En el museo acogemos continuamente estudiantes de postgrados y de máster, en prácticas. Hoy hemos invitado a David Fernández para explicar su experiencia investigadora, casi detectivesca, que ha permitido reconstruir el puzle de los fragmentos correspondientes a cuatro puertas procedentes de diferentes rincones de la ciudad.
David Fernández
Cuando Jordi Casanovas me propuso este proyecto como trabajo de mis prácticas, enseguida me pareció un gran reto.
Se trataba de localizar, a partir de unas fotografías, cuatro portaladas de piedra que llegaron a la institución cuando el Palacio Nacional se convirtió en museo. Estas se habían utilizado en la museografía como puertas de acceso a las diferentes salas del museo. Pero, con la remodelación posterior, se desmontaron y se depositaron de forma dispersa en la reserva sin dejar constancia exacta de la posición concreta de los diferentes fragmentos.
En los años 1991 y 1992 Géraldine Mallet realizó un inventario del fondo lapidario del Museu Nacional cuando se produjo el traslado de las más de 1.500 piezas de la antigua reserva de piedra a su actual emplazamiento (las reservas RS2 y RS3 de piedra y yeso). Mi primera tarea consistió en digitalizar este inventario para poder facilitar así la posterior búsqueda de las partes de las portaladas dentro de la reserva.
Fue al finalizar este proceso cuando me di cuenta de que algunas fichas de las piezas del fondo lapidario tenían, en vez del número de inventario, otro número anotado llamado “número rojo de desmontaje”. Esto hizo que me plantease si podía existir algún tipo de relación entre las piezas que tenían esa numeración.
Creé un documento intentando agrupar las diferentes piezas de este inventario según las posibles relaciones que podía haber entre ellas a partir de los números que se les asignaron cuando se desmontaron. Fue, pues, un proceso de constante deducción: todas las piezas que terminaban con un número y una letra, un número y un número o un número y un símbolo podían tener relación entre ellas.
A partir de las fotografías iniciales se comenzaron a crear las fichas de las diferentes puertas en las que, posteriormente, se introdujeron y señalaron tanto sus diferentes partes como toda la información que se iba obteniendo y descubriendo.
La puerta del siglo XV
La primera con la que se empezó fue una puerta del siglo xv, de autor anónimo y procedencia desconocida.
Durante el proceso de localización de esta primera puerta confirmé la relación entre los números de desmontaje. Deduje, a partir de algunas fichas del inventario, que todas las partes de la puerta tenían que acabar en X-1.
Por lo tanto, consulté el documento que había realizado con anterioridad donde se clasificaban las piezas que tenían número de desmontaje y seleccioné todas las piezas que tenían un número acabado en 1. Esto permitió deducir que este número de desmontaje se había asignado a la unión entre cada pieza, de izquierda a derecha y de arriba abajo.
Tan solo faltaba bajar a la reserva y acabar de localizar las piezas que no constaban en el inventario. Por suerte, en el caso de esta puerta, se encontraban todas en un mismo compacto.
Puerta de la iglesia de Sant Cristòfol
La segunda puerta que se localizó fue una portalada renacentista de la destruida capilla dedicada a san Cristóbal, que estaba situada en la calle Alt de Sant Pere, Barcelona.
Con esta puerta se llevó a cabo el mismo proceso que con la anterior. Pero, en este caso, los caracteres asignados durante el desmontaje de la puerta eran el de un número acompañado de la letra «A» (X-A). Y el sentido de la atribución de este número de desmontaje era de derecha a izquierda y de abajo a arriba.
Como se puede ver en el esquema adjunto, los materiales de esta puerta se encuentran más dispersos en la reserva que las del caso anterior, lo que hizo que se tuviesen de revisar todos los espacios. De momento, sólo hemos echado en falta las tres esferas que coronan la puerta
Puerta de la antigua Caixa d’Estalvis de la Diputació de Barcelona
La tercera portalada localizada fue el marco de una puerta que imitaba el estilo renacentista. Procede de la antigua Caixa d’Estalvis de la Diputació de Barcelona situada en el Palau de la Generalitat y fue el proyecto del arquitecto Joan Rubió i Bellver.
En este caso se presentó un gran obstáculo: durante el desmontaje de la puerta no se asignó ningún número, lo que implicó que desde el primer momento fuese necesario bajar a la reserva para comprobar cuáles eran las piezas que formaban la puerta y ver dónde se encontraban.
Pero una vez en la reserva surgió otro imprevisto: la puerta estaba muy fragmenta y dispersada por toda la reserva sin ningún tipo de orden. Esto dificultó la localización, identificación y posterior deducción de su colocación en la portalada. Se fueron buscando en los diferentes compactos las piezas que pudiesen formar parte de ella y se hicieron grupos en función de las similitudes con las diferentes partes de la puerta.
Compacto de la RS3 con fragmentos de la puerta de la antigua Caixa Estalvis de la Diputació de Barcelona
Además, se realizó un esquema/dibujo exponiendo aquellas partes no visibles en la fotografía que teníamos.
Ventanal de la antigua Casa Serrallonga
La última portalada, que es en realidad un ventanal, proviene de la antigua Casa Serrallonga, localizada en la desaparecida calle Baseya núm. 31 de Barcelona, derribada en 1909 con las obras de apertura de la Via Laietana.
En relación con el proceso de localización, cabe decir que la primera pieza de la puerta de la que se tuvo constancia fue el dintel, ya que era el único fragmento que constaba en el inventario lapidario del museo. También tenía número de desmontaje, cosa que facilitó la búsqueda del resto de piezas, ya que esto significaba que estas también lo tendrían. El número de desmontaje permitía, a su vez, descubrir su posición dentro de la portalada. Aun así, las dos bases de la puerta no se han podido localizar.
Etiquetaje
Por último, una vez que las partes de las diferentes puertas se tuvieron identificadas, localizadas e introducidas en las fichas del programa de gestión de colecciones del museo, se crearon etiquetas para cada una de ellas. Se hizo constar el número de inventario de la puerta asignado por el museo, el número establecido por Géraldine cuando creó el inventario inicial del fondo lapidario y el número de desmontaje.
One comment
Magnífica comunicació, aquesta que fa David Fernández.
Sospitava que la porta de la capella de St. Cristòfol era de Lleonard Bosch, atès que l’any 1570, en el contracte per fer l’església parroquial de St. Just Desvern(AHPNB Llorenç Sotalell, Ll 5, Manual any 1570), li posen com a condició que la porta sigui com la d’aquella capella, la qual cosa podria fer pressuposar tal autoria.
Em podrieu donar detalls del document que ho confirma?
Gràcies anticipades.
Juli Ochoa