Arte y salud: retos y oportunidades

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Guillem d’Efak

Desde el Museu Nacional estamos convencidos de que el arte puede aportar beneficios en la salud y el bienestar de las persones e incluso producir un efecto terapéutico. En nuestro entorno aún son incipientes las iniciativas en este ámbito, pero destacan algunos ejemplos como el Programa Alzheimer en el CCCB o el Estimul’Art que lleva a cabo la Fundación ACE conjuntamente con el Museo Marès, el Museo de Historia de Barcelona y otros, o el proyecto de nuestro museo con el Hospital Maternoinfantil Vall d’Hebron, Arte en el hospital, para hacer más agradable el espacio y mejorar el bienestar emocional de los niños y adolescentes hospitalizados. En este artículo Guillem d’Efak comparte experiencias inspiradoras del Reino Unido.

El projecte del museu amb l'Hospital Maternoinfantil de la Vall d’Hebron

El proyecto del museo Arte en el hospital con el Hospital de la Vall d’Hebron

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Más allá de nuestras fronteras, hace décadas que el sector de la salud está explorando intensamente las contribuciones que las artes pueden tener en su ámbito de acción. Tal y como demuestra la celebración reciente de la II Arts in Health Conference & Showcase for Health decision-makers a la Guildhall School of Music & Drama de Londres. El objetivo del acto era claro, demostrar a los responsables de las políticas de salud como las artes pueden contribuir positivamente a las necesidades de salud de la sociedad.

Internacionalmente estos esfuerzos han llegado a tal punto de madurez que haríamos bien en analizarlos con detenimiento. La cantidad y calidad de proyectos presentados dan fe del nivel logrado y nos interpelan a la acción.

Artes y políticas de salud

Aquí puede sorprendernos la interrelación de los ámbitos de cultura y salud. Más allá de puntos de contacto testimoniales que mencionaremos, o de peligrosas confusiones conceptuales que nos acercan al mundo de las “terapias alternativas” y la pseudociencia, tanto en los ámbitos de las políticas públicas como en los de la iniciativa privada, estos dos espacios –salud y cultura– se conciben y funcionan cotidianamente de forma totalmente aislada. Analizar las razones de este distanciamiento se escapa del objetivo de este artículo. ¿Es quizás consecuencia de la desgraciada tradición de separar radicalmente los ámbitos humanístico y científico ya en las etapas medianas del itinerario educativo obligatorio?

Pero antes de continuar, tenemos que dejar claro que cuando aquí hablamos de artes y salud no hablamos de Arteterapia, solamente, o de Musicoterapia, solamente. Hablamos principalmente del amplio abanico de casos donde los profesionales sanitarios, al abordar una patología concreta, pueden considerar las artes como un recurso más en su plan terapéutico.

Quizás a través de algunos de los ejemplos presentados en Londres se entenderá mejor:

  • Singing for Lung Health, un proyecto de la British Lung Foundation, utiliza el canto como terapia de recuperación respiratoria en pacientes con asma, enfisema pulmonar, enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC) e incluso trasplante de pulmón.
  • Dance for Parkinson’s, un proyecto de la English National Ballet, ha construido un programa de mejora de la movilidad y la autoestima de pacientes con la enfermedad de Parkinson a través de un calendario de clases semanales en Londres y en cinco otras ciudades de Inglaterra.
  • National Museums Liverpool brilló durante la jornada con su consolidado e innovador programa House of Memories, que desde el año 2012, se centra en la demencia y en cómo las colecciones pueden abrir canales de comunicación enriquecedores entre enfermos, familias y cuidadores.
Imatge del programa House of Memories

Imagen del programa House of Memories

  • Centrado también en demencia, Historic Royal Palaces presentó el proyecto Sensory Places, que cada año desde 2013 involucra a 300 participantes en varios talleres específicos en diferentes espacios patrimoniales en colaboración con asociaciones de afectados y familiares.

Más allá del ejemplo concreto de lo que se pudo ver en Londres, es importante constatar cómo las posibilidades de este trabajo interdisciplinario son infinitas.

Del reto a la oportunidad para los ámbitos de salud y de cultura

El reto que tenemos la oportunidad de encarar solo será posible si se asienta en planteamientos sectoriales sólidos y coherentes.

Así, en el ámbito de la salud, estos tipos de proyectos conjuntos tendrán sentido si finalmente se asumen paradigmas como el de la salud comunitaria y se reconoce, ya de forma definitiva, que la salud de los ciudadanos no depende, solo, de los diferentes centros y recursos asistenciales que conforman la red sanitaria, sino de la movilización de diferentes activos comunitarios que, convenientemente coordinados y alineados con la actividad asistencial formal, pueden tener un impacto positivo en el binomio salud-enfermedad individual y colectivo.

Museo Espacio en Común: el proyecto Retratos del Museu Nacional

Del mismo modo, el sector cultural tendrá que adaptar sus metodologías de intervención para incorporar de forma inexcusable indicadores de seguimiento y evaluación que permitan constatar si efectivamente sus programas de salud generan evidencia científica suficiente o, por muy atractivos que nos puedan parecer, no han sido capaces. Podemos hacer talleres de memoria, perfecto, pero:

  • ¿partimos de un diagnostico individualizado de cada paciente?
  • ¿monitorizamos la evolución?
  • ¿contamos con los profesionales con la formación adecuada?
  • ¿compartimos los esfuerzos con los profesionales sanitarios que lo tratan?
  • ¿seríamos capaces de publicar los resultados de la intervención en una revista científica?

Ambos sectores tendrán también que aprender una cosa tan sencilla de decir como difícil de hacer: trabajar juntos. Para conseguirlo, previamente habrá que construir espacios de conocimiento e interrelación mutua. Y, seguidamente, diseñar recursos y ámbitos de formación en que los diferentes profesionales de cada uno de los sectores adquieran los conocimientos y las competencias que les permitirán operar proyectos de esta interdisciplinariedad.

Desde el punto de vista institucional también harán falta cambios. Los centros culturales que lo desearan, por ejemplo, podrían llegar a modificar la explicitación pública de su misión para hacer visible esta nueva función, digamos terapéutica, de sus actividades. No es un cambio menor, pero para muchas de ellas en realidad tampoco representaría un cambio tan radical. Porque, ¿cuál tiene que ser, muy entrado el siglo xxi, la misión de, pongamos, un museo? Implicarse, mediante sus activos patrimoniales y sus conocimientos, en la salud de los ciudadanos ¿no es, en realidad, una forma más de potenciar el significado y la relevancia social y comunitaria de la institución? ¿No es esta una manera nueva y sugerente de vincularse a la vida de las comunidades que dan sentido a su existencia?

Projecte d'integració "Retrats" del Museu Nacional

El proyecto Retratos del Museu Nacional

Depresión, ansiedad y salud mental en general, deterioro cognitivo, movilidad, fragilidad, adicciones, hábitos conductuales, interacción social… El ámbito de la salud ofrece a las artes infinitas posibilidades de interacción y complementariedad. Todo ello es una oportunidad que sería imperdonable no aprovechar. Hay que hacerlo, hagámoslo, pero hagámoslo bien. Y por eso se tendrá que aprender de la experiencia de aquellos que nos preceden en los esfuerzos y que nos ofrecen un abanico de ejemplos, conocimientos y metodologías a seguir.

Guillem d’Efak
Socio-director Barcelona International Training & Education

Enlaces relacionados

Museos y Alzheimer mapa CCCB (pdf, 920 Kb)

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