Anna Carreras
Estudio de las intervenciones de restauración previas a su ingreso en el Museo
En un intento de alargar la funcionalidad de las obras de arte, la Iglesia católica ha renovado con frecuencia su decoración aprovechando bienes preciados, uniéndolos de forma facticia, actualizándolos y adaptándolos a los nuevos gustos y usos litúrgicos. El caso del Cristo y de la cruz de Capdella es un ejemplo paradigmático de la reutilización de materiales y de elementos de diversas procedencias. Así lo hemos comprobado con el estudio de las dos piezas de este conjunto.
Anverso y reverso del Cristo y de la cruz antes de la restauración. ©Museu Nacional d’Art de Catalunya
La restauración de una obra de arte medieval suele ser un proceso complejo que no solo consiste en la actualización material y directa sobre la pieza, sino que también implica un estudio amplio y exhaustivo sobre esta. Habitualmente se estudia la técnica pictórica, el alcance de las antiguas intervenciones de restauración y el sistema constructivo, y se hace una valoración. Para conseguir la información más completa, los conservadores-restauradores necesitamos consultar diferentes tipos de material de archivo que nos introducen en la historia y en las vicisitudes que ha sufrido la pieza; además necesitamos realizar diferentes exámenes y análisis científicos como la radiografía, la reflectografía de infrarrojo, la microscopia óptica y los análisis de materiales que nos complementan y a menudo nos confirman lo que se intuye mirando en detalle y analíticamente la pieza. Este post quiere quedarse en este punto previo en el que todo lo que se explica son hipótesis, producto de la deducción y de la mirada experta.
Iglesia de Sant Vicenç (La Torre de Capdella). Foto: Anna Carreras
El Cristo de Capdella, ubicado originariamente en la iglesia de Sant Vicenç de la población de La Torre de Capdella, ingresa en el Museo en 1932 procedente de la colección de Lluís Plandiura, y actualmente forma parte de la colección de arte románico del Museo. El interés del Ayuntamiento de Capdella por tener una copia del Cristo y de la cruz propició la restauración y el estudio en profundidad de esta pieza tan singular.
Una vez desmontado el Cristo de la cruz se procedió a la restauración de la cruz. A simple vista llama la atención la policromía existente, que consiste en una decoración vegetal de color amarillo sobre un fondo verde. Esta se encuentra tanto en el anverso como en el reverso de la pieza. En el reverso se puede ver que está repintada sobre otra más antigua con motivos geométricos de colores rojizos-anaranjados perfilados con líneas de color negro. Es sabido que los cristos de esta época se montaban en la cruz con madera vista, sin capa de preparación ni policromía. La aplicación de estas capas se realizaba más tarde y dejaba una zona de reserva sin policromía en el centro de la cruz y en el reverso del Cristo. Por eso al ver esta reserva sin la primera policromía en nuestra cruz, hemos deducido que se trata de una cruz reaprovechada y que originalmente sostenía un Cristo de dimensiones más pequeñas.
Reconstrucción virtual de la primera policromía, en el reverso de la cruz, con la reserva que dejó el Cristo que estaba clavado originalmente. Altura de la reserva: 110 cm, altura del Cristo de Capdella: 218 cm. Imagen: Anna Carreras/ Antiguo anverso, actual reverso con dos policromías superpuestas. Se distingue la segunda policromía que llena la zona de reserva. Foto: Anna Carreras
Posteriormente el Cristo original desaparece, se gira la cruz de forma que el reverso pasa a ser el anverso y se fija el Cristo de Capdella actual con la policromía románica. Se repinta la cruz con la segunda policromía de fondo verde y decoración vegetal amarilla. Esta actuación se hace con el Cristo colgado en la cruz y dejando también una reserva.
