biblia y presentes en la mesa: pan y vino. Fijémonos en los panes: son redondos como lo eran generalmente los medievales. El artista representó seguramente la forma de pan más común en el siglo XIII para facilitar a los fieles la rápida identificación de este objeto en la mesa.
Así, pues, el pan era también el cuerpo de Cristo, una de las dos sustancias de la Eucaristía, tal y como señala la versión de san Marcos de la Santa Cena. El lado divino del pan fue uno de los motivos que lo hacían rey en las mesas de los cristianos, tanto en la Corona de Aragón como en toda Europa.
En las representaciones de la Última Cena de la época encontramos también esta forma redonda del pan. Tres ejemplos: un mosaico de la basílica de San Marcos en Venecia, una pintura mural de la antigua capilla de Santa Catalina de la Catedral de la Seu d’Urgell y una tabla florentina conservada en el Museo del Petit Palais de Aviñón.
De lo contrario, en estas tres obras observamos la presencia de cuchillos y panes redondos loncheados que representan la comunión de los apóstoles que comen el pan/cuerpo de Jesús. En el caso de la pintura mural de la Seu d’Urgell apreciamos como Judas Iscariote, apartado del resto de los apóstoles, come el trozo de pan untado de la mano de Cristo.
Aquí termina nuestro recorrido por el arte del Museu Nacional d’Art de Catalunya y por la historia del pan.
Comamos pan. Como dicen en Menorca: “a casa sense pa, a juliol fa fred” (en casa sin pan, en julio hace frío).
Pregunta: ¿Por qué aparecen peces en la Tabla de san Miguel y en la pintura mural de la antigua capilla de Santa Catalina de la Catedral de la Seu d’Urgell? Lo veremos en una futura entrada.
El Dr. Pablo José Alcover Cateura y Rosa Mayordomo y García son historiadores de la alimentación. El Dr. Pablo José Alcover Cateura es investigador del Observatorio de la Alimentación (ODELA), grupo de investigación consolidado de la Universidad de Barcelona. Su investigación gira en torno a la alimentación medieval (siglos XII-XV) en la Corona de Aragón. Su tesis es el primer estudio del almotacén, un funcionario medieval que actuaba como un defensor del consumidor actual, que tiene como espacio todos los reinos y territorios de la Corona de Aragón y como tiempo los siglos XIV y XV.
Rosa Mayordomo y García es académica de la Academia Catalana de Gastronomía y Nutrición (ACGN). Obtuvo la «Suficiencia Investigadora» con la tesina «Simbología textil al Tiwantisuyu» enfocada en la investigación prehispánica. Actualmente, está realizando su tesis doctoral de Historia de la Alimentación entorno la introducción del maíz en la Península Ibérica y su expansión en los territorios de la Monarquía Hispánica (siglos XIV-XVIII). Esta tesis está dirigida por la profesora y catedrática de Historia Moderna, María de los Ángeles Pérez Samper.
Emails: Pablo José Alcover Cateura [email protected] y Rosa Mayordomo y García [email protected]
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