Ana Diéguez-Rodríguez
Hace unos años tuve la oportunidad de visitar los depósitos artísticos que en el Museu Nacional d’Art de Catalunya tiene en Montjüic. Acompañaba al conservador del Área de Renacimiento y Barroco del museo, Joan Yeguas, y al grupo de alumnos del Master de catalogación de obras de arte de la Universidad de Lleida.
Allí pudimos ver piezas no expuestas pero de gran interés, tanto para la pintura española de los siglos XVI y XVII como para la flamenca del mismo periodo. Es esta última escuela a la que dedico la mayor parte de mis investigaciones, por eso me fue muy grato admirar la tabla central de un antiguo tríptico de gran tamaño, del que sólo quedaba esa escena de la Trinidad representada a través de las tres figuras del Padre sosteniendo el cuerpo yacente de su Hijo, y la paloma del Espíritu Santo en lo alto.
La representación de Dios Padre funcionando como trono para albergar el cuerpo yacente de Cristo es un tipo de iconografía con gran desarrollo a partir de la Edad Media. Alberto Durero había tratado el tema en 1511 de forma mucho más compleja en la tabla del Kunsthistorischesmuseum de Viena al incluir a todos los santos en adoración en la parte baja, y simplificando la escena a los personajes principales en primer plano en el grabado que hace ese mismo año.
En Flandes, Jan Vermeyen hace su propia versión hacia 1530-1540; y Pieter Coeck van Aelst la adapta al formato de tríptico como el que se conservar en el Catherijneconvent de Utrecht (inv. nº 78), distribuyendo los ángeles portadores de los símbolos de la pasión a las alas laterales y acercando la Santa Trinidad al espectador al disponer a los personajes principales en tres cuartos ocupando todo el primer plano.
La pintura del Museu Nacional bebe de esta adaptación flamenca del modelo grabado de Durero de la primera mitad del siglo XVI. De hecho, el trabajo se debe a un artista muy cercano al taller de Pieter Coeck, conocido como el Maestro del hijo pródigo, trabajando en las décadas centrales del siglo XVI. Es un artista que, además de la influencia del anterior, presenta una dependencia de modelos y estilo de otro pintor de Amberes con un taller muy productivo a mediados del siglo XVI: el de Pieter Aertsen.
La tabla central del tríptico de los Siete misterios gozosos de la Virgen de la Iglesia de San Leonard en Zoutleeuw de Pieter Aertsen de 1554, presenta el tema principal en el centro con un amplio paisaje en la parte baja, en una fórmula muy parecida a ésta. Incluso, en el reverso del ala izquierda, en una esquina, aparece Dios padre con Jesús en brazos en un rompimiento de Gloria, observando la lapidación de san Esteban.
A pesar de estas concomitancias compositivas con los talleres citados, el Maestro del hijo pródigo del Museu Nacional presenta un estilo muy personal que lo aleja de Coeck y Aertsen, al mismo tiempo que lo define como un maestro muy activo en Amberes en los años centrales del siglo XVI, entre 1530 y 1560.
El paisaje de la parte baja es muy significativo de este artista, y responde a la fórmula que está empleando en sus escenas del Retorno de Tobías o de la Parábola del Hijo pródigo del museo de Gante.
También la tipología de ángeles de la pintura de Barcelona es similar al que aparece en el centro acompañando a Tobías, en especial al que lleva el flagelo en las manos. Los rostros de los ángeles, de perfil delicado, con cabellos ondulados a ambos lados del rostro, nariz de alas anchas, bocas pequeñas y ojos redondos, son similares a los que emplea para los rostros femeninos, como son los ángeles subiendo la escalera de Jacob, o el ángel Gabriel de la Anunciación del Tríptico del Descendimiento de la iglesia de Rueda (Valladolid)[1].
El modelo de rostro de Dios padre, recuerda al que el maestro emplea para el San Pablo de colección privada de Munich.
La escena presenta una clara estructura clásica enmarcada dentro de un esquema piramidal donde la Paloma del Espíritu Santo es el eje. El cuerpo en diagonal de Cristo se contrapone a la posición del Padre, que acoge entre sus brazo el cuerpo inerte de su Hijo. Rodeando toda la escena están los ángeles con los símbolos de la Pasión. Es una escena de una gran trascendencia teológica, que por el tamaño de la pieza, sería destinada a ocupar un lugar relevante como tríptico de altar.
No hay muchas noticias sobre su procedencia primera. Llega al Museu Nacional en 1906 a partir de un depósito firmado con la Real Academia de Bellas Artes de Sant Jordi en 1902.
Esta pintura del Museu Nacional viene a enfatizar como el Maestro del hijo pródigo tiene un trabajo muy asiduo hacia la península Ibérica, y donde sus trabajos no sólo se ciñen a obras de pequeño o mediano formato sino también a obras de gran formato, como ésta que se guarda en los fondos del Museu Nacional.
Enlaces relacionados
Museo Nacional del Prado (inv. nº P003210). M. Díaz Padrón, “Una tabla de Jan Vermeyen identificada en el museo del Prado”, Boletín del Museo del Prado, (1984), pp. 109-112.
A. Diéguez Rodríguez, “Un Tríptico del Maestro del Hijo Pródigo en la iglesia de la Asunción de Rueda (Valladolid)”, Goya, (2006), pp. 237-244.
One comment
Muy bello.