Imagen virtual del Cristo con la policromía románica y la segunda policromía en la cruz / Detalle de un fragmento del anverso de la cruz donde se distingue la reserva de la segunda policromía. Imagen: Anna Carreras
Más tarde, y posiblemente fruto de un interés estético que fluctúa y cambia con el paso de los años, se intervino el Cristo de forma radical y se eliminó la policromía románica. El objetivo entonces era cambiar la expresión del Cristo, que pasaría de ser un Cristo Majestad a un Cristo sufriente. Para conseguirlo se rebajó el volumen del cuerpo afinándolo en algunas zonas. Al hacerse esta intervención, la madera del soporte presentaba ataque de xilófagos, ya que se observan las galerías de estos insectos descubiertas y rellenadas en algunas zonas con la capa de preparación de la siguiente policromía. También se cambió la expresión de la cara modificando la altura de los ojos, afilando el perfil del rostro y variando la posición de la cabeza gracias a la adhesión de un injerto de madera en el reverso del cuello. Posteriormente se policromó y se aplicó a la cruz la tercera policromía aparentemente homogénea y de color rojizo tal como se observa en los restos puntuales que se conservan y como se intuye en las fotografías de la década de 1920.
Mapping de las zonas donde se eliminó el soporte de madera, ya sin la policromía románica. Imagen: Anna Carreras
Detalles de algunas marcas de herramientas usadas para rebajar el soporte. Foto: Anna Carreras
Detalles de las galerías de insectos xilófagos abiertas y en algunos casos rellenas de capa de preparación, previa a la aplicación de la policromía. Foto: Anna Carreras
Detalle del injerto aplicado en el reverso del cuello. Foto: Anna Carreras
En época posterior y supuestamente en un intento de recuperación de las policromías románicas originales, se realizó un decapado del rojo de la cruz, conservando la primera y segunda policromías, y se eliminó la única policromía del Cristo.
Fotografías de la década de 1920 donde se observa al Cristo con la policromía y delante de la puerta de la iglesia de Sant Vicenç de Capdella. Foto: Arxiu Mas i Arxiu Diocesà de la Seu d’Urgell
Detalle de los restos de la última policromía almagra de la cruz / Restos de la policromía almagra de la cruz que han traspasado al reverso de la pierna derecha del Cristo. Foto: Anna Carreras
Fotografía del Cristo y de la cruz cuando formaban parte de la colección Plandiura. El Cristo se observa sin policromía alguna y la cruz conserva las dos primeras tal cual entró unos años después en el Museo. Foto: Arxiu Fotogràfic de Barcelona
En época posterior y supuestamente en un intento de recuperación de las policromías románicas originales, se realizó un decapado del rojo de la cruz, conservando la primera y segunda policromías, y se eliminó la única policromía del Cristo. Cabe recordar que el Cristo ya no conservaba la policromía románica o quedaban restos sueltos, debido a que se había eliminado en el momento de la intervención que le cambió el volumen y la expresión. Así pues, el Cristo se conserva hoy en día con el soporte visto.
En el reverso, en la zona entre los hombros, hay un reconditorio que conserva una lipsanoteca con restos óseos. Es un relicario no original, de factura tosca, y que posiblemente fue abierto en varias ocasiones.
Lipsanoteca con restos óseos. ©Museu Nacional d’Art de Catalunya
Para terminar, solo queremos mencionar el injerto actualmente visible a simple vista y ubicado en la zona del vientre y perizonium del Cristo. Se trata de una pieza de madera tallada que tapa una falta de soporte del Cristo. Esta pieza añadida está muy bien definida y había dudas de cuál era su función. Después de darle algunas vueltas con el equipo del Área, la conclusión final fue simple: la pieza del Cristo posiblemente fue un fragmento de viga zapatera que tenía este vacío para que encajara otra viga. Se realizaron análisis de madera del soporte del Cristo y de un fragmento de viga de la iglesia de Sant Vicenç que nos proporcionó el Ayuntamiento de Capdella. El resultado fue que se trataba de la misma madera de sauce. Así pues, estamos hablando de un probable reaprovechamiento de material ya existente, algo habitual en algunos talleres románicos que se abastecían de material cercano.
Fotografía de detalle del injerto antes de la restauración. Foto: Anna Carreras
Detalles del proceso de apertura del injerto con el encaje y con la pieza tallada que se ajusta. Foto: Anna Carreras
El proceso de conservación-restauración de esta obra ha permitido realizar este estudio que se ha llevado a cabo gracias a un análisis minucioso basado en la percepción y el acercamiento a la obra. Los resultados de análisis científicos interdisciplinarios nos ayudaran a corroborar estas hipótesis.
Esta talla, excepcional por sus dimensiones y calidad, pronto estará expuesta en las salas de la colección permanente de románico del Museo para disfrute de todo el público.