En el artículo anterior poníamos en contexto los fragmentos de pintura mural del conjunto de san Pedro de Arlanza. En este artículo hablaremos de la recuperación de la obra de sus reservas, Pardus y arquitectura, y la compararemos con la pieza de la exposición permanente, el Grifo.
Las dos bestias: el Grifo de Arlanza y el Pardus
Así como el Grifo de Arlanza ha sido siempre una imagen presente al final del recorrido en la sala permanente de arte románico, por qué el Pardus no ha sido nunca expuesto?
Las dos pinturas murales al fresco, arrancadas y traspasadas, son de gran tamaño.
La respuesta la encontramos en el estado de conservación de las dos obras, la importancia de las zonas perdidas para comprender la representación y la cantidad de policromía original que ofrecen. En el Grifo, la conservación es estable y la cantidad de color permite disfrutar de la bestia; en el Pardus, la conservación es muy delicada y la cantidad de policromía original es menor. El cúmulo de restos de cola animal y cera en superficie no favorecían la recuperación del fragmento que se restauró en el año 2018.
¿Por qué las obras disponen de soportes diferentes?
El Grifo entró en el museo en el año 1943 y el tipo de soporte rígido que se colocaba en los fragmentos, arrancados y traspasados, era una cuadrícula de madera con tela y yeso.
Hacia los años 1960, la metodología empleada para confeccionar los soportes se modifica. La cuadrícula de madera con tela y yeso se sustituye por una cuadrícula de madera y contrachapado. Este nuevo soporte, más rígido, se colocó en el Pardus cuando el fragmento entró en el museo en 1973. El apoyo del Pardus es higroscópico como el anterior de cuadrícula de madera, tela y yeso, pero ofrece un estrato más homogéneo para el descanso del fragmento mural adherido y un peso general mucho menor.
Si el soporte de madera es más rígido y estable, ¿por qué el Pardus se encuentra en un estado de conservación peor?
El motivo se explica por la cantidad de cola cristalizada sobre la policromia.
Aunque el fragmento descansa adherido en un soporte más homogéneo, el problema principal radica en los restos de adhesivo que hay en superficie y que sirvió para arrancar la película pictórica. Así pues el estado de conservación malo del fragmento lo provoca la cola, independientemente del soporte rígido en el que reposa el fragmento.
La cola animal es un aglutinante proteico que puede ser uno de los enemigos principales de las pinturas murales. Es un adhesivo que ha sido utilizado desde la antigüedad y se continúa empleando actualmente. Es un producto muy seguro, siempre y cuando las condiciones climáticas permitan utilizarlo. Hay que ser cuidadoso en la preparación y el porcentaje que se necesita para la función que deba cumplir. En la pintura mural la cola orgánica no retirada en superficie cristaliza, se agrieta y, al contraerse, con la fuerza que hace hacia fuera se lleva la policromía. El grueso de este material y su penetración aplicada en caliente crea una piel que se adhiere a una policromía con pocas micras de espesor.
Los resultados de laboratorio obtenidos en muestras de Pardus y arquitectura, arranque en 1942, fueron esclarecedores: los materiales en superficie eran, básicamente, la cola animal y la cera. Los dos productos se utilizaron en el proceso de arranque o en la colocación en el nuevo soporte, o en ambos procesos.
Las conclusiones evidencian fundamentalmente que el grueso de cola se puede associar:
- a la complicada extracción del muro. La cantidad de adhesivo orgánico para realizar la extracción fue mayor que en el fragmento del Grifo
- a la difícil fijación del fragmento traspasado en el momento de colocarlo sobre el soporte rígido.
Restauración del Pardus con arquitectura
Intervención del año 1998
Hay documentación sobre una primera intervención en el museo en el año1998, pero las pruebas realizadas para retirar el pegamento dieron como resultado una pérdida importante de policromía original y, por tanto, se detuvo la intervención. Una decisión honesta, para evitar pérdida de información, que es habitual en conservación-restauración. Los avances posteriores a menudo permiten reanudar el proceso con más garantías.
Para esta prueba se ablandó el aglutinante proteico con una compresa durante 10 minutos y posteriormente se retiró mecánicamente con bisturí. Con una micro emulsión acrílica, Primal AC33, al 10% en agua destilada se hizo la fijación de la capa pictórica.
Intervención del año 2018
El proyecto AcercArlanza (L127-24/2018) que consistía en hacer reproducciones fotográficas de las pinturas del museo, resultó una excelente oportunidad para restaurar el conjunto de fragmentos y afrontar, detenidamente, la intervención del Pardus pesar de la complejidad que ofrecía.
Los estudios preliminares consistieron en la documentación gráfica -fotografías con luz visible, luz rasante, luz ultravioleta, de detalles, imágenes con microscopio de superficie- y el estudio de los materiales en el laboratorio. Realizada la investigación se inició la restauración a pesar de ser evidentes que algunas zonas de la policromía no se podrían recuperar.
El diagnóstico del estado de conservación de la obra no había cambiado: grietas y levantamientos provocados por la cola y reintegraciones cromáticas alteradas y bastante generalizadas. A pesar de la inevitable pérdida de pintura original era importante retirar al máximo la cola para mejorar el estado de conservación.
El proceso consistió en ablandar el adhesivo con gel de Agar agar y retirarlo mecánicamente con bisturí. La nivelación de las pérdidas se hizo con estuco de carbonato de calcio y cola animal al 6% y la reintegración cromática con acuarelas W & N a base de puntos. El color de la zona neutra sin restos de pintura se llevó a cabo salpicando con pincel.
Dos bestias, un modelo
El Grifo y el Pardus són un mismo modelo.
Es conocido como los artistas en general y tambien los muralistas se ayudaban de modelos y patrones para la realización y el encaje de sus figuras y composiciones. A simple vista, sin hacer ninguna superposición, ya queda clara la similitud de las figuras.
El Grifo (línea azul en la ilustración superior) nos muestra un animal con cuello y pico de áliga y cuerpo con zarpas de león; el Pardus (línea azul en la ilustración superior) tiene la misma forma de cuerpo y cola a pesar de que no tiene cabeza y no vemos el final de las patas. Un tratamiento digital nos ayuda a corroborar que se trata del mismo animal.
El Pardus es, solamente, unos 2cm mayor desde el inicio del cuello hasta la grupa. Mientras el Grifo parece una figura en movimiento, el Pardus, con las cuatro patas en el suelo, parece quieto. Al Grifo, alado, le vemos el cuello y la cabeza de águila, mientras que al Pardus no le vemos ninguno de los dos elementos.
Tres bestias, un modelo
¿Qué pasa si a las dos bestias del museo superponemos el cuerpo del León que se vendió en Nueva York? Pese a que mira hacia el otro lado, sólo lo tenemos que girar para hacer aún más evidente la utilización del mismo modelo. Del grifo y del pardus tenemos las medidas exactas. Sin tener las del león, la transformación a escala del animal nos muestra el mismo cuerpo. Las patas en el suelo y el movimiento de la cola del león son equivalentes al dibujo del pardus (ilustración inferior).
Actualmente, estas dos obras y el resto de fragmentos de Arlanza son un conjunto de piezas delicadas, pero estables. Han sido restauradas y se encuentran repartidas entre la sala permanente de arte románico y la reserva de grandes formato del museo.
Pese a que son dos obras que se encuentran en espacios diferentes del museo … ¿no tienes curiosidad por poder disfrutarlas?
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