Un apostolado huérfano. Pinturas murales de Sant Pere del Burgal/2

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Paz Marquès

La restauradora Paz Marquès realiza la reintegración cromática

El fragmento de pintura mural de Sant Pere del Burgal actualmente se halla en proceso de restauración. En diferentes períodos se iniciaron los estudios necesarios para intervenir en él, pero sus dimensiones, así como la restauración de otras obras de pintura mural, lo habían ido posponiendo. Hace años que trabajamos en ello y hemos ido profundizando en aspectos tales como su ubicación con respecto al ábside, la naturaleza de los pigmentos, los materiales que aparecen en superficie… siempre con la idea de poder añadir este gran fragmento a la sala de exposición, tal y como mencionamos en el artículo anterior.

Estado de conservación

Traspaso: Las telas de traspaso colocadas en 1964 con caseinato cálcico como adhesivo fueron intervenidas en los años 1998-1999 a causa del mal estado de las telas y del adhesivo. Después de proteger la policromía con gasa y alcohol polivinílico, se retiraron mecánicamente las telas de traspaso y la caseína utilizada. Posteriormente, se incorporaron dos nuevas telas de algodón, preparadas con un nuevo caseinato cálcico.

Capa de preparación: El mortero original está formado por cal y arena de granulometría bastante gruesa y el estrato  de preparación que se conserva es una capa muy delgada, como normalmente ocurre en los arrancamientos a strappo. Se observan varios tipos de lagunas  con estucados, de composición variada, aplicados en las diferentes intervenciones puntuales que la obra ha sufrido desde su arrancamiento.

Fotografía del mortero original realizada con el microscopio de superficie Motic durante la intervención (30 aumentos)

Capa pictórica: El estrato pictórico está compuesto por los colores amarillo (goethita), rojo (hematites) y negro (carbón), aplicados al fresco.  Asimismo, se observan pinceladas blancas utilizadas como decoración final. Tanto el color verde como el gris son mezclas de los colores principales: el verde es una mezcla entre el amarillo y el negro, y el gris entre el blanco y el negro. El estrato pictórico, con lagunas importantes y zonas en las que el color se presenta exfoliado, es producto del arrancamiento, de los materiales depositados en superficie y de la caseína que aflora por encima de la policromía. Estos factores dificultan la lectura del conjunto.

Materiales en superficie: En la superficie de la obra hallamos restos de diferentes materiales, procedentes tanto de antes del arrancamiento, como producto del proceso de extracción del muro, a los que se añaden materiales depositados en las diferentes intervenciones puntuales. El material en superficie más significativo es la cal aplicada encima de la capa pictórica antes del arrancamiento. Fruto de las diferentes intervenciones observamos materiales de consolidación, como la cera (en superficie y en el interior integrada en el estrato pictórico), o de protección, como por ejemplo el alcohol polivinílico. El alcohol polivinílico aparece en toda el área superficial de manera muy homogénea, con restos de tela utilizados como estrato de protección durante la intervención de 1998-1999.

Estudios preliminares

En 1996, el químico del museo, Antoni Morer, extrajo muestras de la policromía del ábside y publicó los resultados de los análisis realizados, conjuntamente con Manuel Font-Altaba, en el Boletín del Museu Nacional d’Art de Catalunya.  Las analíticas corroboraron que la pintura mural estaba hecha al fresco, con pigmentos como el hematites (rojo), la goethita (amarillo), el negro carbón y el verde, mezcla de la aerinita y la goethita. La aerinita es, en general, el azul utilizado en la pintura románica catalana y también en Sant Pere del Burgal. Era un pigmento que se obtenía de un mineral que se hallaba en el Pirineo y era económico.

En el ábside del Burgal, sin embargo, destaca otro tipo de azul: la azurita, utilizada para policromar las llaves que lleva san Pedro en la mano. Este azul es también un pigmento utilizado durante la antigüedad, pero su obtención no era geográficamente tan cercana y, en consecuencia, era más caro. El problema de la azurita, pero, es que, encima de una superficie preparada al fresco, se altera en contacto con la preparación a la cal. El artista la utilizó para realizar un elemento simbólico importante: las llaves del reino, pero se ha perdido mayoritariamente. Cabe deducir, pues, que este azul  de las llaves de san Pedro se debía aplicar al seco y no al fresco.

Combinación de plano y otros resultados, Paz Marquès

En 2002 se corroboraron, con micromuestras del fragmento que estamos restaurando, que los pigmentos obtenidos se correspondían a los mismos colores del ábside (1996).

En el año 2009 se hizo una composición con los diferentes calcos (ábside, santos del arco y fragmento) para asegurarnos el ensamblaje correcto entre todos ellos antes de realizar la intervención del fragmento.

Comprobación del encaje de las pinturas del ábside del Burgal y el nuevo fragmento (2009)

El análisis orgánico de materiales en superficie confirmó la presencia de adhesivo vinílico mezclado con otros compuestos no identificados, la caseína producto de los traspasos, la cera utilizada como consolidante o el alcohol polivinílico usado en la protección de la superficie.

El estudio de las fibras de las telas de traspaso confirmó que se trataba de telas de algodón.

Los morteros añadidos en intervenciones anteriores (zonas de pérdidas de policromía original o zonas ya inexistentes in situ) son de diferente naturaleza, a menudo pisan la policromía original y fueron aplicados con un grosor mayor al de la policromía. Son composiciones de carbonato cálcico, mezcla de carbonato cálcico y caseína; pigmento y caseína, y carbonato cálcico y resinas vinílicas.

En 2010 se llevaron a cabo las primeras pruebas de limpieza para tratar de liberar capa pictórica de los materiales añadidos en superficie, tarea difícil teniendo en cuenta que algunos de estos materiales ya habían pasado a formar parte de la policromía y de la preparación.

En el año 2014, la bióloga  M. Àngels Calvo, del Laboratorio de Microbiología Aplicada y Medioambiental de la UAB (Universitat Autònoma de Barcelona), llevó a cabo un estudio microbiológico de las pinturas. Después de la incubación de las muestras en las condiciones adecuadas para cada tipo de cultivo, se demostró que no existía un crecimiento microbiológico representativo. Las pinturas tenían que continuar bajo los parámetros climáticos pautados por el departamento de conservación preventiva del museo (22ºC de temperatura con una horquilla de +3-3ºC durante los meses de más calor y unos 20ºC durante los meses más fríos, y una humedad anual de 58% con una horquilla de +5-5%). Estas condiciones del entorno ambiental se han establecido  para conseguir conciliar las necesidades de las obras del fondo de la colección permanente y reservas, el confort humano y el ahorro energético.

Detalle del fragmento en proceso de restauración

¡Ya tenemos ganas de verlo en la sala de exposición!

Enlaces relacionados

Butlletí del Museu Nacional d’Art de Catalunya, I, 1, 1993, p. 74, 87 i 107-115 (pdf)
La aerinita como pigmento azul (pdf)

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Restauració pintura mural

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