Mireia Berenguer i Amat trabaja en el Museu Nacional desde el año 2000. Entró en él como guía y después de pasar por varios departamentos actualmente es una de las documentalistas del área de Colecciones.
La exposición sobre Nonell fue la primera que documentó. Aunque finalmente no llegó a celebrarse a causa de la pandemia, su trabajo quedó recogido en el catálogo, que sí se ha publicado. Y ahora ha participado en la exposición Gaudí.
¿Qué papel juega el documentalista en la investigación para una exposición?
En el caso de una exposición, un documentalista trata y gestiona la información documental e histórica, en distintos soportes, obtenida a partir de la investigación para facilitar la labor del comisario. En el caso concreto de Gaudí, hace casi dos años y medio que empezamos a trabajar documentalmente. El comisario, Juan José Lahuerta, partía de una base firme y de unas ideas muy claras sobre lo que quería y lo que no quería contar en una muestra dedicada a uno de los arquitectos mundiales más icónicos.
Me encargaron reunir y organizar toda la información histórica, científica y técnica relacionada con la obra del gran arquitecto modernista, que el comisario puso a mi disposición y que seguía el hilo conductor del discurso que él había marcado. Cuando la información estuvo clasificada empezó propiamente la labor de documentalista. En primer lugar, era necesario localizar cada elemento entre más de un millar de documentos, piezas y fotografías que formarían parte de la muestra. Esta investigación se complicó en marzo del 2020, cuando la pandemia lo detuvo todo. El teletrabajo y la falta de actividad del sector cultural no ayudaron mucho, pero cabe decir que las facilidades técnicas que nos ofrecen hoy en día las nuevas tecnologías hicieron que, poco a poco, todo empezara a rodar de nuevo.
Salas de exposición Gaudí
¿Qué metodología sigues?
La metodología depende de las necesidades del comisario y de las prioridades que éste vaya marcando. Según la información que hay que buscar, doy comienzo a la investigación en el ámbito catalán y estatal y, si es necesario, la amplío al ámbito internacional. Actualmente existen muchas bibliotecas y archivos que tienen digitalizada buena parte de los fondos, cosa que facilita mucho una primera toma de contacto. Otra fuente muy completa y que suele aportar bastante información son las hemerotecas, también digitalizadas, donde puedes realizar búsquedas sobre un amplio fondo de revistas y periódicos antiguos, y puedes llegar a encontrar información sorprendente. Al buscar datos sobre posibles prestadores, la información que proporcionan las esquelas, por ejemplo, es muy útil para localizar a los descendientes de algunos coleccionistas.
Materiales bibliográficos del Arxiu Històric de la Ciutat de Barcelona
¿Qué otros profesionales del museo intervienen en tu labor?
A menudo el Archivo del museo es clave, ya que en muchas ocasiones necesitamos recuperar información de exposiciones anteriores que está recogida en los expedientes que se conservan en él. Los compañeros de la Biblioteca también nos dan su apoyo y, sobre todo en esta exposición tan rica documental y bibliográficamente, ha sido clave su ayuda para localizar todo este material.
Materiales bibliográficos de la Biblioteca Joaquim Folch i Torres – Museu Nacional d’Art de Catalunya
En este sentido, Sandra Herrera, compañera de la Biblioteca, fue quien asumió esta labor y la desarrolló con mucha eficacia. Cabe decir que no era fácil, ya que muy a menudo se debían buscar ejemplares antiguos, a veces difíciles de encontrar, y dado que la exposición debe viajar en marzo a París y la obra en papel requiere tiempos de exposición relativamente cortos, era necesario localizar más de un ejemplar de cada uno; en definitiva, una tarea titánica.
Materiales bibliográficos de la Biblioteca Joaquim Folch i Torres – Museu Nacional d’Art de Catalunya
¿Qué ha sido lo más interesante del proyecto Gaudí?
Lo más interesante ha sido poder conocer de primera mano la obra documental del arquitecto, así como relacionar sus influencias y ver cómo, poco a poco, va tomando forma el proyecto inicial que ves sobre el papel. Ir localizando las obras se convierte en una tarea agradecida y, además, algunas veces en el camino de localizar unas llegas a otras que no buscabas. Cuando esto ocurre lo pones en conocimiento del comisario y muy a menudo aquellas obras se acaban incorporando al proyecto.
¿Qué sorpresas has tenido? ¿Qué materiales destacarías de todo lo que has tratado?
Localicé un mueble de Gaudí que nunca se había expuesto porque siempre había estado en colecciones privadas. Desgraciadamente, el propietario fue reacio a dejarlo para la exposición y al final la obra no formó parte de la muestra… ¡Una lástima! La otra sorpresa, esta vez positiva, fue localizar en el fondo fotográfico del Orfeó Català que conserva el Arxiu Nacional una foto inédita de Antoni Gaudí. Se trata de una secuencia de dos fotos disparadas con unos segundos de diferencia con motivo de la visita de Lluís Millet a las obras de la Sagrada Família. Estas instantáneas se escogieron finalmente como imágenes representativas de la exposición: en la primera, Gaudí se tapa la cara con el sombrero (un gesto que lo representa muy bien) y en la segunda ya se le identifica, junto a Lluís Millet.
Antoni Gaudí frente a la Sagrada Familia. Septiembre de 1920. Centro de Documentación del Orfeó Català
Otro dato que debemos tener presente es la búsqueda realizada en torno a más de cuatrocientas fotos de la época, que se llevó a cabo en archivos públicos y particulares para ilustrar la muestra y que finalmente, por falta de espacio, tuvieron que reducirse a un centenar de ejemplares.
¿Qué ha sido lo más difícil de conseguir?
Sin duda, una de las cosas que más ha costado localizar son las publicaciones de época. A veces el comisario quería enseñar una página concreta de un número específico de una revista y no siempre en la biblioteca o en el archivo en cuestión disponían del ejemplar requerido. Como he dicho antes, los ejemplares en papel son muy sensibles y su tiempo de exposición debe ser menor que el de otros objetos. Por eso, de cada publicación había que buscar dos o tres ejemplares, lo que permitiría ir sustituyéndolos durante el tiempo que durase la exposición y también podrían estar presentes en la muestra de París. Como ya he comentado, la ayuda brindada por los compañeros de nuestra biblioteca, especialmente Sandra Herrera, ha sido clave para localizarlo todo.
Materiales bibliográficos de la Biblioteca Joaquim Folch i Torres – Museu Nacional d’Art de Catalunya
Las piezas procedentes de instituciones públicas fueron relativamente fáciles de encontrar, pero la cosa se complicó para las obras que estaban en manos de particulares. Los coleccionistas privados, por su carácter intrínseco, suelen ser celosos de su intimidad y no siempre resulta fácil convencerles de que el proyecto vale la pena. Sin embargo, Gaudí es un nombre que abre puertas y cabe decir que casi todos, al conocer el proyecto, quisieron colaborar aportando su grano de arena.
Documentación provinente de una colección particular / Antoni Gaudí. Carcasa de un reloj de pared de la Casa Milà, «La Pedrera». 1909-1910. Colección particular.
¿Cuándo termina la labor del documentalista?
Una vez recopilada la documentación era necesario dar forma a la muestra y colocar sobre plano el vasto volumen de información. Por razones de limitación del espacio, muchas piezas terminaron cayendo del proyecto. A partir de ese momento, y con la lista de obras definida y encima de la mesa, mi tarea derivó hacia el apoyo en la gestión de la información para otros departamentos que empezaban entonces a trabajar en Gaudí, especialmente el de Exposiciones, que cogió con fuerza las riendas del proyecto.
Salas de exposición Gaudí