Juan Antonio Herráez
Durante la semana del 7 al 11 de octubre, por las instalaciones del museo podías encontrarte a muchos conservadores-restauradores sin bata. Se celebraba el curso El Plan de Conservación Preventiva en los museos, organizado por el CRAC (Conservadors-Restauradors Associats de Catalunya), que contó con la colaboración del propio Museu Nacional d’Art de Catalunya y el IPCE (Instituto del Patrimonio Cultural de España), así como también de la Diputación de Barcelona. Para la preparación y desarrollo del curso, también contamos con la colaboración de Ruth Bagán y Benoit de Tapol, técnicos en conservación preventiva del museo.
Con la organización de esta actividad formativa, la voluntad ha sido difundir la prevención como prioridad estratégica para la protección del patrimonio cultural, en un contexto, el actual, que muestra que la conservación preventiva es un elemento clave para su preservación. Tanto es así, que el propio Museu Nacional ha integrado en su Estrategia y Plan de Acción 2019-2022/2029 la elaboración de su Plan de Conservación Preventiva, y que el Plan de Museos de Cataluña está desarrollando los puntos referentes a esta disciplina.
El curso, en el que participaron treinta conservadores-restauradores, ha tenido un carácter eminentemente práctico. El objetivo ha sido aplicar el modelo metodológico desarrollado por el IPCE, con el Plan de Conservación Preventiva como herramienta de gestión, alrededor de la cual se articula la estrategia de conservación de las colecciones de una institución a corto, medio y largo plazo.
En su planteamiento, el plan busca hacer compatibles el uso de las colecciones con su conservación y facilitar el acceso a estas con el menor riesgo posible, todo ello mediante la programación de esfuerzos continuados en el tiempo y sacando el máximo provecho de los recursos disponibles. De esta manera, integra los principios de sostenibilidad, optimización de recursos y accesibilidad a la estrategia de conservación.
Una vez presentado el modelo metodológico, se buscaba dar un enfoque práctico al curso, de manera que los treinta asistentes pudieran poner en práctica los conocimientos teóricos obtenidos. Para ello, se seleccionaron tres espacios del museo: una sala de reserva, una parte de la exposición permanente y un último espacio –actualmente cerrado al público– para estudiar su viabilidad como sala de exposiciones. Para poder desarrollar esta parte práctica fue fundamental la información proporcionada por los diferentes departamentos del museo, en especial por el Área de Infraestructuras y Servicios Generales.
Después de la exposición teórica del método de trabajo, los participantes trabajaron intensamente durante cuatro días, para digerir la documentación recibida y abordar las diversas fases de ejecución de un Plan de Conservación Preventiva, exponiendo y debatiendo los resultados obtenidos de cada fase.
En la última sesión, los grupos de trabajo expusieron sus resultados finales, analizando los riesgos para las colecciones y proponiendo acciones y protocolos de actuación para el control de las amenazas identificadas en cada uno de los tres espacios seleccionados para las prácticas.
Con esta estructura de curso se ha tratado alcanzar el objetivo principal del mismo, trabajando de forma práctica conforme a una metodología determinada y en una dinámica de trabajo en equipo, indispensable para el desarrollo y la implantación de una estrategia de conservación preventiva en cualquier institución museística. La respuesta de los asistentes ha sido entusiasta y muy participativa, así que los resultados han sido muy provechosos para todos.
Juan Antonio Herráez
Responsable del Departamento de Conservación Preventiva del Instituto del Patrimonio Cultural de España (IPCE).