Restauradores y también arquitectos, ingenieros, físicos y químicos, conservadores de colecciones, políticos, miembros de la Iglesia y gestores han participado en el último congreso sobre catedrales europeas que se celebra anualmente en Pisa y que, en esta cuarta edición, ha sido dedicado a la conservación del patrimonio pictórico. Organizado por la Opera della Primaziale Pisana, ha puesto énfasis en la pintura mural teniendo en cuenta, por un lado, el extraordinario patrimonio de pintura mural de todas las épocas conservado en Italia y, por otro, el proceso de restauración de los frescos del Camposanto de Pisa –una experiencia excepcional por su complejidad y alcance, que comentamos más adelante–. Los promotores del evento entienden así que la restauración es un acto crítico y un momento metodológico idóneo para el reconocimiento de la obra de arte en todas sus dimensiones, como ya escribía en los años 1950 el teórico más famoso de la disciplina, Cesare Brandi.
Experiencias presentadas (entre otras)
■ la restauración de los frescos de la basílica alta de Asís después del terremoto
■ la de los frescos de Luca Giordano del Escorial y la de los ángeles renacentistas de Francesco Pagano y Paolo de San Leocadio que se descubrieron bajo la bóveda barroca de la capilla mayor de la catedral de Valencia
■ las restauraciones de pintura en las catedrales de Florencia, Orvieto, Basilea, Estrasburgo, Colonia, Peteborough, Albi
■ la intervención en el ciclo de pinturas murales encontradas en la iglesia inferior de la catedral de Siena, que algunos ya llaman “el descubrimiento del siglo”
■ el conjunto pictórico de Giotto en la Santa Croce de Florencia
■ el modélico mantenimiento del célebre ciclo de la capilla degli Scrovegni de Padua
■ los cambios proyectados en el aire acondicionado y en la iluminación de la Capilla Sixtina
Únicamente hemos asistido dos museos invitados, el Museo Nacional de Belgrado (Serbia), que posee una colección importante de copias de frescos medievales, y el Museu Nacional d’Art de Catalunya, que conserva, desde inicios del siglo XX, conjuntos de pintura mural original de los siglos XI y XII.
La restauración de 1.500 m2 de superficie pictórica en el Camposanto de Pisa
Las conferencias sobre los distintos casos de estudio serán publicadas más adelante en forma de actas, como se ha hecho en ediciones anteriores, pero me gustaría destacar el trabajo realizado en Pisa en los cerca de 1.500 m2 de superficie pictórica del Camposanto, un monumento importantísimo y muy poco conocido por un turismo que se apresura en hacerse una foto junto a la popular torre inclinada y que raramente visita, a escasa distancia, el inmenso claustro gótico de mármol. El Camposanto se dedicó originalmente al culto de los muertos y en el siglo XIX se convirtió en uno de los primeros museos públicos de Europa. Sus galerías estaban repletas de sepulturas y mausoleos con esculturas de diferentes épocas y los muros interiores estaban decorados por frescos del Trecento y del Quatrocento, de pintores como Buonamico Buffalmacco, Andrea Bonaiuti, Antonio Veneziano, Spinello Aretino, Taddeo Gaddi, Piero di Puccio y Benozzo Gozzoli.
Hacia el final de la Segunda Guerra Mundial, en el verano de 1944, una granada cayó en el claustro y desencadenó un incendio que duró tres días. Como resultado se produjo el derrumbe del techo que deterioró irreversiblemente las pinturas de los muros. Pocos años después, los restos que quedaban se arrancaron, se transfirieron a un nuevo soporte y se limpiaron para volverlos a colocar en las paredes con el techo reconstruido. En la posguerra era difícil encontrar algunos materiales y como soporte rígido para las pinturas se utilizó fibrocemento que contenía amianto, un producto que después se ha demostrado que es cancerígeno.
Hasta 2008 no se inició el macroproyecto actual de restauración que tiene prevista su finalización en 2016 y que ha comportado un nuevo arrancamiento de los frescos para eliminar y sustituir tanto el soporte existente como el adhesivo que fijaba la pintura. Para esta operación se han utilizado microorganismos, concretamente unas bacterias “adiestradas” para eliminar una sustancia determinada, en este caso el caseinato cálcico que ya no tenía poder adhesivo. El proceso de restauración ha sido complejo, repleto de innovaciones y ejemplar por su metodología interdisciplinaria, que ha movilizado a multitud de profesionales de los ámbitos técnico, científico y humanístico, y que ha sido seguido de cerca internacionalmente en el terreno del patrimonio cultural.
En 2010, el Museu Nacional invitó a algunos de sus protagonistas a Barcelona para que explicasen su caso a otros profesionales en un seminario y, ahora, los pisanos quieren conocer de cerca la experiencia catalana: la de unas pinturas arrancadas y traspasadas también con caseinato cálcico en las que no ha sido urgente intervenir de forma tan drástica por el hecho de haber sido conservadas en un museo.
Conclusión
A lo largo del congreso se manifestó la preocupación por la disminución de recursos tanto económicos como humanos y, en el caso italiano, la rigidez política en materia de contratación y por la falta de autonomía para decidir los temas de estudio e investigación. Todos expresaron de una forma u otra las dificultades y la responsabilidad que suponen las intervenciones de restauración para los profesionales y la necesidad de compartir y discutir resultados de manera colectiva y abierta, para mejorar y enriquecer las nuevas propuestas.
Italia ha sabido proteger su trabajo de conservación-restauración y lo ha podido exportar magistralmente a todo el mundo, con lo que ha obtenido una reputación, influencia y prestigio merecidos. En este campo aun tenemos mucho que aprender de Italia.
Enlaces relacionados
Il restauro del Camposanto monumentale di Pisa danneggiato durante la seconda guerra mondiale (PDF)
Conservació preventiva i restauració